PRÓLOGO

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PRÓLOGO

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PRÓLOGO

"He aquí un caballo amarillo y el nombre que tenía él era Muerte, e Infierno lo siguió"

La Biblia (Apocalipsis 6:8)

Ellos llegaron con un huracán.

El cielo se precipitó y enormes columnas de nubes cayeron sobre la humanidad. El aire a su alrededor comenzó a espesarse lentamente, volviéndose sulfuroso, irrespirable, como si el olor fétido de la muerte misma tratara de colarse entre sus pulmones.

Un relámpago estalló contra tierra, seguido de un fuerte resplandor rojo. Resplandor que fijaría el inicio de un eterno pero falso amanecer. Un perpetuo cielo rojo que sería recordado como el presagio de la sangre que se derramaría por los siguientes sesenta años.

Entonces, el primer ángel descendió.

Cayó sobre una fuente, que se destrozó al impacto, con sus alas blancas tendidas sobre las ruinas y su columna arqueada en un ángulo imposible y, aun así, gozando de la gracia celestial de una pintura renacentista. Un hermoso ser de ojos grisáceos que, sin mostrar un solo atisbo de dolor, se levantó de entre las rocas, encogiendo las alas detrás de su espalda y dando un par de pasos antes de apuntar hacia el firmamento con la humeante antorcha de fuego azul que sostenía entre sus dedos.

Un enorme agujero se abrió a mitad del cielo y en tan solo unos segundos, las preciadas maquinas humanas explotaron, internet colapsó y todo rastro de electricidad desapareció, como si esta hubiera sido absorbida por la tormenta que había llamado a sus verdugos. Los motores dejaron de funcionar, cada avión se estrelló, los barcos naufragaron y millones de autos se quedaron varados a mitad de su destino.

El ángel extendió sus alas, anunciando su poderío. Y sin darle la oportunidad de responder el primer golpe, una a una, las siete trompetas del apocalipsis retumbaron a través de los oídos del hombre, exclamando su sentencia y contagiándolo con el peor de todos los virus: miedo y desesperanza.

Una sombra oscura se cernió a la cabeza del ángel, llenando el reciente vacío en el cielo. Y pese a que el ojo humano era débil, muchos de ellos alcanzaron a distinguir como, en un instante, la oscuridad tomó forma de miles de alas que luchaban por encontrar su entrada a la tierra.

Así y sin previo aviso, una gigantesca colmena de hipnotizantes seres bíblicos invadió el planeta.

El primer ángel en caer, el que por lejos era el bello de todos, emprendió vuelo hacia el horizonte, seguido por su ejército. El orbe entero tembló y los sonidos de la naturaleza fueron cubiertos por ráfagas de aire provenientes de poderosas y brillantes alas blanquecinas cuyo fulgor, sin lugar a duda, hubiera dejado en vergüenza a la estrella más antigua.

Y conforme estos avanzaron, el primer grito de la humanidad fue escuchado.

Un tormentoso grito que se acompañó de millones de otros. Un grito donde las almas frágiles perecieron mientras lloraban sangre y vomitaban serpientes que roían sus entrañas justo antes de convertirse en polvo; o al menos eso es lo que contarían los sobrevivientes decenas de años más tarde.

De ese modo comenzó el principio del fin.

Lo que vino después... solo fue peor.

 solo fue peor

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Breathe once before you fall | SeBaekWhere stories live. Discover now