𝐂𝐀𝐏 𝟑𝟎

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—Hyunnie~

El apodo estremeció hasta el más recóndito rincón de Jung, quien tuvo que inhalar hondo para despegar los ojos de las largas extremidades y centrarse en el rostro —sonrosado— de DoYoung, desplazando la sensación sofocante a un lado. Observó ensimismado la manera en que sus labios llamativos se entreabrieron.

—No me mires así —musitó el pelinegro. JaeHyun sabía que estaba refiriéndose a su estudio exhaustivo, pero se mordió la lengua y fingió no entender ni jota de lo que hablaba.

—¿"Así" como? —preguntó con vacilación, fingiendo inocencia. El muy bobo. Esperaba que al menos DoYoung no se atreviera a exhibirlo en voz alta, cuando lo único que causaría con ello, sería hacer las cosas incómodas.

Sin embargo, el pelinegro no le iba guardar sus descubrimientos, no cuando era una mina de oro —y tenía un poco de alcohol corriendo en la sangre—. Por lo que debió suponer que sería malo, cuando ladeó la cabeza delicadamente y sus dientes atraparon su labio inferior.

—Como si quisieras comerme.

La mano de JaeHyun soltó la pantorrilla del contrario casi como si fuese veneno.

¿Comerlo?, pensó aturdido, dando un par de pasos hacia atrás. No, pero ni loco, somos amigos, habría dicho su parte sensata, si estuviera despierta.

¿Desde cuándo DoYoung era tan descarado? ¿Desde que se había bebido un par de vasos de alcohol? No. Aún podía ver, bajo la fina capa de desvergüenza, la ternura endulzada, palpable en el sonrojo de sus pómulos y en los sutiles temblores de sus brazos. Como si sus propias palabras le diesen nervios.

Era una combinación que habría enloquecido a cualquiera, y JaeHyun no era la excepción.

—Hyunnie —le llamó DoYoung con un lindo puchero. La entrepierna de Jung resintió el apodo. Ah, ¿dónde está Jeffrey cuando lo necesitas?—. ¿De verdad me besaste en la noria para distraerme?

No tenía ni la menor idea de dónde provenía esa pregunta, pero fue lo suficientemente precisa como para robarle el aliento. ¿Se había dado cuenta? De que su intención en la noria había sido lejos una muy distinta a la excusa barata que proporcionó. Para su martirio, en esta oportunidad, no había una salida, no una convincente.

—No —admitió, con el poco valor que había recaudado—. Yo... quería besarte.

Siempre quiero besarte.

Pero no lo diría, no cuando aún tenía chance de salvar la amistad que habían establecido, si se retractaba.

No obstante, la respuesta pareció fascinarle a DoYoung.

—A-ah... Yo... —titubeó. Estaba todo rojito y JaeHyun quería pincharle las mejillas—. Yo también. Digo...

La palabra suspendió en el aire y JaeHyun parpadeó, dejando las ideas de apretujarle los cachetes sonrosados de lado, para enfocarse en lo que DoYoung había dicho, lo que implicaba.

Y luego, sin aliento.— ¿También querías besarme?

—S-sí —dijo todo tímido. El castaño había olvidado cómo respirar y DoYoung no le dió siquiera un segundo para recuperarse—. ¿P-podríamos hacerlo de nuevo?

—¿Ha-Ha-Hacer qué de nuevo? —se sentía estúpido y torpe. DoYoung estaba diciendo toda clase de cosas, sin un filtro de sobriedad que lo manejase, y el autocontrol del castaño iba desvaneciéndose peligrosamente rápido.

DoYoung se removió en la cama y procuró evadir la mirada de JaeHyun cuando señaló sus propios labios con su dedos índice.

—B-beso —susurró.

'RENT A BOYFRIEND' ─JAEDO Where stories live. Discover now