Cap. 7: Yo sólo quiero que tú lo sepas.

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— Mientes.

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Ling con pasos pesados se dirigió hacia su propia habitación, antes de llegar pudo escuchar el sollozo de Wei, trató de ser indiferente a los dolorosos suspiros, trató de hacerse a la idea de separarse del castaño de ojos negros pero le dolía demasiado ¿Entonces por qué hacerlo? Porque el orgullo le cegaba.

El emperador se dejó en caer entre las sabanas de ceda fue cerrando sus ojos hermosos y las en su interior todo fue como un intenso remolino. Estaba confundido. Perdía la noción de sus deseos.

Las coincidencias no existen...

Los sueños se convierten en ilusiones

La luz de esperanza, comienza a apagarse

Y un recuentro se acerca, cuando se sienten lejanos

Un sonido recurrente entre sus pensamientos, podía percibirlo a detalle, punzaba en su cabeza, abrió los ojos y se encontró en la habitación de su madre, la que había otorgado por amor a Wei, creyó estar sumergido en ilusiones, recién se había recostado en la colchoneta del emperador, la suya... esa habitación ajena le causó escalofríos, la luz opaca poco le permitía ver. Forzó su mirada turquesa, su mirada se nublaba por el esfuerzo y poco a poco, sus pensamientos también se nublaron por la imagen que poco, podía ver.

.*.

— Acaba de una buena vez con todo Wei

— ¿Con todo? — Repetía inmutable. Casi silencioso y con una fragilidad nunca antes vista.

— Tómala entre tus manos, derrama tu sangre y atraviesa el espejo, te lo aseguro, aquí no hay dolor, no hay nadie que te haga sufrir.

— Pero...— Dudaba, algo en su pecho dolía, un dolor que suplicante le pedía a Wei hacer caso omiso a las palabras de su maldición.

— Yo sé que es lo que quieres, quieres dejar de sufrir, ven a este lugar, y deja que yo sufra por ti en tu mundo, con tu cuerpo.

Todos de alguna manera habían siempre procurado de los deseos de Wei, sus padres imponiendo educación. Sus padres decidiendo qué era lo correcto, Yi hablando sobre lo que debería hacer y Ling diciéndole de qué forma deberían amar.

«Tú sí me amas, pero aún no lo sabes»

«Estás cansado de ser odiado, quieres dejar de sufrir»

— Tal vez era lo correcto... — Susurró Wei y las lágrimas escurrieron por sus mejillas.

.*.

Una daga en esas manos de seda blanca, finas flores dibujadas en la empuñadura; la daga era de plata y su punta pegaba en la piel del súbdito.

Los ojos negros de Wei parecían más un abismo, esa mirada sin expresión estaba fija en el emperador, el emperador del otro lado del espejo podía contemplar la fragilidad de Wei que no había mostrado cuando le había rechazado — "Tal vez no quise verla antes..." — Recordó sus palabras, las duras frases que dijo a Wei...o Yi, pero no podía hacer, ahora, más que mirar por el espejo como los ligeros movimientos de Wei hacían que la tela zarca que le cubría el hombro izquierdo resbalara exquisita para dejar medio pecho descubierto. Wei se arrodilló, entonces el emperador notó aquellas marcas y heridas que hacía nada no había notado, tembló el emperador cuando Wei Ling se acercó hasta el espejo.

Placeres del melocotón mordido • FINALIZADO |BL|Where stories live. Discover now