Cap. 10 Encuentros Cercanos

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Los días pasaron hasta acabar el verano. Todos habían aprendido a vivir con la tristeza de una pérdida. Poco a poco encontraron la resignación en el duelo, y como el resto del mundo, siguieron sus vidas lo mejor que podían. Los meses de vacaciones de Victoria estaban por terminar. Pronto tendría que regresar a Chicago, aunque no sabía si estaba lista para abandonar la hacienda.

Los nuevos días trajeron consigo a los eternos enemigos de Victoria, los truenos. La temporada de tormentas se avecinaba a la vuelta de la esquina, y justo hoy parecía que inaugurarían el evento con una torrencial lluvia que se desató paulatinamente durante toda la noche.

Relámpagos iluminaban los cielos negros, se escuchaban los rayos tan cerca de la hacienda que le era imposible respingar del susto. Cada vez que el imperioso sonido del trueno rompía el ambiente su corazón daba un vuelco. Victoria se encontraba en su habitación, era media noche y por lo que se escuchaba, la tormenta seguiría así por varias horas más.

Llevaba horas intentando conciliar el sueño, pero le era imposible dormir cuando todo un siniestro espectáculo de resplandores ocasionados por los relámpagos, iluminaban su habitación, proyectando extrañas sombras que la ponían nerviosa. Y sin mencionar los malditos estruendos de los truenos, que la hacían brincar en la cama.

Sacó fuerzas de su flaqueza, y se quitó las sábanas de su cabeza, salió de su habitación sin saber su siguiente movimiento. Estaba de pie a medio corredor con la mente en blanco. Ocupaba que alguien estuviese con ella, pero Magda había pedido permiso durante esa semana para visitar a su hermana. Ir a su cuarto sería una movida en vano.

Tampoco podía despertar a su padrino por una tontería como esa. "Si sabes que este miedo es irracional... ¡¿Por qué carajos tiemblas de pavor?!" jamás podría entenderse. De la nada otro estrepitoso trueno le sacó un pequeño grito de terror. Entonces se cubrió la boca con ambas manos, conteniendo el aire, estaba sola en un corredor vacío. El perfecto inicio de una película de terror.

Hasta donde ella sabía, tenía dos opciones. Opción uno, regresar a su habitación, tumbarse en su cama, intentar dormir algo, y aguantarse el miedo como toda una mujer adulta hasta que la lluvia cesara por la mañana.

O... utilizar su opción dos...

Fernando escuchó que alguien tocaba a su puerta. Estaba acostado boca abajo con la cara enterrada en la almohada y su pelo alborotado cubriendo su frente y parte de sus ojos. Con una mano apartó los mechones de su rostro. Suspirando con fastidio cuando otra ola de golpeteos resonó fuerte en sus oídos.

Enfocó la vista en su despertador que anunciaba las doce y cuarto, más golpes profanaron su puerta. Se levantó de su acogedora cama y caminó hasta la puerta, refunfuñando por lo bajo. Abrió la puerta de un fuerte tirón, encontrándose con Victoria del otro lado, más asustada que nunca.

"A la mierda el plan de ser una mujer adulta –pensó esta–, esos truenos acabarán conmigo".

Este frunció el ceño al verla abrazándose y con sus ojos que profesaban miedo. Fernando suspiró y gesticuló hacia su cama con un movimiento de cabeza. Victoria no lo pensó ni un segundo, entró velozmente y se embrujó con las sábanas hasta su cabeza. La tormenta no pensaba acabar pronto.

Este cerró la puerta y se dirigió de nuevo a su cama, removió las sabanas o lo que pudo de ellas, Victoria estaba muy aferrada, y se acostó boca arriba. En cuanto ella notó su cuerpo le pasó un brazo con urgencia, para rodear su torso. Fernando la abrazó fuertemente mientras las secuelas de otro trueno desaparecían y ella temblaba bajo sus sábanas.

–Te esperaba aquí antes. –comentó irónico, con sus ojos cerrados y la calma en su voz–. La lluvia lleva cayendo hace dos horas.

–Quería probar si podía resistir la tormenta por mi cuenta.

Indestructible 1: Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora