2.

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Tomás.

— ¿Se puede saber en dónde carajo estás?

Apreto mis ojos mientras con una mano sostengo mi cabeza. Recién me despierto y lo primero que hago es responderle la llamada número mil a Gonzalo, mi mánager.

Miro a mi alrededor y noto que es otro día más que no amanezco en mi cama. Una rubia está completamente desnuda recostada al lado mío. La miro de arriba a abajo pero no puedo recordarla. En la mesa de al lado de la cama está mi paquete de cocaína a la mitad. Supongo que anoche la pasé bien.

— ¿No me pensas contestar? ¡Hace una hora te estamos esperando en el estudio, nene!

— En cinco minutos estoy ahí.

Cuelgo la llamada después de revolear mis ojos. Me coloco lo más rápido posible el pantalón y guardo mi sagrado polvo blanco en mis bolsillos mientras intento ponerme la camisa sin hacer ruido; No quiero despertar a mi acompañante. Solo busco diversión por la noche y espero que a la mañana, la causante de mi placer nocturno ya no esté en mi cama. Pero, últimamente no soy capaz de cumplir con mis propias reglas de tanta cocaína que consumo.

— ¿Qué onda, la pasaste bien anoche?

Una mano se posa en mi hombro y respiro tranquilo al ver que se trata de Lucas, mi mejor amigo.

— ¿Qué haces acá, dormimos juntos y no me entere?

— Ya quisieras dormir con el más grande de Argentina. — dice, provocando que suelte una carcajada a la vez que abro la puerta de su coche —Me pasaste la ubicación a la madrugada y te vine a buscar ¿Soy un crack, no?

— Sos mi idolo, hermano.

Me siento en el asiento de copiloto y agarro los lentes de sol de H para intentar sobrevivir a los rayos de luz que provienen del cielo.

Mi mejor amigo empieza a manejar hacía el estudio y yo prendo la pantalla de mi celular. Además de todas los mensajes y llamadas perdidas de mi mánager, mi teléfono se llena de notificaciones al activar el internet.

Deslizó las interacciones que intentan tener las fans conmigo y bloqueo mi teléfono. Miro a la ventana y empiezo a pensar en para qué me hice famoso cuando en realidad, odio la fama. Quiero que la gente escuche mi música pero no me gusta ser idolatrado. No puedo ser el ídolo de alguien; No siendo como soy. Pero eso, mi público nunca lo va a saber. Solo me ven como su trapero favorito y nada más.

— Te voy a matar pendejo. Siempre lo mismo con vos.

Ruedo mis ojos al ver a Gonzalo en la puerta del estudio. No quiero discutir con él porque aunque tengamos diferencias; Gracias a él, me hice conocido. Sin Gonzalo, Homer y yo seguiríamos en Neuquén, robando para comer.

— Cenfe, por fin llegas boludo ¿En dónde te habías metido?

— En la cama con una rubia increíble.

Le respondo Mauro, uno de mis amigos. Él aplaude como si yo fuera un ganador cuando en realidad; Lo único que intento al acostarme con diferentes mujeres todos los días es llenar un vacio. Lo cual es difícil de lograr ya que la herida en si, es imposible de sanar.

— ¡Facundo!

Empieza a gritar Mauro a quien va a filmar nuestro nuevo videoclip juntos pero este, parece estar muy concentrado leyendo un libro como para escucharlo.

Mi amigo niega con la cabeza y saca una foto al estudio con su celular para subirla a su perfil en Instagram y etiquetarme.

— Ahora sí; Mi teléfono va a estallar de notificaciones cuando se enteren que vos y yo estamos por grabar una canción.

— Que sepan que hay Duki y C.R.O para todas.

Rio ante el comentario de mi amigo quien intenta ganarse la atención del camarógrafo pero, no hay caso.

Mauro se cansa de la situación y se acerca  a Facundo para sacarle el libro de las manos y empezar a hojearlo.

— ¿Qué tanto lees, boludo?

— Dame el libro, tarado; No me acuerdo en que capitulo estoy.

— ¿Mi primer amor? ¡Anda, pedazo de puto!

El estudio se vuelve risas entre el morocho de lentes y el rubio que todavía le cuesta leer. Niego con mi cabeza y le saco el libro a ambos para dejarlo sobre la mesa.

— ¿Qué pasa? No me digas que ahora vos también te vas a poner esa cagada.

La voz de Mauro me hace reaccionar. Al parecer, me había quedado paralizado. Trago saliva al leer el nombre de la autora en la portada del libro: Julieta Cazzuchelli.

— No, ni en pedo leo esas giladas. El amor no existe a no ser que sea una película.

Miento. Por supuesto que miento porque yo más que nadie se lo que es amar. ¿Cómo no saberlo? Si yo quería aprender lo que era el famoso amor con ella. Y lo logré. La tuve por muy poco tiempo a mi lado pero desde entonces la tengo en mi corazón. Siempre está conmigo. Julieta, mi gran amor quien un día se fue y nunca más volvió.

Miro la portada del libro una vez más e intento volver a la realidad. Los recuerdos me invaden la mente y mi cuerpo se llena de emoción. Ya van a ser cinco años de que mi corazón dejó de sentir porque solo latía por ella y al partir, dejó de latir. No sé como sigo con vida después de haberla perdido.

Refriego mis ojos y desvio mi mirada para entrar al estudio. No quiero seguir viendo su nombre. Aunque, siempre recuerdo como todo empezó; Con una carta para Nicole que terminó siendo  cartas para Julieta, quien nunca contestó.

Una carta para Julieta | cro y cazzuWhere stories live. Discover now