—Pero no puedo venirme a Seattle —musité, me mordí el labio y fruncí un poco el ceño —Allá está mi trabajo, mi familia, sé que quieres mi seguridad y lo entiendo pero me he quedado en Chicago principalmente por mi trabajo.

—Sé que buscas una superación, tienes un potencial en la fotografía y lo sabes, quiero que cumplas tu sueño de ser fotógrafa, ser como Lisa Hill ¿Recuerdas? Estoy seguro de que pronto tendré la vida que quiero que compartas conmigo y quiero que estés aquí.

—¿Me estás pidiendo renunciar a mi trabajo? —se me borró toda expresión del rostro.

—No ahora, tal vez considerarías dejarlo cuando yo ya sea importante y lo seré porque trabajaré en eso todos los días. ¿Lo aceptarías? Dejar Chicago para venir a Seattle, podrías olvidarte del peligro y yo estaría finalmente tranquilo, no te faltaría nada, te lo aseguro.

Pero no estaba preparada para una respuesta, a la vez tenía la emoción de hacerlo pero también la incertidumbre, tenía un buen futuro en Chicago Journals y no esperaba dejarlo, a menos que realmente fuera necesario.

—¿Renunciar? —repetí, un poco insegura

—No. Tienes razón —alzó una mano para que no respondiera —Estás en tu mejor momento, no te pediría que lo dejaras, solo quiero saber si, en dado caso de que realmente tenga ya lo que necesito para darte una vida digna, ¿Considerarías venir a Seattle?

—Sí —sonreí abiertamente —Claro que lo haría, no necesitas preguntarlo.

—Tenía que estar seguro —respondió, haciendo crecer una sonrisa.

Me quedé estudiando su expresión unos segundos con los brazos cruzados y me acerqué a él, volviendo a tomar la silla que dejé vacía, antes de confesarle la verdad de Chris tuve que levantarme y alejarme de él al menos unos metros porque no sabía que clase de reacción tendría, pero me equivoqué, tuvo una reacción de lo más comprensible.

—Creí que ibas enfadarte conmigo por haberte mentido —susurré, con el semblante todavía un poco avergonzado.

Alzó una mano sin haber dejado de sonreír y me acarició la mejilla, sus ojos eran muy conciliadores, me miraba con una comprensión que me alivió mucho.

—No iba a enfadarme contigo por algo así, no niego que estoy indignado y muy impotente, hubiera hecho lo que fuera para protegerte a distancia. Yo te he ocultado cosas en el pasado, tú nunca hubieras tenido necesidad de ocultar nada a menos que fuera grave.

—No, la verdad es que no ocultaría nada a menos que supiera que es muy grave, algo en mí me decía que ibas a actuar de manera impulsiva y no quería que eso afectara tu trabajo.

Me acarició la mejilla con más lentitud, el verde de sus ojos se derritió cuando clavó sus ojos en los míos, me quedé conteniendo la respiración, cada vez que me veía así podía jurar que olvidaba como respirar, incluso que el mundo podía existir a nuestro alrededor, todo era sobre nosotros.

—Fuiste muy considerada respecto a eso, en efecto hubiera estado muy distraído por pensar en cómo ayudarte, en cómo protegerte, me habría sentido mal todos esos días por estar lejos y no poder hacer nada. —me tomó de la mano y me acercó a él para que me sentara de nuevo en su regazo, ahora tenido su mirada tan cerca de mí, ya no estaba en condiciones dignas de poder razonar, me concentré solo en aquellos ojos que robaban toda mi total atención. —Eres importante para mí, Amber, en aquel tiempo que te dije lo contrario estaba luchando con muchos males y mis problemas me obligaban a ser una persona despreciable pero en el fondo sentía amor y ese era tuyo.

La sangre corría rápido debajo de mis mejillas, él acarició la piel de mi rostro con besos delicados, el tacto de sus labios sobre mi piel me agitaba el corazón tal y como las alas de un colibrí, batiendo tan frenéticamente.

Mi Tormento Favorito©+18  [MCF#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora