💀 • CLEAN • 💀

•|Chapter 3|•

ꟷAcaba lo que terminaste Jenny...no pierdas tu preciado tiempo, majestadꟷ Max se acercó por la espalda de Jenny y con cuidado retiró el cabello para susurrar una sentencia de muerte.

ꟷEn el hombro Jenny...justo en la balaꟷ Rascalov miro a su amigo con un pequeño viso de odio.

ꟷHijo de putaꟷ Dimitry soltó una sonora carcajada escondiendo sus escasas lágrimas. Black le guiño el ojo y salió del salón de torturas hacia el bar. Una copa de vino tinto y sus ojos fueron a parar al cuadro que decoraba la pequeña sala de estar. Movió un poco la copa asentando el sabor de un añejado varios años. Llevó a la boca un sorbo y lo sintió amargo con un toque dulzón. El vino y la música de fondo le permitían disfrutar del sufrimiento de Rascalov. Adoraba cuando las personas tejían su propia trampa y se lanzaban a ella, sin pensarlo siquiera. Sentirse superior, rodeado de tantos imbéciles, hacía que todo valiera la pena.

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La guarida se mantenía en un silencio sepulcral en la noche. Jenny se había marchado a una gala de altos cargos. Era necesaria su presencia allí para asegurar su posición en el poder. Con ella se llevó a Max y Hoseok, los demás seguían con las labores asignadas en vista a aumentar las esferas del negocio. Ella brillaba más que la luna llena de esa noche, mientras Dimitry peleaba por seguir vivo al día siguiente. Era un simple balazo en el hombro, pero había perdido mucha sangre y la comida ni asomó por aquel sitio infernal. Silencioso, en la oscuridad de esas cuatro paredes, se movía Dante Pendragon. Observaba y palpaba los objetos con los que sometieron la voluntad del rubio. Dimitry se veía sediento de vida. Conocía a otros que se rendían demasiado pronto. Se acercó al ruso a paso lento y tomo su barbilla para ver si aquel azul seguía con la misma intensidad. No era lástima, no compasión...era más probable sentir una especie de admiración insensata. Dimitry no entendía muy bien que estaba sucediendo, lo poco que veía, estaba borroso.

ꟷIntenta no morir en el proceso, Rascalovꟷ Dante introdujo sus dedos largos en la herida de bala y buscó la rea de todo este lío. Sacó el pedazo de plomo mientras Dimitry mordía sus belfos con fuerza ponderada. Se deshizo de la intrusa y tomo el cuello del rubio para que no se moviera mucho. Pendragon lamió la herida de bala para que esta fuera sanando. Un éxito de no ser porque quemaba cada vez que cerraba los pedazos de carne expuesta. La sangre de Rascalov era algo espesa y su sabor no podía definirse con una palabra. Una autentica ofrenda a Lucifer años atrás. Pero el demonio se limitó a lamer una por una sus magulladuras.

ꟷ¡¡¡JODER!!! ꟷ Dejó salir después de un tiempo prolongado. Dimitry cedió al dolor, cayendo en un profundo desmayo. Dante se deshizo de las cuerdas y tele-transportó el cuerpo del contrario a su habitación. Caminó tranquilo hacia la cama y se deshizo de las prendas para llevarlo a la bañera con temperatura estable. Dimitry sintió poco menos de roces en su piel muy leves. Un estado completamente inconsciente que solo por acto reflejo le hizo abrir los ojos y observar que alguien le bañaba. Podía oler whisky y vainilla gracias a los vapores ꟷ¿Quién putas eres? ꟷ El ruso hacía ridículos intentos de encontrar su cuello. El pelirrojo decidió ignorar el descaro del ruso y continuó sus labores hasta obtener el trigueño que caracterizaba a Dimitry.

ꟷCurioso...eres muy curioso Rascalovꟷ Después de obtener una recuperación completa. Le colocó algunas prendas y le trasladó a la guarida para dejarle dormir en el cómodo sofá. Su teléfono vibró y descolgó suponiendo quien se trataba. Petrov preguntaba por su hijo ꟷdormido...ꟷ Dejó dicho sin más preámbulos. El poder de un intermediario, es que elige que decir y cuando hacerlo.

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Justo en la madrugada de aquel domingo, aproximándose las cuatro de la madrugada, Dimitry despertó con su garganta seca. Necesitaba controlar su escasez, subió las escaleras hasta lo que parecía ser una habitación, entró al aseo y abrió el conducto de agua fría para hidratarse. No recordaba mucho de lo que había sucedido. Ni siquiera estaba seguro de donde se encontraba. No reconoció la ropa que traía puesta; ni siquiera traía a "las gemelas", apodo que recibían sus armas, consigo. Rascalov secó su rostro sintiendo voces en el cuarto. Se escondió en el baño mientras escuchaba el exterior.