¡MAMÁ! Escribí en tinta negra sobre la palma de mi mano, mirándola con ojos molestos.

-Lo siento -se disculpó, ignorando totalmente mis dos hermanos menores luchando en el asiento trasero-. Yo simplemente estoy... preocupada por ti.

-Estará bien, mamá -dijo Anabelle detrás de mí, estirándose para apretarme el hombro. Puse mi mano sobre la de ella, dándole un apretón elogioso.

-Lo sé -dijo mamá, aunque más bien sonaba como si fuese para ella misma-. Lo sé.

La escuela primaria y secundaria en Wales estaban situados justo al lado del otro. Mamá entró al estacionamiento de la secundaria, en el centro de todos ellos. Me senté allí por un momento, como mis hermanos apilados, mirando como todos salían hacia sus destinos.

Supe que tan pronto como saliera de la furgoneta todo el mundo iba a estar mirándome.

-Todo va a estar bien, Aris -dijo mamá otra vez, presionando un rápido beso en mi mejilla-. El Director Petersen te estará esperando.

La miré, notando las líneas preocupadas arrastrándose alrededor de sus ojos y boca. Parecía injusto por mi parte asustarla tanto después de todo lo que había hecho para mí en las últimas semanas. Así que al final asentí con la cabeza, besé su mejilla y salí de la furgoneta.

El sol era cegador al reflejarse en la escuela blanca a la distancia. Actuaba como un espejo, expulsando la luz justo hacia nuestros ojos.

Entrecerré los mios mientras colocaba mi mochila sobre mis hombros y me armaba de valor.

Una ventaja de salir del estacionamiento de la escuela secundaria fue que la gente a mi alrededor era más joven, por lo que no me miraban. Me las arreglé para llegar a la mitad del camino antes de empezar a ver las miradas.

-¡Hayes! -gritó Colton al otro lado del césped, golpeando su puño contra su pecho antes de bombear el aire. Levanté mi barbilla, tratando de sonreír.

Gracias a él, había sido descubierto.

Ars! -Mis entrañas se congelaron cuando escuché la voz de Zora la Zorra detrás de mí-. ¡Ars, amor, espera!

Apenas disminuí la velocidad mientras continuaba hacia las puertas principales.

-¡Aris! -Me seguía llamando al acercarse a mi lado-. ¡Estoy tan contenta de que hayas vuelto! Estaba tan preocupada por ti. -Ella enredó su cabello alrededor de uno de sus dedos.

Bueno, al menos la horrible cicatriz no estaba espantando a las chicas.

Por lo menos no a Zora la Zorra.

-¿Así que estas mejor ahora? Oh, espera, ¿cómo vas a responder a esa pregunta?

En verdad intenté no poner mis ojos en blanco.

Saqué un pequeño cuaderno de mi bolsillo y lo abrí en una página que

decía: Estoy bien.

-Oh, entiendo. -Se rió. Fue seriamente molesto-. Bueno, si estás bien...

A fortunadamente se calló cuando Jake se interpuso entre ella y yo. - Gracias por la preocupación, Zora -interrumpió mi amigo. Ella le dio una mirada asesina, una de esas miradas en las que las chicas son realmente buenas-. Pero estoy seguro de que lo que realmente necesita "tu amor" es a su pandilla.

-Como sea -dijo ella a la vez que rodaba sus ojos y caminaba hacia su propio grupo de amigos.

-Bienvenido, hermano -dijo Elly, apareciendo repentinamente.

Mute (En Edición )Where stories live. Discover now