Capítulo once: David

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Oscuridad. Esa palabra era la que más encajaba con los recuerdos que Dafne había dejado en mi mente, eran pesadillas vivientes que a veces recordaba por las noches, y que por más terribles que fuesen me negaba a intentar olvidarlas, si las tenía por una razón, Abigail. Ella era la razón por la cuál pude seguir viviendo, fue mi alegría cuando pensé que la misma se había marchado con Paolo, ella es mi familia.

Yo sabía que ella peligraba, lo sé desde el primer día en que la conocí, pero eso no quita el hecho de que no esté preparado para verla enfrentar su destino, y el temor que siento cuando está en peligro. Aún recuerdo esa horrible sensación que cruzó mi pecho cuando los chicos llegaron a la academia con ella en brazos, paralizada y llena de sangre, sus gritos,  y ver sus poderes por primera vez, sabía que en algún momento pasaría, sabía que estaba pronto a suceder, pero no quería que pasara, solo quería vivir feliz a su lado, y que ella disfrutara un poco más de esa normalidad que traté de darle.

Luego de que Dylan la durmiera nos apresuramos para llevarla a Moorth, no sabías si era él quien la había atacado, aunque dudaba mucho eso, o qué intensiones tenía quién la atacó, pero ya sabían donde encontrarla, así que lo mejor era llevarla a otro lugar, además de que los reyes de Moorth velaban por ella gracias a su relación con la profecía.

-Habían rastros de la misma magia que él usó para atacar Moorth, no hay duda alguna de que hablamos de la misma persona -Max habló. Ahora que estábamos en su reino y Abigail estaba descansando aprovechamos para hablar, y tratar de entender qué había pasado, esperando que no fuese parte de la profecía.

-Él estuvo en la batalla de Moorth -para cuando Brutus dijo eso yo sentí el miedo palpar mis entrañas. Si el caballero estuvo ahí y atacó a Abi eso solo podía significar una cosa. Max pareció leer mis pensamientos.

-Debemos seguir ocultándola, de no ser así él la encontrará –dijo él.

-Por lo que suponemos el caballero de Cristal trabaja para él, de ser así él ya sabe dónde está ella, sabe que está con vida y por más que tratemos ocultarla no la salvara, debemos entrenarla –le respondí. Y aunque yo no lo quería, sabía que era una gran posibilidad, eso indicaba que todo iba a cambiar, Abigail tendría que saberlo todo, pero no aún.

-Lo que no entiendo es por qué no ha venido por ella, es decir ya que sabe todo, porque atrasar lo que ha deseado por años –Cecilia habló. La miré pensando en sus palabras, sin embargo cuando iba a responder la voz de Brutus me lo impidió.

-Abigail, querida, deberías estar descansando -todos miramos en la misma dirección a la que Brutus miraba. Ahí de pie, con la mirada llena de confusión, lastimada y deshecha se encontraba Abigail, sentí un vacío en pecho al mirarla así. Quería correr y resguardar la en mi brazos, decirle que todo iba a estar bien, explicarle lo que sucedía, pero no podía hacer nada de eso. La manera en la que ella mi miraba me rompía en pedazos, ella lo sabía, ya entendía algunas cosas, sé que estaba lastimada por haberle ocultado tanto durante toda su vida, pero así es como las cosas debían darse.

Ella no nos dijo nada, solo abrazó a Max y le pidió que la llevara arriba, luego de eso Cecilia llamó mi atención.

- Debes estar tranquilo, mientras estén juntos todo sucederá de la manera correcta, ya lo sabes.

- Ella está lastimada, y con toda la razón, ¡toda su vida le mentí! Y no puedo decirle lo que sucede, no aún, entre más cosas ella tenga conocimiento, más fácil le será a él encontrarla y hacerle daño, yo no quiero eso -suspiré llevándome las manos al rostro. Brutus se puso de pie y caminó hasta mi lado, puso sus manos sobre mis hombros en señal de apoyo.

- Llegará el día en que ella entenderá el porqué de las cosas, no te culpes de ello David, si todos aquí le hemos ocultado la verdad, hasta Max... -me aparté de él para mirarlo a la cara.

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