— Si le añade más áreas verdes va a quedar perfecto.— Le sugiero.

— Si Sr. Britt.— Me sonríe.— Gracias.— Dice, al terminar de recoger las fotografías. Las guarda en su carpeta.— Nos pondremos en contacto cuando este todo listo con los arquitectos ¿le parece?

— Perfecto.— Ambas asienten y se retiran dejándome a solas con mi colega y amigo.

La idea que ellas nos habían traído estaba inspirado en la cultura japonesa con un poco de mezcla americana. Y el elemento primordial es el concreto tanto en las paredes como en los suelos. Los muros lucían como escamas inspirados en los peces que se encuentran en algunas partes del mundo de diferentes colores.

— Tienes algo con señorita López, ¿no es verdad?— Miré por el rabillo del ojo a mi amigo y este simplemente sonríe.

— Se está haciendo la difícil pero tarde o temprano va a caer rendida a mis pies.— Rodé los ojos.

— Todo un desafío, eh. Pero si sigues menospreciando su trabajo no llegaras ni a la esquina con señorita López.— Soltó una risa.— Sé que te gusto el diseño que nos propusieron, Max.

Max guiñó un ojo.

— ¿No quieres ir a beber algo, amigo?— Niego con la cabeza con una sonrisa, lo sabía.— Vamos, aprovechemos que el pequeño Sam esta en casa de James entreteniéndose con sus hijos.

— Debo ir a buscarlo, Max.— Dije.— Recuerda que el estado de Melanie es delicado por su embarazo.— Suspiró.— Otro día si quieres bebemos algo.

— Te tomare la palabra, Kevin.— Max se deshizo de su corbata y la lanzó sobre el sofá de cuero color negro y salió por la puerta.

Me doy la vuelta y salgo unos minutos al balcón a tomar aire fresco. Son apenas la siete de la tarde y ya me sentía totalmente agotado, no he parado de trabajar y ver las cuentas del restaurante que inauguramos apenas hace algunas semanas y no solo las de la ciudad sino que también en los dos restaurantes que abrimos hace unos años en Detroit. Y me la paso mucho tiempo a fuera con la intensión de no encontrarme con Catalina.

Demonios, es completamente imposible no pensar en ella.

Catalina Russell me tenía embrujado, simplemente desde que la vi en su fiesta de cumpleaños con ese vestido rojo que dejaba mucho a la imaginación supe que no iba ser fácil poder sacármela de la cabeza. T vaya mierda, siempre había pensado en ella como una hermana pequeña que la vio crecer. Pero volver a reencontrarnos después de tantos años y verla convertida en toda una mujer me hizo verla de una manera completamente diferente.

Cada vez que la veía por la mañana a la hora de desayunar tan fresca, tan hermosa, con su cabello castaño que caía por su espalda de una manera que por alguna razón me volvía loco. Mi mirada se perdía en ella por minutos, luciendo como un bobo adolecente enamorado.

¿Por qué tarde en aceptar lo que sentía por ella?

Si era más que evidente que esa mujer de veintidós años me tenía en sus pies.

<< Por cobarde...>>

Sí, lo era pero ahora ella esta consiente de lo que siento.

<< Ella ya escogió esta en brazos de alguien más...>>

Salgo de mis pensamientos al oír el timbre sonar, solté un suspiro profundo y salí del despacho de mi amigo. Max salió de su habitación vestido con otra teñida mucho más cómoda.

— ¿Esperas a alguien?— Preguntó.

— Es tu departamento no el mío.— Le recuerdo.

Tocaron con más exigencia y ambos nos miramos.

Stay With Me.Where stories live. Discover now