Un ciclo interminable

Capítulo 2: Compañeros en un mundo extinto

Una fría y oscura noche había envuelto al planeta; de aquellas que abundaban últimamente; de aquellas donde lo vivo ya no existía más.
Los seres humanos habían abandonado la tierra para refugiarse en la luna. Dejando que los androides se encarguen de la batalla contra las máquinas; creaciones de los alienígenas para exterminarlos.

Una figura femenina se podía apreciar entre las vacías atracciones de un lúgubre parque de diversiones. La joven se encontraba mirando el precioso cielo estrellado mientras, calmadamente, se encontraba apoyada delante de una pared de ladrillos de uno de los oscuros callejones. Era una hermosa androide con una falda oscura y cabello plateado, cuyos ojos cristalinos, eran injustamente tapados por una banda del mismo color de su vestimenta.

Su nombre era 2B, uno de los modelos de batalla del proyecto YoRHa. A la chica se le veía ansiosa; como si hubiese estado esperando en ese lugar por horas. Se encontraba en un enorme y extravagante parque de diversiones cerca de las ruinas de la ciudad. El lugar estaba infestado de máquinas, sin embargo, a pesar de ser los enemigos naturales de los androides, estos no la atacaban. Parecía que estaban celebrando algo, mientras una hermosa melodía sonaba en el lugar. La despampanante androide no estaba sola, a su lado, estaba su unidad táctica de apoyo, el Pod 042. Un pequeño dron que asistía a los diversos modelos de androides, cada uno, contaba con su propio Pod; ofreciendo comunicación, apoyo táctico, retroalimentación y más.

—Maquinas que hablan. Sumamente inesperado —pensaba la androide mientras movía su pie repetidas veces con impaciencia, mientras mantenía sus brazos cruzados.

La chica había sido asignada a una misión de reconocimiento. Rumores indicaban que había un nuevo tipo de máquina que destruía todo a su paso en el lugar, incluso a otras máquinas, no era algo común, se supone que eran sus aliadas.

—Alerta: nave de YoRHa acercándose —avisó el Pod 042 a 2B.

—Bien, ya era tiempo —dijo con una voz calmada.

La androide salió del callejón a un área un poco más amplia para esperar el aterrizaje de la nave.

El vehículo era color negro, una nave de combate, útil para transporte y misiones en las alturas. La nave comenzó a descender lentamente, empujando toda la tierra del suelo, justo debajo de ella. 2B no movía ni un solo músculo, solo esperaba que la nave terminara de descender.

El compartimiento principal del pequeño vehículo se abrió, revelando a un androide masculino. Un chico joven; con el cabello plateado y una banda similar a la de 2B tapando sus ojos. Y, a un lado de él, lo acompañaba su unidad de apoyo, el Pod 153.

—Un saludo, señorita —se presentó amablemente el androide—. Soy una unidad de escaneo, el número 9. Puedes llamarme 9S. Seré tu apoyo en esta misión.

—No hace falta ser tan formal. Y menos cuando llegaste mucho después de lo esperado —expresó con un tono serio la albina.

—Disculpa, tuve un pequeño contratiempo con algunas máquinas en los cielos, tuve que hackearlas una por una para quitármelas de encima.

2B se giró, como si no hubiese escuchado la explicación de su nuevo compañero.

—Tenemos que hacer un reconocimiento en el área norte. El reporte indica que la máquina suele aparecer ahí.

—Afirmativo. El último reporte fue hace dos días, cuando algunas unidades fueron aniquiladas por la máquina— prosiguió el Pod 042—. Propuesta: Encontrarla y aniquilarla lo antes posible.

—Bueno, la misión es clara. Pero al ser una misión de reconocimiento; debemos tantear el terreno, no queremos terminar muertos como nuestros compañeros —dijo finalmente 9S.