Amulets - Rubegetta/Luzuplay

Dos

Después de unas horas Samuel y Luzu finalmente podían salir de la escuela, ambos estaban fastidiados de estar sentados en un pupitre escuchando a diferentes los profesores durante horas, ambos amigos caminaban a la salida mientras conversaban sobre la mudanza de Samuel.

-¿Entonces ya terminaste tu mudanza?- pregunto el castaño curioso deteniéndose en la entrada de la gran escuela.

-la verdad es que aún tengo cosas que desempacar- dijo Samuel soltando un suspiró

-Vamos a tu casa, yo te ayudo- dijo Luzu de forma alegre

-no lo sé, no quiero molestarte, tenemos muchos trabajos por hacer- habló Samuel con un tono de duda

-Vamos tío, quiero saber donde vives y quiero conocer tu humilde morada- el menor insistió

-¿pero qué hay de los trabajos? Además no tengo nada de comida en mi casa más que sopas instantáneas y se que tu las odias-

-Podemos comprar alguna cosa que sí sea comestible y no sean ese tipo de sopas- siguió insistiendo el castaño, Samuel dio un sonoro suspiro para después sonreír.

-Bien sé que no te haré cambiar de opinión así que vamos- Samuel se agachó un poco para cargar a su amigo sobre su hombro.

-Samuel! Me vas a hacer caer!- Luzu se sujetó con fuerza de la chaqueta del pelinegro el cual reía a carcajadas

-Sabes que no te he dejado caer nunca- Samuel sujetaba con fuerza a Luzu mientras comenzaba a caminar a su hogar

-Si lo haz hecho, más de una vez- se quejo el castaño- Samuel comenzó a pensar recordando que momento había pasado eso.

-Pero eso no cuenta, las veces que te he dejado caer han sido apropósito- dijo Samuel riendo

-Si cuentan y nada de lo que digas me hará cambiar de opinión- dijo Luzu provocando otra risa de parte de Samuel.

-piensa lo que quieras, pero eso no cuenta- se burló el pelinegro.

-Samuel si no me bajas ya vomitaré en tu chaqueta favorita- dijo el castaño el cual se había mareado por la acción del pelinegro.

-Bien, bien, te bajare, solo dame un momento- Samuel comenzó a buscar un lugar un poco alto para bajar al castaño, tan pronto vio un no dudo en bajar al menor el cual lo agradeció profundamente.

-¿Estas bien?- rió un poco el mayor al ver a su mejor amigo tambalearse un poco.

-Mareado- se quejo el menor, Samuel le ofreció su mano para que la tomará y no se cayera mientras bajaba de la banca en la que estaba parado,Luzu tomó la mano de Samuel y con cuidado bajo de donde estaba tambaleándose un poco más.

-Seguro que no vas a morir atropellado?- Samuel miraba divertido a Luzu en cual se veía bastante mareado

-en estos momentos no estoy seguro de nada- se quejo el menor, Samuel sonrió por el comentario y cargó de nuevo a su amigo de una forma más gentil cargandolo como si fuera una princesa siendo rescada, los reclamos no se hicieron esperar por el castaño, Samuel reía a carcajadas por las acciones de su amigo el cual pataleaba un poco pero a la vez se aferraba al cuello del pelinegro por el temor a caer, daba varios reclamos y le dio un tirón de cabellos a Samuel el cual fingió dejarlo caer provocando un susto en el castaño que terminó con algunos insultos, cualquiera que los viera pensaría que eran pareja pero nunca vieron su relacion mas alla de una casi hermandad, Samuel continuó caminando con el menor en brazos el cual ya estaba totalmente resignado por la acción del mayor, el pelinegro llevo al castaño hasta un pequeño supermercado que estaba cerca de su casa y después de ese gran recorrido Samuel bajó a Luzu para que caminara por su cuenta. Los reclamos y algunas amenazas por parte del más bajo no se hicieron esperar, Samuel ignoraba las palabras de Luzu pues en muchas otras ocasiones ya lo había amenazado y jamás había cumplido ni una de esas amenazas, los amigos caminaban por los pasillos buscando algunas cosas para la comida de ese dia y algunas cosas más que el pelinegro necesitaba, salieron del supermercado cargando varias bolsas mientras conversaban como si todas aquellas amenazas no hubieran pasado, caminaron durante unos minutos hasta que finalmente llegaron al edificio donde vivía el mayor. Cuando subían las escaleras del no tan alto edificio el cuidador de la puerta los detuvo.