me siento en mi cama y tengo un revoltijo de pensamientos, pero tu presencia me ensordece y los calla. los anula. no tenías ese poder en mi hasta que te fuiste, o tal vez si, pero contaba con tenerte cerca y sabía que si mi mente gritaba, vos ibas a hacerlo mas fuerte con tal de hacerme recordar lo que era estar viva.
no se en qué momento eso cambió, en que instante te tenía y ahora ya no. cual fue la circunstancia que hizo que hoy te tenga que escribir estas palabras que se viven repitiendo. toda inspiración nace a partir de tu falta, aunque me hubiera gustado que lo hiciera a partir de lo feliz que me hacían tus abrazos y las largas charlas. cómo vos eras mi escudo y yo el soldado aterrado. como sin quererlo, seguís siendo la gasa que lo cura todo.
me haces falta y ya no sé en qué formato explicarlo o a quién contárselo, a quien encontrar que pueda entregarle el diario con las primicias de mis sentimientos.
ya no sé nada más que extrañarte.
