Recuerdos

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Cuando estaba en tercero, una preciosa chica me pidió salir. Yo no entendía muy bien por qué lo hacía, no era un chico que destacase. Sin embargo ella se acercó a mí y dijo que le gustaba, con las mejillas aún sonrosadas por la vergüenza.

Y cuando digo que era hermosa, lo digo con cierta melancolía. Porque mi preciosa novia, que me pidió salir sin apenas conocerme, se suicidó este verano. Suena horrible y muy triste. Y no sólo suena horrible y muy triste, realmente lo es.

Sara Muller me dijo que le gustaba cuando teníamos catorce años. Claramente yo la conocía, había llegado nueva al colegio y todos hablaban de una belleza rubia, de ojos preciosos y con una sonrisa deslumbrante. Era pequeña y encantadora, simplemente me enamoré de su presencia.

Pero Sara se quitó la vida y con ello también se llevó sus hermosos rasgos. Se me encoje el corazón al pensar en esto.

Hace una semana que Laura me persigue en los recreos. Pero le digo que estoy bien, que Nina me hace compañía, pero ella insiste en querer ser mi niñera.

Nina es la prima de Sara, pero apenas se llegaron a conocer y perdieron el contacto en cuanto ella se fue de su antigua ciudad.

Realmente puedo decir que son familia porque se parece muchísimo.

- ¿Sabes por qué lo hizo?

Nina me mira pensativa.

- ¿El qué?

- Ya sabes... morir.

Niego con la cabeza.

- ¿Y no te da curiosidad? - me dice mientras rompe el envoltorio de su bocadillo.- ¿Quieres?

- No.

Me quedo en silencio, también pensativo. ¿Me da curiosidad?

- Creo que tuvo un mal día - Nina menciona un rato después.- a veces pasa.

- La gente no se suicida por eso.

Ella me mira sorprendida y avergonzada.

- Lo siento. No sé muy bien que decirte.- se apresura a decir.

Miro a sus ojos y por un momento veo a Sara. Sus mismos ojos en los ojos de Nina.

- Te pareces un poco a ella.- le digo.

Nina sonríe melancólica.

- No tanto. Sara era más guapa, aunque me cueste reconocer que siempre lo fue.

Silenciosa como siempre. Ahí está Ella, observándonos desde las escaleras. Con una mano en la boca, intenta tapar una sonrisa, tan coqueta como de costumbre. Sus cabellos rubios desordenados que le caen sobre sus mejillas descoloridas, las medias rotas y la blusa mal abrochada.

Ella no estáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora