𝐂𝐀𝐏 𝟑𝟎

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—Buenas noches —dijo en voz bajita. La mente de JaeHyun se vació bajo el toque tierno y la voz aterciopelada, y DoYoung procedió a retirarse rápidamente en dirección al dormitorio.

El sonido de la puerta cerrándose fue la señal para que JaeHyun se desplomara en el sofá.

Ah, por el noveno infierno, Kim DoYoung realmente iba a matarlo. Los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos y la taquicardia parecía ser un desenlace inminente, si no moría por un coma diabético causado por la dulzura del pelinegro primero.

No entendía muy bien que estaba pasando, ni por qué. Pero DoYoung se comportaba diferente, al menos durante los últimos días. La actitud mordaz a la que se había acostumbrado, se había estado suavizando en magnitud, transformándose lentamente en miradas de cachorrito, acciones adorables y sonrojo incomprensibles para JaeHyun.

Estaba confiado de que podría soportarlo por mucho tiempo. No. Se derretiría físicamente si el pelinegro volvía a hacer algo así, que alteraba su sistema y lo convertía un lío andante. Porque no bastaba lo mucho que lo descolocada antes de ello, ahora era aún peor.

Deciendo que lo mejor para dejar de dejar vueltas al asunto sería echarse a dormir, estiró la manta que yacía en el respaldo del sofá y la situó sobre su cuerpo.

Desgraciadamente cada vez que cerraba los ojos, podía verle.

A DoYoung.

Podía verle deslizando su cuerpo agotado entre las tersas sábanas. Podía verle moldeando su figura tentadora en el colchón. Podía verle descansar su cabeza en la almohada, con las hebras finas desparramándose en la superficie.

Podía verle suspirando con los labios rojos y mordisqueados.

Y a la mañana siguiente la cama olería a él, a su esencia, embriagante al que se empezaba a hacer adicto. El aroma que era más fuerte en la curva de su cuello, esa curva de piel limpia y sensible que su boca perfectamente podía...

Abrió los ojos de golpe.

Esto de dormir no estaba funcionando.

Se levantó del sofá, trotando descalzo hacia la cocina para servirse un vaso de agua, fría, con hielo. Quizá le ayudaba a calmarse, a él y a su emocionado "amigo" que reaccionaba con la mínima psíquica estimulación, lo que resultaba extremadamente vergonzoso.

Bebió el vaso de seco y sopesó rellenarlo, más un ruido proveniente del dormitorio lo sobresaltó. Un golpe y luego un chillido que hizo a JaeHyun volar a través del corredor, hasta alcanzar el pomo de la puerta.

Un DoYoung encorvado en el suelo esperaba al otro lado del umbral.

—Ay, ay —lloriqueó, sobándose el pie antes de percatarse de la presencia de JaeHyun. Los ojitos ahumados se alzaron hacia él—. M-me pegué en el dedo chiquito.

El aire fluyó de nuevo hacia los pulmones de JaeHyun.— El susto que me has dado.

Lo ayudó a incorporarse y asentarse en la cama —recién notando que sus pantalones no estaban cubriendo sus piernas—, para revisar si no se había hecho daño. Con la mano sosteniendo a la pantorrilla de DoYoung, se dedicó a darle una ligera inspección, a la vez que un sentimiento sofocante se hacía cargo.

La palma de la mano le cosquilleaba.

¿El resto de su pierna sería igual de suave?

¿Y la cara interna de sus muslos?

¿Y sus caderas?

¿Y su cintura?

No sé aprovecharía por averiguar. Era puramente por la ciencia. La ciencia de saber si DoYoung era tan jodidamente delicioso de tocar como parecía, o si tan sólo estaba delirando por el poco oxígeno que le llegaba al cerebro. Tragó saliva con la mirada intensa recorriendo las piernas de DoYoung sin poder frenarse y un suspiro abandonó la boca del pelinegro cuando lo notó.

'RENT A BOYFRIEND' ─JAEDO Where stories live. Discover now