Freak

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AU

Houston, Texas

Para Ale Rivera, las constantes ofensas de Benjamín ya no le importaban nada. Podía escucharlo decir estupideces sobre ella durante horas, y ni se inmutaría. Había llegado a la conclusión de que esa era la única manera de mantenerlo a raya. Sin embargo, con Lucía no sucedía lo mismo. Un solo gesto de la hermosa porrista y Ale se desarmaba por completo.

Durante su infancia había entendido que no era igual a las otras niñas. Llegar a la adolescencia solo lo reafirmó, sobre todo al notar que tanto ella, como todas las niñas que conocía, habían cambiado. En especial Lucía. Benjamín fue la enorme piedra en su camino desde entonces. Él y Lucía se hicieron novios en primer año de preparatoria, y fue cuando empezó lo peor. Si antes había sido un experto bulleador, llegar a la cima de la popularidad lo convirtió en el mejor de los peores. Lo más doloroso para Ale, era que Lucía siempre estaba presente y formaba parte de sus molestas bromas.

Pero todo cambio el verano antes de su último año. Benjamín había asistido todo el verano a un campamento de fútbol para mejorar su desempeño y asegurarse una beca a la Universidad. Dani, el mejor amigo de Ale, se había ido de viaje junto a sus padres. Ale se había quedado en Houston y Lucía había vuelto antes de lo planeado del "road trip" con su familia en México. 

Y pasó lo inesperado. Puede ser cosa del destino, o no, pero el que sus caminos se cruzaran en un momento tan importante para ambas, debía significar algo.

Ale llevaba varios años sintiéndose inconforme con los cambios de su cuerpo. Le molestaba que sus pechos se volvieran voluptuosos, que su cabello fuera largo. Cada detalle que indicará que se convertía en mujer le incomodaba. Si bien se había declarado gay frente a Dani un par de años atrás, cuando él le manifestó sus sentimientos, Ale no le había comentado a nadie acerca de su inconformidad con su cuerpo. Era algo que aún no comprendía y le era imposible explicar, sobre todo a su madre, lo que provocaba las fuertes discusiones entre ellas.

Lucía, por su parte, se sentía estresada de las constantes insatisfacciones de su madre. No había día en el que no le dijera algo acerca de su aspecto o sacara a relucir cualquier tema solo para molestarla. Esa había sido la principal razón por la cual no soportaron mas de una semana en el "road trip" y su padre decidió volver a Houston. Sus vacaciones se vieron arruinadas, su mejor amiga y su novio estaban lejos de casa y se sentía devastada por las discusiones con su madre.

¿Lucía? —Ale detuvo su patineta.

—¿Qué haces aquí, Rivera? —Ale advirtió su voz ronca y dio un paso cerca de su asiento.

—Eso te podría preguntar yo a ti —respondió acomodando su beanie. —Dani y yo siempre venimos a este skatepark.

—De acuerdo, me iré. 

—Hey, espera ¿estas bien? —Lucía se detuvo, dándole la espalda a Ale. La skater voceo un par de veces antes de volver a hablar. —¿Sabes? Hay una pequeña heladería cerca de aquí. Dani y yo siempre vamos después de practicar, realmente son de los mejores helados que probarás en tu vida —Lucía se dio la vuelta lentamente y le sonrió. —¿Vamos? —asintió y siguió de cerca a Ale.

Esa fue la primera vez en mucho tiempo que estuvieron juntas sin gritarse o halarse de los cabellos. Ale compró los helados y se sentaron en el pequeño balcón. 

—¿Están muy buenos, no?

—Si —sonrió Lucia.

El corazón de Ale se saltó un latido. Era la segunda sonrisa que Lucía le regalaba en menos de una hora.

Luciale(x) One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora