² 𝐖𝐈𝐂𝐊𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓

xiv. when the truth hunts

—Abuela... —su voz se cortó tan pronto vio a la joven Alfa en su entrada a la cabaña. Alexandra miró en su dirección al igual que Mary, la sorpresa no cabía en la mujer lobo. Se había preguntado que había sucedido con él más ninguna respuesta había podido encontrar, prácticamente se había desvaneció de la faz de la tierra para cuando ella regresó de su cautiverio. El enfrentar a Nathaniel Labonair había quedado como un ítem sin marcar.

—Alexandra...

—Iré a buscar a mi hermana. —interrumpió. No dejaría que hablara, en ese momento la molestia en ella nació, más no tenía tiempo que perder en un ser del grado tan bajo al cual consideraba a Nathaniel. Después de descubrir las intenciones del lobo por boca de la propia Hayley, solo la decepción era la palabra con la cual podía describir su relación para con él.

La joven Alfa salió de la cabaña con rapidez topándose en su salida con alguien que le alegraba de ver en aquel momento. Por su parte, Jackson Kenner estaba sorprendido en que la joven estuviera ahí más no le tomó mucho en armar los puntos que le explicarán la razón de porque se hallaba allí.

—¿Dónde está Hayley? —interrogó con el ceño fruncido al notar que se encontraba solo, por lo informado por Mary, la joven comprendía que su hermana estaba en compañía del Alfa. Aunque ahora, eso parecía ser erróneo. Jackson inhaló con fuerza para cuando vio a la persona que se encontraba saliendo de la cabaña, Nathaniel se detuvo en el porche al verlo. Ahí fue cuando el joven Kenner entendió lo sucedido, del porque en el rostro de la loba se notaba incomodidad.

—Ven, te llevaré a ella —contestó. Alexandra vio hacía atrás que era la dirección a donde Jackson veía para luego volver hacía él, no le tomó mucho más cuando decidió caminar en su dirección. Minutos después ambos se alejaron de la cabaña al adentrarse en el bosque frente a ellos. Una vez lo suficientemente adentrados, el lobo miró a su futura cuñada notando como su paso era rápido y decidido, sin olvidar la expresión de incomodidad en su rostro —. En realidad no sé donde está ella, Klaus se apareció más temprano en el lago y se la llevó, solo imaginé que querrías alejarte de ahí. —informó. Alexandra se fue deteniendo para mirarlo con sorpresa.

—Eso no es por lo cual estoy aquí —evadió. El tema de Nathaniel no era su tema favorito de confrontar, sin embargo, sabía que pronto lo tendría que hacer —. Hayley me llamó, pero lo que no entiendo es que tiene que ver Klaus en todo esto. —dijo a lo que Jackson asintió con suavidad. Sabía que algo que bien caracterizaba a las Labonair era su problema para expresarse, preferían cerrarse, lidiar con sus demonios por sus propios medios. Y aunque él no estuviera de acuerdo, no podía hacer otra cosa que ser paciente ante aquella realización.

—Hayley me esconde algo —soltó de golpe. Alexandra frunció el entrecejo —. Una de las partes que incluye el ritual es revelar nuestros secretos para poder lograr la unión de la mente —explicó. De igual manera se veía nervioso, más lo joven no pudo descubrir exactamente por qué —. Cuando se enteró de eso, debiste ver la expresión en su rostro. Estaba aterrada. —agregó. La joven lobo pronto entendió de que iba todo aquello, la culpa inmediatamente la golpeo en el rostro. Su hermana no era la única que le escondía algo al joven Kenner.

—Jack...

Por el rostro de la lobo, Jackson Kenner supo que había algo que saber, algo dentro de él le dijo que parecía el mejor secreto guardado de la historia más eso no quitaba el hecho de que no solo era Hayley la que no confiaba en él, su Alfa tampoco lo hacía.

—¿Entonces si hay algo que deba saber? —interrogó con incredulidad en su tono de voz. Le era increíble ver que al final de cuentas ellas no sentían la misma confianza que él expresaba hacía ellas. Bajo la mirada, ahí fue cuando Alexandra conoció la decepción. La convivencia con el lobo le había llevado a comprender de que él era un hombre que daba sin esperar nada a cambio, y ellas por su parte, no podían retribuirle con el simple hecho de confiar en él.