Yo rodé los ojos. Tenía muchas ganas de putearlo. De hecho, iba a hacerlo, pero me acordé de los ojitos brillosos de Juliana esperando a que yo hable sobre ella con el pelotudo.
Entonces, decidí no armar bardo. Respiré hondo, y lo miré con calma.
— Perdoname. — Le dije con un tono pacífico. — No tuve un buen día.
En ese momento, él me miró petrificado, sin saber que decirme.
— Perdoname vos. — Escuché, lo que me sorprendió un poco. — Esperaba que nos putiemos, me siento un forro ahora.
Yo solté una pequeña risa y el me la devolvió. Admito que me dió un poco de ternura.
— Bueno... — Aclaré mi garganta y devolví mi mirada hacia la hoja. — Hagamos el trabajo.
Él asintió con la cabeza e hizo lo mismo.
Pasaron como 30 minutos en donde nos mantuvimos callados. Cada uno se encontraba concentrado en su hoja, leyendo o completando.
Pensativa, lo miré de reojo. Estaba mordiendo la pinta de su lápiz, con los ojos entrecerrados como si buscara en su mente alguna palabra o respuesta. Algunos segundos después, cruzó su mirada con la mía, como si hubiera sentido mis ojos puestos en él.
Sin saber que hacer, decidí aprovechar ese momento y comenzar con mi "misión".
— ¿Sabes quién te puede ayudar en Historia? — Solté de pronto.
— ¿Quién? — sonrió apenas.
— Juliana. —Respondí con una sonrisa segura. — Le va muy bien, deberías pedirle ayuda.
— Pero... — Valentin quedó dudoso durante algunos segundos. — ¿Quién es Juliana?
Tras escuchar esa pregunta, quedé atónita. Definitivamente no iba a contarle eso a Juli.
— Mi mejor amiga, la que está siempre conmigo. — Respondí con incomodidad. Me daba tristeza que enserio él no haya notado su existencia.
— ¿La de pelito corto? — Me preguntó y yo asentí. Juliana tenía el pelo hasta los hombros, era seguro que hablaba de ella. — Bueno, después le voy a preguntar.
Sonreí de costado, y devolví mi mirada en la hoja, cortando la conversación.
Pero él volvió a hablar, interrumpiendo el trabajo. — ¿No querés descansar?
Mis ojos reflejaron confusión ante él. — ¿Descansar?
— Ya me duele la cabeza. — Contestó, apoyando su cara contra sus manos y los codos sobre la mesa. — ¿Podemos seguir otro día?
Yo miré la hora en mi celular, eran las 4:30 de la tarde. A la media hora iba a llegar mi vieja, y todavía nos quedaba un montón por hacer, asi que no había tanto problema en descansar. Es decir, obviamente no íbamos a terminar todo en ese día.
— Bueno dale. — Contesté comenzando a guardar mis cosas en la mochila. El chico sonrió ampliamente e hizo lo mismo con sus cuadernos.
Acto seguido, Valentin corrió rápidamente hacia la televisión y la prendió con emoción. Yo lo miraba, sin saber lo que estaba por hacer.
Unos segundos después, comenzó a sonar una canción de Los Redondos, específicamente "jijiji".
Quedé sorprendida, no me imaginé que le gustaba esa banda, o mejor dicho, mi banda favorita.
Comenzó a tararearla mientras daba pequeños pasitos de baile en el lugar.
Yo sonreí inconscientemente. — ¿Te gustan Los Redondos?
— Me encantan. — Contestó sonriente y me miró con entusiasmo. — ¿A vos?
No dudé en responder. — Me encantan.
Sus cejas se elevaron como si estuviera sorprendido. — Quién diría que la señorita testaruda tuviera buenos gustos de música.
— Muy gracioso. — Le sonreí con sarcasmo y él rió.
En ese instante, comenzó a acercarse a mi mientras movía la cabeza al compás de la música, y cuando lo tuve en frente, me ofreció su mano.
Yo fruncí el ceño, confusa, y el sonrió de costado, ladeando su cabeza. — ¿Bailas?
— ¿Perdón? — Respondí con una ceja elevada, mirando su mano extendida.
— Te perdono. — Guiñó su ojo, o algo así, y rodé los ojos. — Lo que no voy a perdonar es que no bailes este temazo.
Yo sonreí levemente. Valentin Oliva no me caía bien, pero en ese momento, no me importó. Es decir, eran Los Redondos, no podía negarme a esa excepción. Entonces, con un poco de duda, tomé su mano.
Valentin me tiró contra él y comenzó a saltar mientras daba vueltas, parecía un nene chiquito, pero era gracioso. Yo tardé algunos segundos en tomar confianza, pero me terminé soltando, y comencé a bailar junto a él. Éramos los dos bailando en medio de la sala, cómo si fuéramos unos locos.
— ¡Valentín baja la música! — Se escuchó desde el segundo piso de la casa.
Él frena de golpe junto conmigo, y mira al techo. — ¡Callate, ortiva!
— ¿Es...?
— Mi hermano, no le des bola. — Sonrió, respirando agitado por tanto salto.
Yo me limité a devolverle la sonrisa, también cansada.
Y en ese instante, sin saber bien porqué, vi a Valentín de una forma diferente a la que yo siempre imaginé de él; y pude llegar a la conclusión, de que ya no me caía tan mal.
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Bueno gente, espero que no se hayan aburrido ♥️
¿Qué les pareció?
Lxs quiero✨
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• c u p i d o ; wos •
Fanfiction"¿Que tan difícil podía ser convertirme en la cupido de mi mejor amiga?" By wossxoliva Créditos a @terrazadelvacio por la hermosa portada
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