Parte 3

789 85 18
                                    

Hace frío y nada augura que el clima vaya a cambiar, las calles casi se congelan, la gente anda abrigada hasta la coronilla, todo el mundo camina rápidamente y las filas para hacer el check-in son larguísimas, pero aun así Harry está feliz.

Nada en el mundo podría cambiar eso, no le importa nada más que el viaje que está haciendo en ese instante, va a París, después de quererlo por tantos años, por fin va a conocer la tierra donde se suponía hace años atrás, se casaría con Draco. Pero eso ya era parte del pasado.

Ahora está haciendo un viaje diferente de lo que por mucho tiempo planeó. Va viajando acompañado, pero no por el hombre que durante doce años fue su pareja, sino que con otras personas, aunque al mismo objetivo. Tuvo un tiempo duro, dando todo de sí para poder salir adelante, ha sido difícil, pero lo ha logrado.

— ¿Estás ansioso? — Dijo sonriente un joven hombre sentado a su lado.

— Lo estoy — Sonrió feliz.

El ultimo día en la casa de sus amigos, comenzó su metamorfosis, había decidido que solo esperaría una semana para que Draco fuera a buscarlo y tratar de arreglar las cosas, pero eso no pasó, Draco no fue por él y entonces supo que su vida debía continuar, pero definitivamente no en la misma ciudad.

El primer año de separación fue sin duda alguna el más duro para él, lloró más de lo que lo había hecho en toda su vida, los primeros meses no salió de su casa, cortó todo contacto con sus amigos y familia, vivir a cientos de kilómetros de distancia ayudó mucho con ese objetivo. No necesitó trabajar puesto que tenía mucho dinero guardado del trabajo que hacía en la empresa con Draco. Aunque cuando fue a ver su cuenta del banco, pudo notar que tenía muchos millones adicionales ahí, cuando hizo la consulta, le dijeron que la persona que se los transfirió, dijo que era su parte de la empresa. Esto solo le provocó más dolor, era el punto final, el divorcio, significaba que Draco daba por terminada definitivamente cualquier relación con él, de ahí en adelante todo en él cambió.

Cuando la temporada de llanto pasó, vinieron los meses de la ira, rompía cada cuadro, cada foto, cada cosa que le recordara a él era destruida, dejó de comer, se bañarse, era un desastre, hasta que un día simplemente colapsó y fue a parar al hospital. Los médicos le advirtieron que de seguir con ese estilo de vida, moriría luego, que si esa era su intención, mas rápido era que se pegara un tiro. La frialdad con la que el doctor le habló, lo removió un poco, entonces decidió que no se dejaría morir, no así, por lo que el encierro se acabó.

Comenzó a salir a todas partes, a fiestas, a involucrarse con parejas esporádicas, a beber sin control, a irse de viaje con amigos casuales. Harry estaba viviendo una vida completamente diferente a lo que conocía. Conoció muchos lugares nuevos, hizo (malos) amigos y dió rienda suelta a una vida sin control.

Hasta que un día, una de las tantas personas con las que durmió le pidió salir de verdad, de conocerse más allá de las relaciones sexuales. En ese instante se dio cuenta de que a pesar de estar tan roto y tan perdido, aún había quienes podían desear una relación seria con él.

Pero no lo aceptó.

Solo que ese fué el punto final para la bohemia, se alejó de esa vida y contactó a sus viejos amigos, Ron y Hermione estaban felices de volver a saber de él, no quiso preguntarles nada de Draco y ellos definitivamente no lo mencionaron. Acordaron verse pronto y por fin pudo ver un poco de luz en su vida. Comenzó a trabajar en una pequeña agencia de novias y al cabo de un año desde su ruptura, del encierro, de la dejación y de las noches de locura. El dolor se había ido.

Habían pasado dos años ya desde aquella separación y ahora no podía estar más feliz de la vida que había logrado. Por fín tendría la boda en París que siempre soñó.

LibertadWhere stories live. Discover now