~Gatito malo~

~Mi muñequita~

Era otro día normal para tsukasa solo el y su bellisima asistente de sedosos y cortos cabellos verdes que caían suavemente sobre el rostro de aquella chica en la cual el ente mantenía su mirada embobado, estaba solo a un metro de ella, a lo mucho, estando acostado boca abajo con las rodillas dobladas hacia arriba moviendolas de un lado a otro, con su mejilla recargada en una de sus manos el solo mirarla le causaba una felicidad y satisfacción inmensa, sin despegar su mirada de aquella chica sin saber el porque estaba tan fascinado con ella.

Los ojos del ente bajaron lentamente viendo su corto cabello algunos de estos cortos cabellos se enchinaban y quedaban pegados a su cara, facciones tan finas, su piel se veía demasiado suave, tan blanca como la nieve, ojos color esmeralda entrecerrados dándole un aire angelical, cerrando estos de vez en cuando cubriendo con sus largas pestañas esos ojos que lo hacían perderse completamente, sus labios pequeños ¿Los besos saben a limón? ¿Los de ella sabrían a fresa?, una de las manos de esta tomo un poco de su cabello colocandolo detrás de su oreja delicadamente sus manos parecían ser igual de suaves y estas eran pequeñas, retomo la lectura la chica, se estaba derritiendo por dentro conteniendo suspiros que querían salir al no poder con lo divina que era el ser que estaba frente a el, bajo mas su mirada encontrándose con su pequeña cintura, seguido de sus caderas, esbeltas y largas piernas cubiertas por unas medias, delgada y frágil sentía que con el mas leve descuido de su parte su muñequita podría romperse y eso jamas se lo perdonaría, nunca se perdonaría el lastimarla de ninguna forma, pero, tenia tantas ganas de tocarla, de acariciarla, apretar esas caderas, y esas lindas piernas, ver como esta se estremecía, oír su nombre salir de sus labios, con su melodiosa voz, tocar su rostro y cabello, besarla y ver como esa pálida piel se llena de un rubor rojo o rosa solo con un poco seria suficiente para el, mordió su labio inferior inconscientemente tratando de calmarse, conteniéndose para no abalanzarse encima de ella.

Las fantasías de el menor fueron interrumpidas bruscamente por la voz del molesto moreno que abría la puerta sin tocar entrando sin menor sutileza.

Gruñi por lo bajo, apretando los dientes - ¡Heey! - dije fingiendo alegría cuando este llego tratando de ocultar lo molesto que me sentía de su presencia con una sonrisa forzada.

A este poco le importo que tsukasa no estuviera feliz con su presencia y dirigió la mirada a Sakura colocándose a su lado esta no había volteado a mirar al ente y mucho menos a Natsuchiko que acababa de entrar, el chico tomo la mano de la chica atrayendo su atención, rápidamente planto un beso sobre esta.

- Hoy esta sumamente hermosa mi la...- sus palabras fueron interrumpidas por un golpe de la chica haciendo que este cayera al suelo.

- ¡No me toques! - pronuncio siguiendo con su lectura ignorando los quejidos de Natsuchiko.

Desde el suelo en el que se encontraba giro su cabeza para mirar a un tsukasa con los ojos negros, tenia un cuchillo en mano e hizo un movimiento con este en su propio cuello como amenaza seguido de una sonrisa para luego cambiar a su expresión alegre e infantil, dejando a natsuchiko temblando de miedo.

- ¡Oye, Sa-ku-ra! - pronuncio alegremente flotando cerca de la chica captando su atención ella levanto la mirada encontrándose con los ojos ámbar del menor hizo un leve sonido para que continuara con lo que quería decirle - estaba pensando...- hizo una pequeña pausa colocando uno de sus dedos en su boca, mirando levemente hacia arriba, podía ser realmente un niño pequeño actuando así, esta solo arqueo una ceja esperando - ¡Quiero que me leas un cuento! ¿Podrías ir por uno a la biblioteca? -

- Tsukasa...- dijo con tranquilidad realmente no le molestaba hacerlo, se había aburrido ya de leer los misterios, un cambio no le haría mal pensó mirando a la ventana, después miro de nuevo al menor que seguía mirándola con una sonrisa expectante.