Capítulo 1: Des-enamorado

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-Entonces, ¿cuál es el plan?- Lorenzo preguntó.

-Primero, hay que ponernos al corriente. Con eso de que ya tenés nuevos amigos, te olvidás de nosotros- Ezequiel hizo un puchero.

-Ja, como si ustedes no me hubieran reemplazado con Rafa.

-Con Rafa no te metas- Valentino dijo, medio en broma y medio en serio.

Lorenzo alzó las palmas, a modo de paz.

-Hay un lugar en el que sirven comida excelente. ¿Vamos o nos vamos a quedar aquí discutiendo sobre Rafa?

-Primero, dejenme tomar un baño. Casi veinte horas en un avión no es exactamente higiénico.

-Si, allí está el Lorenzo de siempre. Diva hasta la muerte.

-La buena higiene es de un ser humano consciente, imbécil.

-Todavía sabés dónde queda el baño, ¿no?

Lorenzo asintió. Ya que ponía atención, en un año, mucho había cambiado. El hogar que compartían los tres ya no parecía un basurero. Cada día, los tres maduraban, y aunque Lorenzo se sentía melancólico al ver los cambios, le gustaba la dirección de su vida en ese momento. Quizá, cuando el pensar en Argentina no fuese sinónimo de una relación fallida y dolorosa, Lorenzo tendría la oportunidad de seguir ocupando el lugar que dejó vacío con su huída a México. Y tal vez, cuando ese ciclo estuviese cerrado, Lorenzo decidiría avanzar y darse la oportunidad de volver a entregar su corazón.

///

Luego de beber en un bar, hicieron una parada para comprar alcohol y comida. Lorenzo ya iba mareado, pero, estaba lejos de estar ebrio. El taxista se detuvo afuera de la tienda. Lorenzo necesitaba cigarros y un paquete de goma de mascar, además de que vería si la tienda contaba con una baraja.

Lorenzo sacó su cartera. El billete con la imágen de Sor Juana le hizo chasquear la lengua. Había olvidado meter los billetes argentinos a su cartera. Lorenzo dejó los objetos en el mostrador. Tendría que salir y pedirle plata a alguno de sus amigos.

Justo al salir, se encontró con quién no quería, pero a la vez, sí.

Ver a Gabo de nuevo fue un golpe bajo. Un puñetazo directo a su corazón, que hasta ese momento, creía reparado. Verlo otra vez significó restaurar ese amor que Gabo pisoteó. Verlo fue retroceder al pasado.

Cuando conoció a Gabo, su mundo comenzó a girar alrededor del chico de ojos amables y cafés. Gabo era la definición de todo aquello que no sabía que quería, de eso que no esperaba encontrar en alguien más porque simplemente el amor le parecía absurdo. Desde los insultos hasta la bella sonrisa. Desde los puñetazos hasta las horas debajo de las sábanas. Desde el amor que sintió (sentía) hasta la desilusión.

Lorenzo, en su burbuja de felicidad, llegó a pensar que Gabo sería con quién iba a envejecer. ¿Cómo no pensarlo? Lorenzo, en su estupidez, creyó que eran de esas pocas parejas que eran fuertes.

Grave error.

Si, había notado un ligero cambio en Gabo, sin embargo, jamás pensó que ese cambio destruiría todo. Porque, de un día a otro, Gabo dijo que debían de conocer a nuevas personas y Lorenzo preguntó que si había alguien más, pero era obvio, ¿por qué otra razón la gente usa esa pregunta como pretexto, como justificación? Lorenzo tuvo que sonreír y asentir. Porque si Gabo le decía que debía ir a la Luna, Lorenzo lo haría sin chistar. Y allí también yacía otro error. No debió de creer en Gabo como un idiota sin sentido en la vida.

Los recuerdos después del rompimiento eran borrosos. Ni siquiera podía escuchar el nombre de Gabo sin quebrarse. Idas al baño para vomitar lo poco que había comido (y regaños por parte de sus amigos: Lorenzo, vas a terminar con tu hígado si seguís así), palabras de Valentino y Ezequiel envueltas en abrazos y tonos suaves, mentiras hacía su mamá mediante llamadas y el llanto que creía iba a dejarlo seco. Lorenzo sabía que sin Gabo no iba a morirse, pero así lo sintió, como una muerte lenta.

Gabo se fue y con él, su capacidad de amar a alguien más. De Lorenzo solo quedó un cascarón con fisuras por donde se le mirara. Cada día que pasaba, Lorenzo perdía la fe en algún día ver la vida con esperanza otra vez. Y lo logró, pero entonces, Gabo apareció y todo se derrumbó de nuevo. Gabo seguía causando los mismos estragos en él. Lorenzo ni siquiera fue capaz de emitir sonido, solo huyó. Lo único que realmente había querido en su vida, se le fue de entre las manos, y tampoco supo el nombre del cambio en Gabo. No quería saberlo. No le serviría en lo absoluto. No iba a buscar culpables, porque no había.

Lorenzo apenas se estaba ajustando a la vida sin Gabo, a la oscuridad, y de pronto, la luz se había encendido de nuevo y Lorenzo se convirtió en un desastre.

Lorenzo se repetía que encontraría a alguien más, y amaría a esa persona con la misma (o más, aunque le parecía imposible) intensidad que a Gabo. En esos días, Lorenzo pensó que buscando un repuesto, una parte de él sanaría. Pero no. Ni siquiera pudo hacerlo. Así que, la solución que le quedaba era regresar con su mamá a México. Terminaría de estudiar allí, y el tiempo dictaría si el volver a Argentina sería lo correcto. Estar allí le recordaba a Gabo en todo momento. Caminar, respirar o mirar, le hacían sentir a Gabo en lo profundo, tan adentro que a veces se quedaba sin aire. Y no podía continuar así.

Un año pasó. Lorenzo lo estaba haciendo bien. Gabo ya no ocupaba un lugar en su mente a diario. Estaba tratando conocer gente nueva y abrir la puerta del lugar que le había costado reparar en su pecho. En un soplido, todo eso cayó a pedazos.

-Hola, Lorenzo.

Esa voz, esa voz ya no vivía en su cabeza, había dejado el anhelo de querer escucharla. Pero, su corazón se volvió loco ante la mención de su nombre. Y luego, vino el toque, Gabo se acercó, y él trató de tocarlo, pero Lorenzo no iba a caer de nuevo. Dio dos pasos hacia atrás, y se encaminó al lugar donde el taxi se encontraba estacionado.

Fue ver los ojos bondadosos de Valentino para que Lorenzo volviera a ser el mismo de un año atrás.

-¿Qué te sucede?- Ezequiel recobró su sobriedad al ver en ese estado a su amigo.

Lorenzo dijo el nombre de Gabo en medio de sollozos. Escuchó a Valentino decirle al chófer la dirección.

Ya no quería derramar ni una sola lágrima más por él, porque se había propuesto que llegaría un día en el que vería a Gabo y solo sería Gabriel, un conocido, no más.

*Gracias por leer -3-

Out of LoveWo Geschichten leben. Entdecke jetzt