—¿Piensas ir, hija?— centré mi atención en mi padre— Supongo por todas las lechuzas que llegaron esta mañana que ya sabes lo que pasó.

—Eso creo— me senté a su lado— ¿Qué les dijo la profesora McGonagall?

—No mucho, solo que Pansy y la menor de los Weasley tuvieron un problema bastante grande— pasó las manos por su cara— Mandaron a un chico a la enfermería.

—¿Qué? Creí que el problema había sido entre ellas.

—Sí, lo mismo sabemos nosotros, McGonagall pidió hablar con nosotros en persona. Leila está pensando seriamente en perder los modales y mandarle un vociferador a Pansy— relajó sus facciones con obvia diversión— ¿Una Parkinson recibiendo uno? Algo digno de ver.— reí junto con él.

—¿Puedes tomar esto en serio, Josh?— ambos cortamos nuestras risas viendo como mi madre entraba a la estancia con una mal oculta mueca de disgusto— Y ni se les ocurra tratar a Pansy como si no hubiera hecho nada malo.

—Merlín, cariño, Pansy ya suficiente debe estar sufriendo con el castigo que le van a poner— mi madre soltó un suspiro.

—Será mejor que vayamos de una vez.

•••

—Señores Parkinson, señorita Gran... Hermione, que bueno que llegan—le sonreí a la profesora, ahora directora, McGonagall— Tomen asiento, por favor, las señoritas no deben tardar en llegar, solo fueron a almorzar—  mis padres se sentaron, mientras que yo solo me puse detrás de ellos— Debo admitir que me asombró que decidieras no regresar a Hogwarts, Hermione.

—Sí, bueno, tenía que ordenar ciertas cosas en mi vida, además de que sin Harry y Ron...

—Evite mencionar al joven Potter frente a la señoritas Parkinson y Weasley.— Fruncí el ceño y antes de poder formular alguna pregunta las llamas de la chimenea anunciaron la llegada de Arthur y Molly Weasley, casi al instante la puerta se abrió dejando ver a Ginny.

—Señores Weasley tomen asiento, señorita Weasley ¿Y la señorita Parkinson?

—Venía detrás de mí— Saludó a sus padres y después me sonrió.

•••

—¿¡Que hiciste qué, Pansy!?

—Leila, por favor, tranquilízate— mi padre hizo que mi madre se volviera a sentar tomándola de los hombros, llevábamos cerca de media hora en la oficina de la directora escuchando a Pansy y a Ginny dar su versión de los hechos.

—¡Por Morgana, Weasley, eso no es cierto!

—¡Todos escucharon como conjuraste el hechizo, agradece a Merlín que caí en el lago!

—¡Era solo una travesura, comadreja, no planeaba matarte! Existe el Finite incantatem, ¿Lo sabes, no?

—¡Pansy!— la pelinegra rodó los ojos y se cruzó de brazos en señal de rendición.

—¿Qué hechizo utilizó, señorita Parkinson?

—Alarte ascendare.

—¡Mi hija estaba sobre una escoba, la sacaste volando sin mediar consecuencias, eso no era una simple travesura!

—Señores, les pido guardar silencio al menos hasta que terminen de contar lo que pasó, prosigan chicas.

Pureza de sangre.Where stories live. Discover now