Él lleva sus manos a los glúteos y los aprieta, ella jadea y rompe el beso.

— Vamos bebé, juguemos — dice ella. Se vuelven a besar.

Sero lleva el cuerpo de la chica a su cama, se acomoda sobre ella empezando a tocar mejor. Cuando están por avanzar y deshacerse de la ropa Hanta se detiene, ella lo mira esperando una explicación y que continúe.

— Lo siento pero no puedo — se aleja y acomoda su ropa.

— ¿Qué? ¿Por qué? — su molestia se hace ver.

— No creo que este bien, apenas llevamos unos meses saliendo.

Ella suspira con fastidio, acomoda su ropa y sale de la habitación para irse a su hogar. Sero se sienta en su cama y agarra su cabeza, muerde su labio.

— ¿Qué me pasa? — se pregunta.

Imágenes sobre el chico rubio llegan a su mente, su pequeña sonrisa, sus graciosos gestos, sus lindos ojos. Todo de él se presenta en su cabeza y no sabe porque.

Los siguientes días olvida por completo a su novia concentrándose así en acercarse al joven del cual supo que se llama Kaminari Denki.

— Debemos terminar — dijo a su novia, ambos en la habitación de la chica.

— No puedes dejarme — golpea el piso con su pie.

— Ya no podemos continuar, encontraras a alguien mejor — intenta salir pero ella lo detiene.

— Tú no me dejas así como así.

Con un poco de esfuerzo lo tumba sobre el suelo, se coloca sobre él.

— Mina, por favor.

Ella se acerca a él y lo besa. Intenta alejarla pero lo abraza del cuello. Cuando se aleja de él ambos se miran.

— Si me dejas tendrás problemas — con sus dedos empieza a desabrochar la camisa — debes cumplir mis demandas o te aseguro que te arrepentirás.

Él no dice nada, no comprende que demonios esta sucediendo. Siente las manos de la chica tocando su pecho y bajando hasta llegar a los pantalones. Ella los desabrocha.

— No lo hagas — la detiene.

— Sueltame — se safa del agarre — haras lo que yo quiera — ella lo ve.

— ¡Estas loca!

— Loca por ti pero tu por otro — ella sonríe — acaso creíste que no sabía — dice con burla — que pensaran todos cuando se enteren, tus padres, tus amigos. Imagínate que le harán al pensar que te volvió como él.

— No se de que hablas.

— Por favor — ella ríe — es tan obvio que babeas por ese.

— No es así…

— Entonces si me equivoco porque no me corriges.

Mina lo toma del cuello y lo acerca para besarlo, pero Sero ya no siente nada. Está confundido.

Ella continúa en lo suyo ahora no es detenida pero hay un problema, no logra hacer que se levante.

— Tanto te gusta que no reaccionas a mi tacto — bufó con molestia.

Sero se sonroja pero es más el sentirse atacado que no da paso a la excitación. No entiende de qué habla, solo repite lo mismo que él está enamorado de ese chico rubio.

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