Parte 1

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Darcy no podía dejar de mover sus piernas. Estaba nerviosa. Sus manos sudaban y ya había visto su reflejo, por lo que sabía que también estaba pálida. Observó a su alrededor con impaciencia. Dentro de la comisaría todos estaban ocupados con sus propios asuntos. Ella esperaba sentada frente al escritorio del detective Colombo. Le habían dicho que él había ido unos minutos a la sala de archivos y que lo esperara. Al parecer era el único detective que cumplía con el requisito de hablar inglés además de italiano.

―Srta. Harris, ¿qué puedo hacer por usted?

Un hombre de cabello claro, de aproximados treinta años, alto y de barbilla fina, se sentó en el puesto que estaba vacío detrás del escritorio. Darcy inspiró hondo.

―Puede llamarme Darcy. Vine hasta aquí porque esta mañana debí haber abordado un vuelo a Grecia con mi mejor amiga. Verá, ayer nos cambiaron el vuelo a uno que salía hoy a las diez de la mañana. Yo estaba cansada, así que me quedé en el hotel. Nicole decidió ir a un tour nocturno y no regresó. Yo... ―pasó una mano por sus cabellos―. Realmente creí que nos veríamos en el aeropuerto... pero no llegó. Estoy preocupada.

―¿El nombre completo de su amiga?

―Nicole Evans. Tiene diecinueve años. Esta es una foto suya ―le mostró la pantalla de su celular.

El hombre buscó la forma de tranquilizar a la joven frente a él.

―¿Crees que exista la posibilidad de que haya bebido de más y se haya quedado dormida en algún banco?

―Nicole no es así. La llamé más de veinte veces. Detective Colombo, nosotras nos contamos todo. Ella no acostumbra desaparecer.

―¿Están solas en Italia?

―Sí. Ahorramos varios veranos para poder viajar por Europa antes de ir a la universidad. Este es el tercer país que visitamos.

―Me temo que es muy pronto para reportar una desaparición. El tiempo mínimo que necesitamos es cuarenta y ocho horas. Regrese a su hotel. Quizá ella perdió su celular o se le acabó la batería y la está buscando. Sabemos que no abordó el vuelo, así que no tardará en contactar con usted de nuevo.

Las palabras del detective hicieron que Darcy sintiera que estaba exagerando la situación. Pero sabía en su interior que aquella no era una situación normal. Colombo no conocía a Nicole, ella sí. Jamás harían nada que preocupara a la otra. Eran como hermanas. Siempre se habían apoyado la una en la otra.

―Bien ―dijo sin estar convencida.

―Le daré mi contacto en caso de que lo necesite ―extendió hacia su dirección una tarjeta personal.

―Gracias por su tiempo, detective. Espero estar equivocada.

Regresó al hotel y pidió la misma habitación. Siguió llamando a Nicole, sin obtener respuestas. Le escribió en todas las redes sociales pidiendo que la llamara de inmediato. ¿Y si necesitaba que la ayudaran? La preocupación le hizo pensar en todas las horribles historias que se contaban en las películas. Debían estar basadas en hechos similares y eso comenzó a aterrarla. Abrió la maleta de su amiga para sacar su laptop. No se quedaría con los brazos cruzados.

Revisó el historial. Ella había estado navegando en internet, buscando los mejores lugares para sacarse fotos en Grecia. Sonrió al recordar que a ella le gustaba subir fotografías muy bonitas. Encontró la página que promocionaba el tour al que había ido. Ellos debían saber algo. Buscó el número de contacto, pero nadie contestó. Buscó en las redes sociales el nombre del tour, sin encontrar nada.

Llamó al aeropuerto a preguntar si alguien había visto a Nicole. La mujer del otro lado del teléfono le repitió de forma robótica que no le podía dar la información que solicitaba. Los vuelos de los pasajeros eran confidenciales.

Se arrepentía tanto de no haber acompañado a su amiga. Si le pasaba algo, no se lo perdonaría nunca. Se comunicó con su madre para contarle lo que había sucedido. La mujer intentó tranquilizarla y convencerla de que Nicole aparecería pronto. En ningún momento se ofreció a viajar para estar con ella, pues el reducido presupuesto de la familia Harris no se lo permitiría. Darcy se despidió prometiendo mantenerla al tanto de lo que sucediera al día siguiente.

Cuando estuvo preparada para dormir, golpeó la almohada varias veces para intentar alivianar la presión y frustración que sentía. Ahora que tenía una amiga desaparecida, le parecía absurdo que la policía le pidiera que esperara para poder ayudarla. ¿Y si su mejor amiga necesitaba que la salvaran en ese momento?

A la mañana siguiente, se levantó de la cama cuando vio que el sol se estaba asomando. Volvió a marcar al número de Nicole y al de la página del tour. Quiso llorar al seguir sin respuesta. El nuevo día no había cambiado nada.

Si se quedaba esperando que se cumpliera la hora que le había dicho el detective Colombo, se volvería loca. Decidió salir. Se puso un ligero abrigo, tomó su bolso y abandonó la habitación. Darcy no hablaba muy bien en italiano. Pronunciaba decentemente las palabras básicas y con eso se hacía defendido bien, ya que Nicole era la que se encargaba de hablar con los italianos que no entendían inglés.

Le preguntó a la recepcionista sobre el número de contacto de los organizadores del tour nocturno. Teniendo la esperanza de que los primeros dígitos dieran algún indicio de la localización de la agencia. La mujer dijo no haber escuchado antes de eso y confesó que no le prestaba mucha atención a las actividades de los que se hospedaban en ese modesto hotel. Darcy le dejó su número para que le informara si alguien preguntaba por ella.

Decidió ir hasta la estación de tren. El tour nocturno que había elegido Nicole era para recorrer Volterra, a dos paradas de allí. Tenía la esperanza de que alguien supiera algo sobre la agencia que se encargaba de organizar los recorridos. Habló con el guardia que vigilaba las subidas y bajadas. El hombre le dijo que no había estado de turno la noche anterior y que no sabía del tour que le preguntaba. Eso solo la hizo frustrarse.

¿Dónde estaba Nicole? ¿Por qué no la había llamado para decirle por qué no tomó el vuelo?

Como una medida desesperada, abordó el tren que llegó minutos después de que se quedara pensando. Estaba decidida a encontrar a su amiga. Si tenía suerte, encontraría vistas en Volterra. En el camino, volvió a consultar a sus amigos si sabían algo de Nicole. Nadie pudo ayudarla.

Tuvo que tomar un taxi para llegar hasta el castillo de la fotografía del tour. Si no estuviera tan preocupada, quizá hubiese disfrutado mejor aquel lugar que parecía haberse detenido en el tiempo.

Preguntó por la agencia a las personas que estaban en la calle. Nadie fue de ayuda. Ya estaba comenzando a pensar en que nadie quería ayudarla. Al observar la hora en su reloj, se percató de que ya podía ir a realizar la denuncia oficialmente. Se quedó unos minutos más interrogando a los que veía pasar y después volvió a subir a un taxi.

Se habían cumplido cuarenta y ocho horas de la desaparición de su amiga. Darcy sintió que todo aquello recién estaba comenzando.

Unas horas después, estaba sentada frente al escritorio del detective Colombo, mientras él anotaba todas sus respuestas. En el tren, la joven pelirroja había llamado a su madre para mantenerla al tanto, prometiendo ser precavida en su estadía en Italia.

―¿Nicole tiene algún novio, exnovio o alguien que pudiera encontrarse con ella y hacerle cambiar de opinión sobre regresar al hotel o ir a Grecia?

―No.

El detective tardó un tiempo considerable para escribir esa respuesta.

―Este viaje lo planeamos por mucho tiempo. Algo me dice que está en problemas ―insistió Darcy.

Colombo juntó las manos encima de su escritorio.

―Pediré que rastreen su celular para seguir una vista. También pediré el registro de las últimas compras con su tarjeta.

―Intenté comunicarme con la agencia del tour y nadie responde.

―También me encargaré de eso. ¿Por qué no va a descansar? No se ve muy bien. 

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La historia de Darcy recién inicia 😄😄😄
Gracias por leer

El cabo suelto de los VULTURIS || Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora