Capítulo 4 - Jade en caos; primera parte

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—¡Es una suerte que el líder Jiang conociera sus debilidades y fuera tras de él o todos estaríamos muertos en este momento!  

Los ojos de Lan WangJi casi se tornaron rojos y en la empuñadura de Bichen se ejercía la fuerza de dos hombres Lan: uno que buscada desenvainarla y otro que buscaba impedir una arrebato de locura.

El rugido de un destello púrpura tronó fuerte y demandante en el salón acallando a cada alma ahí adentro y mezclando el ambiente con un aura amenazante y mortal.

Zidian había golpeado con fuerza el piso, justo en el centro donde el grupo de borrachos se encontraban. Los destellos morados del látigo crepitaban con fuerza. Era bien sabido que mientras más se iluminará el púrpura del arma más enojado estaba el líder Jiang y que el que hiciera uso de tan potente anillo significaba dolor y muerte, como mínimo.

Todos se habían quedado paralizados y un soplido molesto salió de la boca de Jiang Cheng.

—Ustedes, idiotas, ¿Creen que estoy aquí para escucharlos vomitar estupideces por esas bocas sucias? —con la ceja izquierda curvada y una falsa sonrisa en los labios Jiang Cheng se acercó amenazante—, ¿A caso quieren que les rompa las piernas?

El grupo de borrachos impertinentes se disculpó de inmediato, habían quedado sobrios al instante en el que Zidian les serpenteo en los pies así que salieron inmediatamente del lugar.

Lan XiChen logró calmar a Lan WangJi sólo unos instantes después de que Zidian volviera a enroscarse y tomara forma de anillo y lo sacó del salón justo cuando la música y los invitados fingían que nada había sucedido y retomaban todo donde lo habían dejado inconcluso.

—WangJi... —habló Lan XiChen una vez que el aire les dio de lleno y estuvieron solos, pero Lan WangJi no lo dejó terminar.

—No puedo estar aquí escuchando como hablan así de él.

—Lo sé. Ve a casa, yo me encargaré de todo, volveremos a Gusu cuando la Conferencia haya terminado.

Lan WangJi asintió y espero unos minutos antes de subir sobre su espada y alejarse de ahí.

Lan XiChen observó cómo la figura de su hermano se perdía en el horizonte a sabiendas que el Jade jamás volvería a asistir a una Conferencia de Cultivo. No después de saber que las pláticas, con un poco de alcohol encima, comenzaban a girar en torno a Wei WuXian mientras era maldecido.

—¿Hermano XiChen? —la amable voz de Jin GuangYao apareció a su espalda—, ¿Hanguang-Jun está bien?

Mientras Bichen rompía a gran velocidad la calma del cielo y el viento hacia volar con esmero la túnica blanca, Lan WangJi luchaba por controlar sus emociones. Escuchar aquellos comentarios casi lo volvieron loco. Aún siente el loco impulso por cerrarle la boca para siempre y sancionarlos por todo lo que se atrevieron a decir.

Ninguno de ellos supo quién era Wei WuXian y lo mucho que luchó por salvar las vidas inocentes de esas personas. No le importó morir en el proceso con tal de no permitir una injusticia y esos hombres se atrevían a llamar "sucia" a su alma.

Tenía ganas de regresar y obligarlos a disculparse. Tenía ganas de destrozar todo a su alrededor. La ira sólo seguía creciendo dentro de él, ¿Era así cada vez que había una Conferencia de Cultivo entre las sectas? De ser así jamás volvería a asistir a una, sin importar dónde se llevará a cabo o si era su propia secta la anfitriona para celebrarla.

Wei Ying, ellos no te conocen. Ellos no saben lo que yo sé de ti.

Ellos solo eran seres despreciables que lo utilizaron cuando les convino y lo acecharon cuando no pudieron controlarlo. En ningún momento les interesó él, sólo querían su poder.

Recuerdos impregnados del primer amor | v.1 | Lan MeiLingWhere stories live. Discover now