19

21 3 0
                                    

Busco más universidades, porque falta solo unos meses para terminar mi preparatoria, encuentro una con la carrera que quiero y es medicina. De hecho la carrera es algo demandada por ser medicina, aun así pongo lo mejor de mi y me preparo, estudio lo suficiente aunque nunca lo es, hago lo posible porque todo sea suficiente y no me decepcione a mi misma, de mis padres ni hablar para ellos ya no existo, después de años se lograron comunicar conmigo, no entiendo la razón de su alejamiento, aunque ya no me importo lo que dijeran, Arthur se ofreció para acompañarme a la universidad porque esta un poco retirada del lugar donde vivo, aunque no será de mucho problema cambiar de casa, mis padres me han cumplido pocos caprichos, después de que les reprochaba muchas cosas, el como me habían tratado, aunque dicen que siempre soy la consentida y siempre obtengo lo que quiero, pero siempre lucho por lo que realmente quiero, y esta vez lo obtendré con mi esfuerzo.
Así pasan los días, pero aún así me desvelo para seguir leyendo libros, libros que me compré en la feria de la semana pasada, de hecho aun sigue, quiero volver por la saga de “Los juegos del hambre”.
LLAMANDO A ARTHUR…
-Hola, ¿sigues en clase?
-Hola, tengo hora libre.
-Es la última ¿no?
-Si, ¿quería saber si estarás ocupado esta tarde?
-¿Querías?
-Bueno, ¿vas a estar ocupado esta tarde?
-Asi se escucha mejor, sabes que para ti tengo todo el tiempo.
-Vamos a la feria del libro.
-Claro, yo encantado.
-¿Estas seguro?
-Si, hoy es lunes y no hay muchos clientes, te apuesto eso.
-A las 4 ¿esta bien?
-Me parece perfecto, paso por ti.
-Si, estaré en casa, no tomes en cuenta los comentarios de mi hermana, ya sabes como es.
-Descuida.
-Estoy apenada por la última vez.
-No tienes porque.
-Esta bien, entonces nos vemos más tarde.
-Claro que sí mi bella dama.
-Adiós.
-No cuelgues aún.
-¿Porqué no?
-Porque me gusta escuchar tu voz
-¿Pasamos al laberinto? Siempre he querido ir.
-Claro, lo que mi princesa desee.
-¿Y qué hay ahora?
-Le daba mantenimiento a mi violín.
-¿Me ensañaras a tocar el violín?
-Claro que sí, siempre y cuando tú me enseñes a tocar la guitarra.
-Solo por eso lo haré.
-¿Tienes mucha tarea hoy?
-Lo de siempre.
-¿Y cuanto es lo de siempre?
-Como dos materias, pero tengo que estudiar para el examen de la universidad.
-Eso ya no me esta agradando, necesito pasar más tiempo contigo.
-Lo sé.
-Pero tú sueño es lo más importante, debes de seguirlo y no darte por vencida.
-Es lo que trato de hacer.
-Y lo haces muy bien.
-A veces no es suficiente.
-Todo a su tiempo princesa.
-Eso consumirá mi tiempo.
-No importa, yo estaré apoyándote.
-Me tengo que ir.
-Paso por ti.
-Claro.
-Te quiero princesa.
FIN DE LLAMADA…
 
Cuelgo la llamada, no quiero seguir con esa platica, porque se que algún día él se irá como todos, aunque ya estoy acostumbrada a estar sola, salgo de mis pensamientos y voy a mi salón, recojo las pocas libretas que saque y mis bolígrafos, todos mis compañeros hacen lo mismo, salgo de ese lugar a pasos rápidos, bajo los escalones casi corriendo esquivando a cada persona que me encuentro, oigo que alguien me llama, pero no me detengo.
-Oye, ¿ya me puedes esperar?- me agarra del brazo, obligándome a mirarlo.
-¿Qué pasa?
-¿Por qué últimamente quieres estar sola?
-No estoy de humor.
-Tú nunca lo estas.
-Dejame en paz, por favor, es mi vida.
-No, es en serio me preocupas.
-Se me hace tarde.
-No te entiendo.
-Nos vemos mañana, adiós.
-Se lo que te pasa.
-No, no sabes, ni tú ni nadie.
-Tambien se lo que se siente.
-No tienes ni la más mínima idea de lo que se siente.
-¿El estar solo y que nunca te quieran, que siempre te abandonen?
-Ya cállate.
-Te entiendo, porque lo mismo me pasa. Pero no estás sola, no tienes porque lidiar tú sola con ese dolor.
- Claro que sí, siempre lo estaré.
- No, no lo estarás, para eso están los amigos.
-¿Para qué?¿ O porqué te interesa ahora sobre lo que me pasa?
-Por lo poco que te he conocido, se fue apagando el brillo en ti.
-Ya, déjalo así, no es nada interesante, nada del otro mundo.
-Te está afectando demasiado.
-No.
-Claro que sí.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque yo lo pasé, aun lo estoy superando.
-Esta bien, me rindo.
-Aquí estoy, cuenta conmigo en cualquier momento.
-Gracias.
-No tienes que agradecer.
-Me tengo que ir, debo estudiar.
-No seas tan matadita, vamos por un café.
-No, no puedo tomar café, me pone de los nervios.
-Una malteada.
-Pero de chocolate.
-Oh no, no, no.
-¿Porqué no me dejan comer o tomar chocolate?
-Es dañino.
-Aqui casi no venden bebidas con chocolate.
-No, por lo mismo.
-Quiero mi malteada de chocolate.
-Si es que lo encontramos. Chance y tienes suerte.
-Yo siempre la tengo.
-Aún no cantes victoria.
-Esta bien vayamos.
-¿Ya comiste algo?
-Pues según.
-O pedimos una pizza y vamos a mi casa.
-No, mejor vamos a la mía que esta más cerca.
-¿Porqué no a la mía?
-Porque tengo cita con mi novio.
-¿Tú que?
-Lo que oíste.
-¿Desde cuando y quien es el afortunado?
-Hace poco, es una larga historia.
-Cuenta, soy todo oídos- caminamos rumbo a mi casa.
-Bueno todo empezó desde una desvelada.
-No me digas que es el chico de Facebook.
-No, y sonaste un poco gay al decir eso.
-Lo soy.
-¿Cómo?¿Qué?
-Si, he salido del closet, pero ya cuéntame, ¿Quién es?
-Se llama Arthur.
-Sigue...
-Te digo que en una de mis desveladas escuché el sonido de un violín, fui a averiguar quien era, no, más bien de donde provenía ese sonido y...
-¿Qué? No me dejes picado.
-Adivina que.
-Ay ya, dime.
-Pues es mi vecino de en frente.
-No.
-Si.
-Y luego sigue mujer.
-Pues no me atrevía a tener comunicación con él, hasta que encontré un trabajo.
-¿Tú trabajando?
-Si, aún que no lo creas.
-Si eres la hija de papi.
-Tú también, no te burles.
-Me sorprendes.
-Pues el dueño resultó ser él.
-¿Después de unos días hablaste con él?
-No, casi un año o más.
-Pero como.
-Pues permanecía encerrada encerrada en mi cuarto.
-¿Tuviste otro amor? O ¿seguías en la espera del chico de Facebook?
-Fue por otro.
-¿Cómo?
-Es una larga historia, aquí en mi casa no podemos hablar de esto.
Llegamos a mi casa, y lo primero que veo son unas maletas, por un momento imagine a mis padres de vuelta, me equivoque al ver a mi hermana y su novio bajar de los escalones.
-Hermanita linda, ya era hora que llegaras.
-¿Y esas maletas?
-Me voy.
-¿Cómo así?
-Me necesitan en la empresa.
-¿No la habían vendido?
-Hubo unos pequeños cambios de planes.
-¿Y yo estaré sola?
-Ya casi terminas tu preparatoria.
-¿Podré regresar?
-Depende.
-¿Depende de que?
-De lo que digan nuestros padres.
-No los entiendo la verdad.
-No tengo tiempo para darte explicaciones.
-Pero…
-Ya sabes cuidarte, si necesitas algo a mi número. Solo un mensaje.
-Ok.
-En unos meses podrás regresar, si hablas con papá.
-Lo haré, cuídate, adiós-  subí corriendo por los escalones hacia mi cuarto.
Dejo mis cosas y olvido que Kevin llegó conmigo, vuelvo a reaccionar y lo veo con una caja de pizza, entrando a mi cuarto.
-¿Cómo llego eso aquí?
-Lo pedí cuando discutias con tu hermanita.
-Ash, ya ni la menciones.
-Uh ok, pero comamos que muero de hambre.
-Bueno vamos a la sala, no estoy acostumbrada a comer en mi cuarto.
-Como digas, eres muy especial. -Bajamos a la sala.
-No lo niego, por algo me dejan sola - busco jugo en el refrigerador y sirvo uno para mi y otro para Kevin.
-Vele el lado bueno.
-Ni se te ocurra.
-Pensé que seguías siendo una niña inocente.
-Ya come ¿si?
-Salimos por un café el sábado.
-Que sea el jueves.
-¿Por qué ese día?
-Los fines trabajo.
-Ya no lo hagas, no es una necesidad para ti.
-No, pero aquí me aburro y prefiero estar con mi novio.
-Ósea que es de él, ¿el negocio?
-Así es.
-Hoy iremos a la feria del libro.
-¿Me llevas?
-No.
-Cierto, haré mal tercio.
-No, pero si.
-Entiendo.
-Nos vemos mañana, me tengo que arreglar.
-Te ayudo.
-¿En serio?
-Si, claro.
-Bueno, vamos a mi cuarto.
-Va.
Subimos como dos niños en busca de un tesoro, abro las puertas de mi closet, con solo ver toda la ropa ya me desespere, Kevin se acerca lentamente, visualizando cada prenda, al mismo tiempo tomando un vestido oscuro, unos jeans azul, otro negro y blanco, un short negro, varias blusas con escote, una azul marino, otra con negro y puntos blancos, y otra blanca con flores azuladas, una camisa cuadrada de color rojo.
-Mira este vestido esta divino.
-No estoy de humor para vestidos.
-Ok, descartado.
-Bueno.
-El jeans azul con la blusa blanca y flores azuladas.
-Mmmm- quedo pensativa.
-O el jeans negro con la blusas azul marino.
-No lo sé.
-Jeans blanco con blusa negra y puntitos blancos.
-A ver.
-O el short negro con la camisa cuadrada.
-Pues no quiero ir tan formal.
-¿El chico no viste formal?
-No.
-Entonces el short negro y camisa cuadrada.
-Me parece buena idea.
-Con unas botas altas. ¿Por cierto, el chico es alto?
-Si, al parecer soy la única chaparrita que no creció.
-Tranquila, para eso existen los tacones, o ¿para que crees que los inventaron?
-Esta bien, me alistare ya.
Entro al baño a cambiarme rápidamente, salgo y doy una vuelta.
-¿Cómo me veo?
-Súper hermosa.
-Ya casi llega.
-Entonces es hora de irme, adiós- se despide con un beso en la mejilla y sale corriendo, me quedo en shock viendo cada movimiento que hace, hasta lo pasos que da, hasta no escucharlos más, reacciono.
Me arreglo un poco en cabello y me retoco el maquillaje, mi celular empieza a vibrar y es una llamada de Arthur.
LLAMADA DE ARTHUR…
-Hola preciosa, ya estoy afuera de tú casa.
-Hola, enseguida bajo.
-No tardes.
-Será la primera vez.
Lo escucho reír, bajo las escaleras y me siento rara al usar un poco de tacón, espero y no sea algo incomodo más tarde, tomo mi bolso y enseguida salgo, lo veo recargado en un auto, suponiendo que es de él o de su padre, me acerco lentamente, como también noto que se a dejado crecer un poco la barba, le queda muy bien a pesar de no ser muy fan de ello, su colonia llega a mis fosas nasales, lo abrazo como si no lo hubiese visto en años, pero en realidad lo veo diario.
-Te vez hermosa.
-Gracias, tú no te quedas atrás.
-Bueno, adelante- abre la puerta del auto y subo, rodea rápidamente el auto para subir.
-¿De dónde lo sacaste?
-¿Qué cosa?
-El auto.
-¡Ah! Esta hermosura.
-Me pondré celosa eh.
-Es prestado.
-¿De quien es?
-Un amigo.
-Ok, pon algo de música.
-¿Cuál te agrada?
-Matisse - Todavía.
-Sus órdenes son cumplidas.

Veo que busca en su celular la música que le mencioné, y empieza a sonar dentro del auto, comienzo a cantar.

Como duele el amor a veces ya lo vez.
Que uno a veces tiene mala suerte sin querer.

Él empieza a cantar conmigo y me sorprende que la conozca, mientras comienza a conducir.

Yo que esperaba te quedarás dentro de mi corazón.
Pero el destino es cruel y me equivoque.
Que te fuiste hace 8 meses, ya lo sé.
Pero sigues aquí en mi mente como ayer.

Esa parte dolió, porque recordé a Joe, mi amor imposible.

Como un fantasma aquí en la casa, sigues en mi habitación.
Y no sé bien que hacer, para estar de pie.

Aumentamos el volumen de nuestra voz, creo que conectamos perfectamente.

Todavía no puedo olvidarte, ni dejarte de pensar.
Todavía no sé cómo borrarte, duele tanto recordar.
Que estuviste aquí, que eras para mí.
Todavía no dejo de extrañarte y no lo puedo ocultar.
Solamente puedo imaginarme, que un día vas a regresar.
Pero no es así, al final de todo ahora te perdí.
Me pregunto que si esto algún día pasará.
Que yo pueda pronunciar tú nombre sin llorar.

Arthur interrumpe, y comenta.
-Te llevaré a un karaoke.
-No, como crees.
-¿Porqué no?
-Mi voz es horrible.
-Claro que no.
-Si.
-No me contradigas, a mi me encanta.
-No lo sé.
-Anda, vamos.
-Bueno, esta bien.
Cantamos la última parte.

Todavía no dejo de extrañarte y no lo puedo ocultar.
Solamente puedo imaginarme, que un día vas a regresar.
Pero no es así, al final de todo ahora te perdí.

-Ahora escuches la misma luna, igual es de matisse.
-Si lo conozco.
Lo busco en su celular.
-¿Cómo lo conoces?
-Pues un cliente lo pidió, lo puse porque estaba de buen humor.
-Tú siempre lo estás.
-En realidad, sólo cuando estoy contigo.
Comienzo a cantar…

Y aléjate de mi no digas nada.
Porque vuelves conmigo si ya te había perdido.

Me sigue el, al ritmo de las voces de los artistas…

Por favor, no me hagas preso de tus dudas.

Ambos cantamos al unísono…

Que ganas con bajar la misma luna.

Lo dejo continuar…

Que gano con oír tus palabras.
Si se que al final yo perderé.

Lo sigo…

Para que beber de nuevo tu agua.
 
Continua…

Si se que no me quitara la sed.

Continuamos…

Porqué quieres volver.

Si sabes que podría caer.

Él continúa…

De nuevo entre tus brazos.
Borrando lo pasado.
Y aléjate de mi, no digas nada.

Ambos cantamos…

Porque vuelves conmigo.
Si ya te había perdido.
Por favor, no me hagas preso de tus dudas.
Que ganas con bajar la misma luna.

-Vamos mañana al karaoke.
-Si no tengo mucho trabajo.
-Eso dímelo a mí.
-En la noche estaría bien.
-Claro que si.
Busco más músicas para seguir cantando durante el camino, que es algo largo.

Estúpida pasión Where stories live. Discover now