en la intimidad

En la intimidad…

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Cierto azabache ojinegro entraba a su casa con una notoria cara de molestia en su rostro.

¿Motivo?...:

Había discutido con un ''amigo´´ con el cual había creado una empresa desde hacía ya unos meses.

Madara bufó con enojo, adentrándose en su hogar, encendiendo las luces de la sala, bufando de nueva cuenta mientras comenzaba a caminar con pesadez hacia la planta alta, momento en el que las luces se apagaron.

"¿Ahora qué?" pensó con hartazgo el Uchiha, bajando las escaleras que llevaba, y yendo a la ventana de la sala, notando que la luz faltaba tanto en su casa como en las residencias cercanas, por lo que bufó por milésima vez en el día y fue a la cocina, tomando un candelabro junto con unos fósforos, subiendo las escaleras caminando con dirección a su habitación, pasando por la de su hermano menor.

El azabache suspiró un poco al notar que la puerta de la habitación de su otouto estaba abierta y el lugar vacío.

"Ese niño" pensó con más molestia; hacía unos meses que su hermanito se había vuelto algo desobligado y hacía lo que le venía en gana. Se iba por horas y no le avisaba en donde estaba. Ah pero le iba a poner su alto antes de perder el control de la situación.

Tan ensimismado estaba Madara, que no notó que alguien entró a su casa…

Llegó a su habitación y luego de mover el apagador para dejar las luces encendidas y así notar cuando llegara la luz, encendió el candelabro, colocándolo en su mueble de noche, suspirando un poco y yendo a pararse a la ventana, observando el paisaje de casas lujosas que había a su alrededor, y un poco más lejos se alcanzaba a divisar la punta de un esplendoroso edificio el cual era la empresa que había creado con su ''Amigo/Rival´´.

Los pensamientos del ojinegro fueron cortados por unos brazos que se enredaron en su cintura, abrazándole por la espalda, y acariciándole el estómago.

El Uchiha cerró los ojos con un aire de enojo.

-Suéltame y lárgate de aquí- exigió fuertemente el azabache, sintiendo en seguida unos besos en su cuello.

-Ay… Madara no seas así, solo tuvimos una pequeña discusión de trabajo- dijo cierto hombre de largos cabellos café obscuros y ojos marrones, que era quien abrazaba al ojinegro.

-Eso no tiene nada que ver. Simple y llanamente, te quiero lejos de mí y de mi casa- respondió con naturalidad Madara, abriendo los ojos y mirando de reojo a su ''compañero´´ de trabajo, viéndole con odio y enfado.

-Las noches anteriores habías dicho lo mismo, y eso no evitó que te hiciera el amor- burló Hashirama, bajando una de sus mano y apretando el miembro del Uchiha por sobre la ropa.

El azabache se mordió la lengua, evitando un gemido y mirando mal al otro.

-Quítame las manos de encima, no somos novios ni nada por el estilo como para que vengas aquí a hacer esto. Así que largo…- dijo con rabia el ojinegro, removiéndose un poco.