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El aliento de Dahyun golpeaba justo en mi cuello, estaba demasiado melosa otra vez y yo no podía hacer nada contra eso más que fingir una sonrisa. En la mesa en la cual me encontraba estaban mis compañeros de entrenamiento, mi novia y sus tres amigas.

Hablaban de temas triviales a los cuales no les presté importancia, lo único que necesitaba es que tocara el timbre anunciando el final del receso.

—¿Quieres que hagamos algo juntos hoy?

Me susurró la chica que tenía sentada entre mis piernas, muy hermosa de hecho, pero eso me venía dando igual. Se entregaba tan fácilmente que terminaba por aburrir. Ni siquiera sabía porqué aún estaba con ella, creo que para mantener la reputación que un jugador de hockey debe tener, estar con una chica a la que todos desean es importante.

—Tengo otras cosas que hacer, quizás otro día.

—Siempre dices eso, Yuta, nunca tienes tiempo para mí— Puso un puchero ridículo y evité reír, lo tierno no iba para nada con ella.

—¿Pero qué dices? Anoche estuvimos juntos.

—Sabes a lo que me refiero.

Sí, seguramente se refería a sexo. Ella lo quería a todas horas y a mí me molestaba, sobre todo porque intimar con ella ya no me parecía tan divertido ni excitante. Sus gemidos eran escandalosos y quería taponar su boca siempre que lo hacía.

Dejé pasar el tema, gracias a Dios una de sus amigas la entretuvo con no se qué mierdas y otra vez me había librado. Quizás ya era hora de que vaya botándola, no es como si ella estuviese enamorada de mí, sólo le gusta mi cara, mi polla y mi cuerpo. Y sus padres creen que soy el partido perfecto para su hija, no pueden estar más lejos de la realidad.

Soobin hizo una broma y todos comenzaron a reír exageradamente atrayendo la mirada de los demás, no es como si no estuviésemos acostumbrados, a veces a algunos les gustaba la atención.

Pero yo amaba aún más la que me estaba brindando el chico peliazul del fondo, tenía su frente arrugada y frunció aún más el entrecejo al darse cuenta de que le estaba mirando. Poco faltó para que rodase los ojos y volviese al libro que tenía entre sus manos.

Lee Taeyong, un chico un centímetro más bajo que yo, creo. Muy mono por el cual tenía la polla por el piso. Me le había insinuado como un maldito puto incontables veces y pasaba de mí como la mierda.

Sé que le gusto, le parezco atractivo pero cree que soy otro más que sólo va detrás de su culo. Es decir, sí quiero su culo, pero el «enano» tiene una personalidad interesante y no me molestaría liarme con él.

Tiene una mandíbula perfectamente definida que es demasiado atractiva para mí, sus labios son tentadores, sus manos finas y suaves, me dan ganas de acariciarlas. Sí, me lo quiero follar, pero también quiero que amanezca entre mis brazos. Es exactamente mi tipo, claro que sólo falta que me haga caso.

El receso terminó y todos volvimos a clases, para mi suerte Dahyun iba en un grado menor al mío y no tenía que soportarla en clases. No era como si me gustase estudiar y toda la cosa, solo que para seguir en el equipo me piden un tipo exacto de notas y mi promedio no es tan alto, en otras palabras, no necesito que alguien me esté hinchando los huevos cuando trato de concentrarme. Pero también es porque puedo apreciar a Taeyong sentado en la primera fila, tan atento como siempre. Desde donde estoy puedo verlo perfectamente, aunque la distancia era considerablemente alta.

El profesor nos iba a asignar un trabajo de dos y lucía como si fuese el mismísimo Lucifer a punto de hacer maldades.

—Nakamoto Yuta y Lee Taeyong.

Quedé mirando a la nada por segundos hasta que capté lo que eso significaba, pero antes de que pudiera responder a mi reacción, Taeyong saltó poniéndose a la defensiva, exigiendo que lo cambiasen con otra persona. Sólo seguí en mi posición disfrutando del espectáculo que estaba montando, ya sabía yo que ese profesor no daría su brazo a torcer.

Cuando se dio cuenta de que nada lograría con su escándalo, a regañadientes tomó sus cosas y con la cabeza agachada se sentó a mi lado, sólo faltaba que él se acomodase y podríamos trabajar tranquilos. Nos dio el material y todos nos sorprendimos al ver lo largo que era, ese profesor no se andaba con chistes, quería ver el mundo arder de la peor manera.

Casi todos los alumnos de la clase se quejaron, entre ellos Taeyong. Ya sabía que no le molestaba que el trabajo fuese largo, le molestaba que tuviese que hacerlo conmigo.

—¿Molesto, Lee?— Pregunté con burla al ver su rostro contraído en una mueca dura.

—Vete a la mierda.

No paraba de reír con este chico, me daba gracia todas y cada una de sus expresiones, hasta cuando se ponía en mal plan se veía lindo. Luego de eso ni siquiera me dejó ver las copias que el profesor nos había dado, se encargó de buscar las respuestas él mismo y a decir verdad no me molestaba porque me gustaba oír su voz cuando citaba las respuestas para que los dos lo copiásemos.

La hora de ir a casa había llegado, Taeyong a mi lado juntó sus cosas con demasiada rapidez para luego tratar de salir huyendo. Copié su acción y también me apresuré en juntarlo todo demasiado rápido, de seguro algo se me estaba olvidando pero no importaba.

Lo alcancé a la salida del Instituto, lo cogí del brazo y lo obligué a mirarme.

—Yuta...— Alzó la mirada para bajarla al instante, se zafó de mi ataje y se «limpió» donde yo lo había tocado. De seguro no haría eso si me permitiera tocar cada parte de su cuerpo. —¿Qué quieres?

—¿Dónde lo haremos? ¿En tu casa o en la mía?

—En ningún lado, Nakamoto, date por vencido.

—Hablo del trabajo, Taeyong— Solté con burla agrandando mi sonrisa al ver su rostro confuso y seguro pensando en cosas que no son.

O quizás sí.

Sus mejillas se fueron enrojeciendo, estoy seguro de que si las tocaba ahora estarían ardiendo. No me gustaba que fuese tan adorable frente a mí y no poder hacer nada, lo odiaba.

—Ash, eres un idiota. A las tres te quiero en mi casa.

Y esta vez sí salió huyendo, sus jeans negros ajustados no me dejaban mucho a la imaginación y ya quería ver ese poco y nada de trasero y piernas sin nada que me lo impidiese. Su cabello azul brillaba por los reflejos del sol, me daban ganas de pasar mis manos por allí para comprobar si es tan sedoso como se veía.

Demonios...

Tengo que hacerlo mío antes de que me vuelva completamente loco.

𝐑𝐔𝐄𝐆𝐀𝐌𝐄 [𝐘𝐔𝐓𝐀𝐄]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora