- II. Thomas -

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Song in multimedia: Hall of Fame - The Script

-Felicidades jefe, debería tomarse un descanso después del trabajo de hoy. -Dijo uno de sus colegas de trabajo al salir de la oficina.

-Sí gracias. -Murmuró al ver el salón vació.

Tomó su maleta de gimnasia para irse a dar una merecida recompensa y empezar con la rutina que no pudo hacer a mediodía.

Daba incontrolables golpes al saco de boxeo, mentalizándose a los malnacidos que había capturado. Se detuvo quitándose los guantes al escuchar su teléfono sonar junto con la voz de su padre, diciéndole que lo esperaba de vuelta en casa acompañado de su familia; a lo que le respondió que esta noche lo recibirían con los brazos abiertos y no con golpes. Ambos rieron y suspiraron al mismo tiempo, escuchando el consejo de su padre que no se sumiera mucho en su trabajo para no perder a su familia. El hombre asintió diciéndole que lo quería y colgó. Suspiró yendo a darse una corta ducha para salir a cambiarse y volver a su oficina.

Tomó el teléfono para marcarle a su esposa y decirle que fuera empacando lo necesario por el viaje a Illinois, a lo que ésta le respondió que lo haría después de recoger a su hija del jardín infantil.

♡♡♡♡♡

El hombre llegó a casa primero que su esposa y entró disparado al segundo piso. Caminó hacia la habitación, tomando las valijas para echar la ropa necesaria. Buscó sus implementos de limpieza llevándolos en el hueco que correspondía.

-Cariño, ya llegamos. ¿Thomas?

-Arriba. Estoy terminando de empacar. Ahora bajo.

-OK... -Miró a su hija, bajándola de su regazo-. ¿Quieres que te ayude en algo?

-No gracias. Bueno sí.

-¿En qué cielo?

«El divorcio» -pensó-. -A empacar las cosas de Stella.

-Está bien cielo.

Se sentía una mierda con su matrimonio. Ya llevaban varios años casados, pero nunca se había puesto a pensar en la diferencia que había entre cuando se conocieron y la que tenía ahora. Una vida con o sin hijos, Thomas se sentía agotado con tanto ajetreo de a veces tener que combinar su vida profesional de la personal. El sólo pensar de las veces que estaban juntos en misiones y que pudiesen terminar lastimados e ir directo al hospital le hacía querer vomitar; temía por su esposa e hija, y más por sus hermanos y padre. Quería protegerlos de toda maldad que hubiese allá afuera, pero sabía que era imposible porque era uno contra millones. En toda su vida de trabajo jamás había hablado de sus problemas con un especialista y menos con su familia; de vez en cuando con su padre porque ambos eran expertos en el tema, pero temía que se le fuera de las manos y darle un infarto al viejo. Extrañaba un chingo a su madre. Maldito cáncer que acabó con la felicidad de él, sus hermanos y su padre. Tuvo una infancia bonita, sí, pero quería a su madre a su lado para aconsejarle y abrazarle fuertemente en los momentos más difíciles de su vida. Se culpaba de que ella se hubiese ido, que hubiera sido él quien se fuera y no su madre.

Suspiró y secó sus lágrimas cuando escuchó la voz de su esposa hablándole a la bebé. Se levantó y revisó una vez más que se podía llevar a la que una vez había sido su casa. Su hogar. Un hogar lleno de amor, golpes por parte de sus hermanos, risas y lindos recuerdos. Sacó al pasillo las maletas ya hechas quedándose recostado en el marco de la puerta de la bebé mirando a sus dos chicas favoritas.

-Así es amor, nos vamos a ver al abuelo. -Dijo la mujer imitando a Minnie Mouse.

-Le gusta cuando imitas a su personaje favorito. -Respondió sonriente el hombre.

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⏰ Última atualização: Nov 19, 2022 ⏰

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