Capítulo 1: Des-enamorado

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*Estaba escuchando Out of Love de Alessia Cara en un maratón de música sad y me vino esto a la mente.

Valentino y Ezequiel ya lo esperaban. Lorenzo había extrañado tanto a sus amigos. Pasó el semestre sin reprobar materias, así que gozaría de un mes y medio de vacaciones, mismas que pasaría en la casa de su papá, y recuperaría el tiempo que no pasó con sus amigos.

Esperó a sus amigos afuera del aeropuerto. Podría tomar un taxi, y así lo haría si no llegaban en los próximos cinco minutos. Lorenzo encendió el cigarro. Le ayudaba a combatir la ansiedad. Era un mal hábito que se intensificó cuando regresó a México. Su mamá detestaba el olor y el hecho de que fumara.

-Ey, Guevara, apaga esa porquería. No vas a fumar en mi auto- Ezequiel apareció de repente.

Lorenzo expulsó el humo en el rostro de su amigo. Él se había dejado crecer la barba y ya no usaba ese absurdo corte de cabello que le daba vergüenza ajena.

-No es como si tuvieras un Ferrari, mamón- Lorenzo levantó su maleta del piso.

Ezequiel abrió la cajuela de su flamante Golf. Luego de que el quipaje estuviese acomodado, Ezequiel cerró la cajuela y colocó su palma en el hombro de Lorenzo. Ambos amigos se abrazaron. Se habían extrañado tanto. Los amigos que había hecho en la universidad no se comparaban con Valentino o Ezequiel.

-Vaya, hasta que dejaste ese corte de mierda- Lorenzo le acarició el cabello largo.

-Y vos seguís pareciendo el niño de papi. ¿Cómo les dicen en México? ¿Frutilla?

-Fresas, baboso- Lorenzo rió- Y no, ahora soy hijo de mami. Por cierto, ella cree que eras tú la mala influencia.

-Aww, ¿le contaste de mi a tu mamá? Qué bonito detalle.

-Claro. Le conté de aquella vez que salimos a la calle en cueros en nuestra primera borrachera. Esa fue tu idea.

Ezequiel encendió el auto. Lorenzo tuvo que ponerse el cinturón, reglas del piloto.

-Ah, claro. Todo lo malo fue mi idea. No ensucies más mi reputación.

-No tienes reputación. La quemaste cuando decidiste que era buena idea enviarle una caja de juguetes sexuales a la maestra Oliva cuando ella tuvo un arranque descabellado porque su novio no quiso comprometerse.

-La mejor puta cosa que he hecho. Gasté mucha plata, eran de buena calidad.

-Cerdo- Lorenzo cruzó los brazos -¿Dónde está Valentino?- Lorenzo preguntó.

-Todavía va a clases. Pero, nos alcanzará. Ya sabés que es un buen samaritano. Da tutorías- Ezequiel explicó la ausencia del rubio- Apuesto que extrañaste la comida.

-No mucho. Mi abuelo cocina rico. Pero, si extrañé la ciudad.

-Bienvenido de vuelta.

Lorenzo asintió. Inhaló profundo. El aire entró a sus pulmones y sonrió. Era bueno estar de vuelta en casa.

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Valentino lo apretó en un abrazo que duró más de lo normal. Ezequiel se unió.

-Los tres mosqueteros reunidos otra vez. Un milagro.

-Un milagro es que hayas pasado el semestre sin reprobar, siempre andabas de fiesta en fiesta- Valentino le recriminó.

-Ay mamá, déjame vivir un poco.

Lorenzo y Ezequiel soltaron carcajadas. Valentino, desde el día uno de conocerse, se había comportado como una madre protectora. Los pandas gigantes y los leopardos de las nieves quedarían en vergüenza a un lado de Valentino.

Out of LoveWhere stories live. Discover now