18. Costillas de cerdo agridulce

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Humillada, Xiaoxi se inclinó para levantar los volantes que no habían sido posados aún.

–Ten –por su coraje, no logró darse cuenta del tercer amigo. Un chico igual de alto que A-Si aunque con una expresión más pasiva. Llevaba el cabello de color castaño y no mostraba intensión de molestar a Xiaoxi. Al contrario, la ayudó a recoger los volantes que seguían regados y al final se quedó con uno.

Xiaoxi observó a aquel muchacho alejarse por la misma dirección que lo habían hecho sus amigos.

¿Por qué él es tan amable? Pensó para sí misma y dejó de mirarlo hasta que lo perdió de vista.

A partir de ese momento, deseó encontrarse con más frecuencia con aquel chico, y no con el niño con cabeza de piña.

💫🌸💫🌸💫

La idea de los volantes resultó se un éxito. Días después de haberlos repartido, la Sra. Chen recibió muchos pedidos de costillitas de cerdo y otros platillos que también se había animado a preparar.
Los pedidos eran tantos, que contrató a alguien que le ayudara con la repartición mientras Xiaoxi estaba en clases o estudiando.

Los fines de semana eran los días con más trabajo. Al día, normalmente, se vendían unas veinte o treinta cajas de almuerzo, pero esos días, sus ventas se duplicaban.

Aquel fin de semana, Xiaoxi estaba terminando de sus proyectos finales. En dos semanas terminarán la secundaria definitivamente. Y l próxima semana sería su última semana de regularización también.

–Prima, ¿Tienes tiempo libre? Quiero ir al centro comercial, ¿Me podrás acompañar?

–Sí, Wei Wei, sólo deja termino esto, dame un minuto.

El cumpleaños de Xiaoxi se acercaba. Faltaban algunos días más y Gu Wei quería aprovechar aquella tarde libre para llevar a su prima de compras o algo divertido.

Diez minutos después, se preparaban para irse, pero fueron detenidos por la Sra. Chen.

–Por favor, entreguen este pedido. Es en un billar cerca del centro comercial. Gu Wei, cuida mucho de Xiaoxi.

–Lo haremos tía.

Salieron de su casa con tranquilidad platicando de lo que sentía Xiaoxi al estar en sus últimas semanas de secundaria. También, por su parte, Gu Wei le contaba a ella lo que era ser un profesor de universidad.

En menos de veinte minutos llegaron al billar. Es bien conocido que aquellos sitios son más visitados por chicos que chicas, así que como buen hermano mayor, Gu Wei tomó a Xiaoxi de la mano y entraron juntos.

Dentro del sitio, olía mucho a cigarro y alcohol. Había personas de todas las edades, desde jóvenes de dieciocho hasta señores de cincuenta años.

–Entrega para Hua Zelei –informó Gu Wei al portero.

–Mesa número ocho. Ella no puede pasar –dijo señalando a Xiaoxi.

–¿Por qué no?

–Es menor de edad.

–¡Ey, estoy por cumplir los dieciocho en dos días!

–Por favor, serán sólo unos minutos. Es mi hermanita y no puedo dejarla sola. Sí le pasa algo, madre se pondrá como loca –sin dejar de soltar a Xiaoxi, Gu Wei juntó sus manos para suplicar al portero. Éste, sin ganas de aguantarlo y tener que vigilar a la menor, los dejó pasar.

Una parte de Xiaoxi estaba emocionada. Era la primera vez que entraba a un lugar así y le pareció idéntico a las películas.

–Gu Wei, ¿Algún día me podrás traer aquí? –le preguntó.

–¡Por su puesto! ¡Cuando cumplas cincuenta! –la sonrisa que tenía Xiaoxi se borró en segundos y la desilusión ocupó su lugar –es broma. Consigue un novio primero y después vendremos los cuatro. Por que también traeré a Zhixiao.

De felicidad, Xiaoxi abrazó por la cintura a su primo. Igual que cuando eran niños. Incluso comportándose así, Xiaoxi parecía estar enamorada de su primo.

–¡Hola! –dijo segundos después Gu Wei –¿Hua Zelei?

–¡Soy yo! –Xiaoxi reconoció aquella voz en segundos. Alzó la vista y se encontró con el rostro cálido del chico. El mismo que la había ayudado a recoger sus papeletas.

Su corazón comenzó a latir rápidamente, pero se detuvo al pensar que si él estaba aquí, también lo estarían el resto de sus amigos.

Miró el lugar en busca de aquella cabeza de piña arrogante. Estaban sus otros dos amigos, pero él no.

¡Qué alivio! Pensó.

–¡Vaya! ¡Es usted de nuevo! –dijo uno de los muchachos, cuyos lentes le recordaron a los que usa Harry Potter –A-Si estará contento de verla por aquí, señorita volantes.

–¿Disculpa? –rugió de pronto Gu Wei, pasando el brazo frente a Xiaoxi, protegiéndola.

–Eh, ¿cuánto es lo que debo pagarte?

–Son 5,000¥ –la voz amable que tenía minutos atrás desapareció. No quitó la vista para nada del chico.

–Aquí tienen –Hua Zelei seguía teniendo el mismo tono de tranquilidad. Ignorando el asunto de sus amigos.

Gu Wei salió casi cargando a Xiaoxi, desapareciendo en segundos.

–¿Xiaoxi, los conocidas? –le preguntó más tarde.

–No, los he visto pero no tengo relación con ellos –dijo ella.

Eso no dejó tranquilo al mayor, por lo que el resto de la tarde no se separó de ella para nada.

Amor de Meteoritos [Pausada]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant