Namjoon apartó la mirada un momento, cediendo en silencio. Sí, él no creía en milagros, pero era en los peores momentos donde la gente de aferraba a todo lo existente e inexistente. Era esa estúpida fe la que los definía como humanos. Y él aún esperaba ver a ese chico salir de ese maldito hospital.

―Eres un chico grande ―Namjoon asintió con pesar y secó la humedad en sus ojos, soportándolo. ―Has hecho un buen trabajo en tu negocio, no lo eches a perder ahora. Y gracias por darme una oportunidad. Eres de las partes buenas de mi vida

―Hombre, sólo cállate ―Pidió frustrado, cubriendo su rostro para combatir el deseo de llorar. Yoongi rió ligeramente al verlo. ―Él estuvo en el club anoche

―¿Uhm?

―El chico que iba cada semana a verte, te hablé de él antes. El primo de...

―Taehyung ―Completó.

―Miraba el escenario con melancolía, estoy seguro de que te extraña ―Yoongi lo miró sin parpadear. ―Te lo digo para que sepas que estás en el corazón de muchos, Yoongi, así que puedes estar orgulloso de ti mismo ―Presionó su mano, enseñándole sus hoyuelos.

Min asintió distraídamente, perdiéndose en sus pensamientos.
Kim Seokjin...

Novena memoria.
13 de marzo de 2011.

Con la mayoría de edad cumplida, Yoongi tendría que abandonar el orfanato a finales de mes. Esa fue la razón por la que, en ese entonces, el joven deambuló por toda la zona, buscando el que sería su próximo hogar.

Hubo un error de cálculo para Seokjin ese día.

Desconociendo el futuro, no sabía que ese sería el día en que Yoongi terminaría por firmar el contrato de seis meses para la que fue su primera vivienda; un completo nido de ratas.

Era cierto que Yoongi no tenía un gran sueldo todavía, pero había ahorrado durante toda su adolescencia, y eso debió ser más que suficiente para poder obtener un lugar mejor. Sin embargo, viéndose tan inexperto como era, la gente no dudó en aprovecharse de él, elevando valores o queriendo hacerle firmar contratos de arriendo por un año. Las opciones se estaban acabando para cuando dio con un cuarto que parecía del tamaño de una caja de fósforos.

Seokjin se molestó después de eso, por supuesto. El chico no tenía que vivir de manera miserable, sólo porque querían aprovecharse de él. Lamentablemente, el contrato que aseguraba los primeros 6 meses había sido firmado, y ya no había vuelta atrás.

Yoongi tuvo que vivir obligadamente ahí, hasta que seis meses más tarde encontraría el que sería su verdadero hogar.

Seokjin sabía que lo había pasado mal. Vecinos con actividades sospechosas, calles oscuras y peligrosas, gritos de peleas fuera de su puerta, y un drama nuevo todos los días, fue lo que tuvo que soportar durante toda su estancia. Eso, sin contar las pobres condiciones del lugar. Así que, de ser por él, sólo borraría esos horribles seis meses de su mente y ya.

Y por eso estaba ahí ahora.

Yoongi merecía recuerdos acogedores. Todas las personas merecían un hogar que los hiciera sentir seguros y cálidos, al pesar en él. Así que le daría ese recuerdo en el momento exacto, y no con la tardanza de un fin de contrato.

Sí, Seokjin fue el que interfirió para conseguirle una propiedad decente más tarde. Pero ahora se aseguraría de que esta fuera la única en su mente.

El bonito piso pertenecía a un familiar y la convenció de hacer un contrato increíblemente barato, pagando el resto por su cuenta. Yoongi no tenía que enterarse de eso, por supuesto. Incluso después de años, el chico no tenía ni idea de que sólo estaba pagando la mitad del monto real, mientras alguien cubría la otra mitad.

Mundo fabricado [KSJ+MYG]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz