Capítulo 5 - Cinco años; segunda parte.

En başından başla
                                    

El Jade tenía una conocida presión agazapada en su garganta y fue entonces cuando le prestó atención a las marcas de suciedad en el cinturón y recordó la mano del hombre sosteniéndose de él cuando el cadáver lo atacó.

Una minúscula esperanza lo hizo moverse. Ni siquiera cambió la túnica húmeda antes de romper el viento a velocidad sobrehumana mientras montaba a Bichen y se dirigía al lugar donde horas atrás había estado.

Llegó horas más tarde, con la angustia y el miedo en su máximo punto. Con los puños blancos por la presión y el rostro casi traslúcido.

Recorrió el pueblo buscando en cada pequeño lugar en el que estuvo, después se acercó a la residencia y sin encontrar nada se dirigió al bosque. Ahí, redujo la velocidad de todo movimiento y aun cuando era un objeto inanimado el que buscaba puso en alerta todos sus sentidos.

Aún con una vista de envidia desenvainó a Bichen para que la luz azulina de la hoja le diera claridad ya que la luz de la luna no alcanzaba a filtrarse por la frondosidad de los árboles.

Buscó durante horas eternas, el sol brilló aún detrás de las nubes, el viento dejó de rugir y el mundo volvió a la vida pero la cinta no apareció.

Lan WangJi tenía los ojos rojos por la ira y es que no podía creer que había sido tan descuidado con su posesión más preciada y significativa.

—Por favor... —suplicó en un lamentable susurro.

Se mordió el interior de las mejillas hasta que un sabor oxidado le llenó las papilas gustativas. Abrió y cerró los puños en repetidas ocasiones mientras su cuerpo entero temblaba y cuando las emociones ya no pudieron ser controladas rugió descorazonadamente dolido.

Se estaba volviendo loco y en un fatídico impulso volvió a empuñar a Bichen hasta enterrarla en la corteza de un pobre árbol.

El guqin sobre su espalda parecía pesar toneladas enteras porque las rodillas del Jade cedieron y lo impulsaron hacia abajo, cayendo con las palmas abiertas al piso y recogiendo tierra y hojas hasta machacar todo dentro del puño.

¿Por qué la tuvo que llevar con él? ¿Por qué no pudo dejarla en el Jingshi? Estaba segura en la caja de jade y ahora lo había arruinado. Era lo único físico que tenía de él y lo quería de vuelta así tuviera que arrastrarse para recuperarla.

Haría todo con tal de volver a tocarla porque era como tocarlo a él.

La necesitaba desesperadamente y aun con todo ese desespero Lan WangJi jamás volvió a tocar la cinta que una vez controló los cabellos rebeldes del Patriarca Yiling.

Nadie fue testigo de la triste imagen del intachable Hanguang-Jun cubierta de suciedad y profunda tristeza mientras yacía arrodillado entre las sombras de los árboles.

Tampoco nadie fue testigo de cómo repetía el nombre de Wei WuXian como una desolada mantra.

En realidad, nadie sabía del dolor tan profundo que no se iba nunca del alma del Jade.

Sólo había una persona que con solo mirarlo podía descubrir hasta sus más tristes secretos: su hermano. Ese mismo que se encontraba preocupado dentro del Jingshi después de haber visto todo arrumbado sobre el piso.

Lan XiChen se había acercado al Jingshi por la mañana, después de que Jin GuangYao se hubo retirado quiso saber cómo había ido la cacería de su hermano. Unos discípulos le habían informado que Lan WangJi había vuelto entrada la noche y pensando que querría descansar esperó un par de horas.

Lo que no espero fue encontrarse con la puerta principal de la residencia de su hermano abierta de par en par y con todo revolcado por todos lados.

Inclusive se dio cuenta del compartimiento donde estaban escondidos los frascos de Sonrisa del Emperador e intuyendo el motivo de aquello no pudo hacer nada más que acomodar la tablilla y fingir que nunca había visto lo que había debajo.

Recuerdos impregnados del primer amor | v.1 | Lan MeiLingHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin