único

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A veces nos prestamos al juego masoquista de la vida, es más difícil huir que quedarse.
El me lastimaba, pero era el único que podía sacar aquella sensación de vacío con solo sus manos sobre mi cuerpo.

Ambos estábamos en mi habitación, sin ropa. Yo a horcajadas sobre el mientras contorneaba el tatuaje en su pecho y jugaba con el piercing en su labio.

- Podrías quedarte otra noche, mi padre no vuelve hasta dentro de una semana -el solo río mientras colocaba un cigarrillo entre sus finos y tatuados dedos.-

- No cariño, eso implicaría darte más ilusiones de las que ya te hiciste -lleva el cigarro a su boca y expulsa el humo en mis labios- Además, tengo que trabajar.-

Mi padre casi nunca está en casa, sus viajes de trabajo se lo impiden, pero a veces pienso que solo quiere evitar estar conmigo. Mi madre hizo lo mismo, pero ella se fue y nunca volvió. Jungkook es el encargado de venir al menos una vez a la semana para ver si todo está bien, mi padre se lo pidió, ellos son amigos cercanos. Y si que viene una vez a la semana, pero a lastimarme. Después de eso desaparece y vuelve como si nada, a veces con marcas nuevas en su cuello.
El tiene 23, soy seis año menor pero eso no fue impedimento para nuestras pequeñas aventuras casuales.

- Que irónico, te encargan cuidarme pero es lo que meno haces.. -me levanto para buscar mi ropa-

- Ambos lo decidimos, mochi - dice con una sonrisa ladina desde la cama-

- Lo acordamos con otra intención -me estremezco cuando siento unas manos en mi cintura de forma suave y unos besos en mi nuca-

- Un acuerdo tiene sus sacrificios -me gira para quedar frente a frente-

Lo miro a los ojos- Dame lo que quiero y te daré lo que te gusta -susurro y beso sus labios de forma desesperada.

El me enseñó el significado del amor, la paciencia y el deseo de querer entregarte a alguien por completo.

El se llevó mi primer beso, mi virginidad y mis ganas de enamorarme otra vez.

Es quien se roba mis suspiros y mis noches de insomnio.

La ropa desapareció nuevamente y el colchón se volvió a sentir bajo mi espalda.
Sus manos recorriendo cada centímetro de mí, tan bueno que duele. Me estaba pudriendo pero no importaba porque cuando lo veo, hay estrellas en mis ojos.

Era como una droga, está mal consumirla pero es tan adictiva y te mata de forma tan lenta que resulta seductora.

-¿Esto es amor? -pregunto en un jadeo-

- Quizás algún día lo sea -susurra en mi oído-



  

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2020 ⏰

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