—Básicamente esa es mi historia con Noah.—dijo de repente.—No es muy larga, bueno sí lo es, pero al llegar al momento en el que me deja plantada en el altar, se vuelve corta. No lo he visto desde entonces, no sé si tiene novia, o sí ya formó una familia con otra persona. 

—¿Aún lo amas?—preguntó Poché, inocentemente. Daniela la miró negando con su cabeza. 

—No. Lo amé, claramente—rió un poco.—, pero ya no lo amo, ni siquiera lo extraño.—Poché sonrió ampliamente. 

—Quizá él no era tu persona idónea.—dijo divertida, recordando las palabras de Daniela, quién la miró sonrojada.—Noah no era la persona idónea para Daniela.—rió. 

—Mario no era la persona idónea para Poché.—dijo, de igual manera. Poché negó con su cabeza. 

—Mi persona idónea eres tú.—bromeó, poniendo a Daniela instantáneamente nerviosa.—Broma, Daniela.—rió al verla sonrojada. 

—Claro.—susurró antes de que reinara el silencio en la casa. 

—¿Y qué más?—preguntó Poché, luego de unos segundos.—¿Noah y tú? ¿Algo más?—Daniela negó con su cabeza muy segura de no haber omitido nada.—Oh, en ese caso...—rió un poco, dejando su taza vacía a un lado del sofá.—Veamos la película. 

—Sí.—dijo Daniela haciendo lo mismo, pero a diferencia de Poché, ella no había tocado su helado.

Pasaron algunos minutos en los que Daniela veía a Poché, mientras ella veía la película. Notó que Poché tenía helado seco en su mentón, si no lo limpiaba sería un problema. 

—Poché.—la llamó Daniela, acercándose a ella.—Tienes...—señaló su mentón riendo un poco. 

—¿Qué? ¿Tengo helado?—rió viendo cómo Daniela asentía.—Oh.—dijo, llevando su muñeca a su boca para intentar limpiarse.—¿Ya?—Daniela negó con su cabeza, acercándose un poco más, ella misma la limpiaría. Con su pulgar talló suavemente su mentón hasta que la mancha desapareció. 

—Listo.—susurró, alzando su mirada y notando que sus labios estaban a escasos centímetros uno del otro. Daniela miró los ojos de Poché, los cuales estaban fijos en sus labios. En ese momento sólo existían ellas dos, nadie más. Daniela no entendía, pero estaba acercando lentamente su rostro al de Poché, sintiendo la tensión, sintiendo su respiración. Cerró los ojos, iba a besarla, y no tendría arrepentimientos después de hacerlo. En el momento en que uniría sus labios con los de ella, Poché cerró sus ojos, y bajó la cabeza. Daniela terminó por besar su frente. 

—Yo...-yo no quiero que sea así.—susurró con sus ojos cerrados, en cambió Daniela abrió los suyos, sin despegar sus labios de la frente de Poché.—Sí vas a besarme, quiero que te enamores de mí primero.—susurró sinceramente, sintiendo las lágrimas formarse en sus ojos.—Cuando mi hijo murió, roso perdió significado para mí. Quiero que...al menos esto, tenga uno.—Daniela comprendió a qué quería llegar.—Sí no estás segura, por favor, no me beses.—Daniela tomó delicadamente las mejillas de Poché con sus manos y alzó su rostro con tal suavidad que la hizo abrir sus ojos.—No quiero perder de nuevo.—sus ojos conectados con los de Daniela. 

—No vas a perder.—le sonrió con ternura.—No vamos a perder.—Poché hizo un puchero, intentando no llorar más.—Entiendo a qué te refieres, yo no voy a presionarte. Vas a enamorarte de mí—asintió muy segura sin procesar sus propias palabras, sólo diciendo lo que sentía.—, y vas a escribir sobre una maravillosa pareja.—la menor rió un poco.—Sobre Calle y Poché.—susurró con una sonrisa. 

—Mi corazón es muy frágil.—susurró Poché, llevando su mano a la que Daniela tenía en su mejilla.—Cada día se cae en pedazos, cada día se rompe un poco más. 

—Sí le faltan piezas, entonces yo te daré las mías.—sonrió sinceramente. Nunca habría creído lo que estaba sucediendo, nunca lo habría imaginado, pero así era el amor, incierto. Vio cómo unas lágrimas de Poché bajaban por sus mejillas, estaba asustada de sentir de nuevo.—No llores, no pasa nada. Nunca estarás sola, nunca otra vez.—Poché sonrió un poco al escuchar eso. 

—Quiero hacer las cosas bien.—asintió Poché, presionando un poco la mano de Daniela sobre su mejilla.—No quiero arrepentirme de esto, no quiero arrepentirme de intentar rehacer mi vida. 

—No lo harás. Te enamorarás de mí.—rió Daniela, muy segura.—Ya verás.—dijo antes de besar su nariz.—Quizá no fue en tus labios, pero es porque creo que la persona que no está segura es otra.—bromeó en una risa.—Y está bien, está completamente bien. 

—Wow.—suspiró Poché, sonriendo.—La muerte de mi hijo me enseñó que la vida es muy corta, pero podemos hacer un momento eterno cuando ambas estemos seguras de lo que sentimos—susurró.—, y mientras eso sucede será un honor descubrir si eres mi persona idónea, Daniela.—la sonrisa de Daniela hizo presencia, al igual que el tono rojo en sus mejillas. 

—Lo soy, claro que lo soy.—rió.—Y tú eres la mía. 

—Será divertido descubrirlo.—susurró apartando suavemente las manos de Daniela de sus mejillas.—Buenas noches, Daniela.—dijo, antes de levantarse del sofá y sin más irse directo al estudio. 

—Buenas noches, María José.—suspiró, repasando en su mente lo que acababa de suceder. Se creía totalmente heterosexual, hasta ese momento. 

Quizá se dejaron llevar por el momento, quizá ninguna entendía lo que sentían, pero ambas conocían el dolor y sabían que lo que sucedió entre ellas esa noche, fue porque así lo querían, porque así debía suceder.

paper hearts. » caché. [adaptación] (TERMINADA).Where stories live. Discover now