SCOTT

12.6K 2.1K 1.1K
                                    

Era un buen chico, lo recuerdo.

Vestía formal (aunque odiara la ropa), era el mejor estudiante de la escuela, ayudaba a quien pudiera, era amable y nunca me metía en problemas (o eso intentaba). Eso es lo que buenos chicos hacen, ¿verdad? No quería romper con las expectativas de mis padres, esperaban demasiado de mí.

A los seis años hablé por primera vez. No me siento orgulloso de lo que dije, ya que amenacé a mi padre con asesinarlo. La razón fue que me había castigado por cortarle las patas a un gato estando vivo. Me sentí culpable durante mucho tiempo, tenía miedo de mi mismo y de mi mente. Estaba pequeño, pero presentía que podía hacer mucho daño.

¿Y después? Bueno, sigo causando problemas, con la excepción de que ahora lo disfruto.

Nunca nadie me ayudó aunque lo pedía gritos. Les dije a mis padres que había algo malo en mí que me impedía ser normal, que no me dejaba dormir en las noches porque solía pensar con mutilar y torturar. Y esos no eran pensamientos que un chico bueno debía tener.

La única ayuda que recibí para suprimir esos pensamientos fueron los golpes de mi padre.

"Si no aprendes por las buenas, lo harás por las malas. No quiero que le gente me juzgue por tener a un hijo que va al loquero".

Alzaba la voz: golpes; los amenazaba: golpes; me metía en peleas: golpes; mutilaba animales para desquitar mi coraje: golpes.

Todo esto antes de los once años.

Me sorprendí que en lugar de que mi padre generara odio en mí sólo me ocasionó miedo. Miedo a sus insultos, sus golpes y su mirada. ¿Y qué podía hacer? Si mi padre consideraba que siendo así era malo, ¿qué me quedaba? Sólo ser bueno.

Convertirme en un chico bueno me gustó porque mis padres comenzaron a tratarme mejor y a presumir de mis logros. Y, vamos, ¿quién no se siente bien ser amado? Su cariño y su aceptación se volvieron mi adicción que me olvidé por completo de esos pensamientos turtuosos. Incluso me olvidé de mi y de lo que era, me volví en el muñeco que ellos estaban moldeando. Vivía para ellos.

Algunas veces sentía que si baja de nuevo al abismo del que había escapado y desenterraba mi viejo yo, estaba seguro que no podía volver a salir y no habría nadie que me salvara, así que sería una buena persona, me esforzaría en serlo.

Me gustaba sentirme bueno y que los demás me vieran de ese modo. No podía cambiar eso por nada, tenía demasiado miedo de mí mismo que con simple roce de maldad, no había vuelta atrás.

¿Era débil por ser tan vulnerable? ¿O era fuerte por no caer en tentaciones?

Pronto supe que fui ingenuo y estúpido.

Querido Scott, querido yo, una vez que naces con un parásito maldito no puedes destruirlo ni controlarlo. Tarde temprano se apoderará de ti y no importa cuánto te aferres a tus sentimientos de niño bueno, te consumirá y te hará un desastre.

Siempre pienso que si esa noche nunca hubiera llegado, ¿habría sido yo diferente? ¿Habría podido controlarme y haber vivido como alguien normal?

Es un sueño que me frustra todos los días porque estuve tan cerca de ser alguien mejor y en su lugar, sólo soy otro loco mediocre que ha sido tocado por la sucia mano de un hombre obsesivo que convirtió mis miedos en pesadillas reales.

Fui malo y me iba mal, fui bueno y también me fue mal. Entonces, ¿qué quería el mundo de mí? ¿Quién quería que fuera?  




Lo único que me quedó fue burlarme de mi vida. Quizás merecía este destino por dañar a esos animales.

Lo siento.

Scott [Precuela de Adam]Where stories live. Discover now