Deux

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Marsella, Francia
Camille

El ruido de la alarma sonó haciéndome despertar, justo a tiempo para no llegar tarde al trabajo esta vez.

Me levanté de mi cómoda cama para dirigirme a la ducha.
Después de bañarme, me cambié y bajé a desayunar un licuado. Luego de eso volví a subir, me lavé los dientes, tomé mi teléfono, mis llaves y salí de la casa.

Tal parece que debo acostumbrarme a esta rutina de fin de semana.

Tomé el mismo camino de ayer, con la diferencia que iba caminando más tranquilamente, pues aún tenía tiempo de sobra.

Finalmente llegué a la boutique en donde Amelie me recibió notablemente alegre. Me dirigí hacia Isabelle para hablar antes de que nuestros turnos comenzaran.

-Bonne journeé mademoiselle.-dije marcando más mi acento francés.

-Buen día, Camille.-dijo ella con una sonrisa.

Compartimos algunas palabras y después nos dirigimos a nuestros puestos asignados, pues el horario de trabajo había comenzado.

Timotheé

Me desperté cegándome con los rayos del sol que entraban por la ventana. Debí haberla cerrado bien, ahora solo veo manchas negras.

Me levanté de la cama maldiciendo al sol y me dirigí a la ducha.
Me bañé rápidamente, me cambié y luego bajé.

Me acerqué hacia la puerta un tanto feliz, sintiéndome libre de salir a recorrer Marsella.

-¿A dónde crees que vas, muchachito?.-y la felicidad solo duró quince segundos.

Me volteé para encontrarme con mi madre viéndome interrogante.

-Saldré a conocer Marsella-contesté

-No, hoy no. Tú abuela invitó a sus amigos a la casa para que conozcan a sus nietos, revise tu maleta y solo traes ropa informal. Así que desayunaremos y después iremos Pauline, tú y yo de compras

-Pero...

-He dicho.-dijo interrumpiéndome.

Me alejé de la puerta para después adentrarme al comedor, en dónde encontré a Pauline, mi padre y mis abuelos desayunando.

Camille

El día de hoy la tienda había estado tranquilo, no habían muchos clientes que atender y por ahora solo me encontraba reacomodando la ropa.

Escuché como la campana de la tienda, que avisa que alguien nuevo llegó, sonó.
Ya que estaba disponible, me acerqué de inmediato a la señorita que acababa de entrar.

-Bienvenue! Comment puis-je t' aider?.-saludé

-Oh, lo siento, no soy muy buena en el francés.-dijo la castaña.

-No hay problema, entonces bienvenida seas.-dije dedicándole una sonrisa.

-Si, muchas gracias.

La campana volvió a sonar, esta vez era una señora rubia, altura media, acompañada de un joven alto, delgado y apuesto.

-Bienvenue!-repetí

-Gracias.-dijo la señora regalándome una sonrisa.

Después de unos cuantos minutos de que los clientes vieran la ropa, me acerqué para ver en qué podía ayudarlos.

-¿Hay algo en lo que pueda ayudarles?.-pregunté

-Si, señorita. Quisiera saber si tiene este suéter en talla mediana.-dijo la señora enseñándome un suéter un tanto anticuado.

-Claro, lo tenemos en bodega.-le respondí

-No madre, no me harás ponerme esa cosa.-dijo el joven susurrando

Quise reírme de aquella situación, pues a pesar de que solo es mi segundo día trabajando, he vivido situaciones parecidas en las que mi madre quiere obligarme a usar cosas que no me gustan. Y si, me resulta muy gracioso verlo en tercera persona.

-Espero no importunar, pero me parece que en realidad es la única talla que queda.-dije fingiendo pena.

Si, estaba persuadiendo a un cliente de que compre un producto, pero me pongo en los zapatos del chico y es algo agobiante.

Una sonrisa burlona y de victoria se asomó en la cara del chico.

-¡Qué pena!. Ahora debemos comprar el suéter cool y sencillo que vi en el pasillo cuatro.-dijo el exagerando su actuación de tristeza.

-Esta vez te sales con la tuya, pero no significa que lo harás siempre.-dijo su madre casi amenazandolo con la mirada.-muchas gracias de todas maneras, señorita.

-Por nada.-dije yo

La que supongo es una familia, siguió recorriendo la boutique.
Al final el chico apuesto y rizado se salió con la suya y terminó comprando un lindo suéter juvenil, mientras que la señorita castaña solo se compró una sencilla pero linda blusa.

Si, me gusta observar.

BAD IDEA (Editando)Where stories live. Discover now