—No —murmure—. No puede..., tú...

—Yo la dejare —justifico—. Ya fui a pensar las cosas bien, me tome los días que necesitaba y te elijo a ti.

Era mucha información para procesar, no podía solo llegar y esperar que corriera a sus brazos, no podía ser tan hijo de puta, yo no podía darme cuenta hasta ahora.

—¡Me elegiste! —le grite

—Exacto —confirmo orgulloso con una sonrisa—. Me di cuenta de que si ya saben nuestros padres podemos intentarlo. No vamos a desperdiciar el coraje.

Ya no sentía dolor en lo absoluto. Su lugar lo ocupó un sentimiento aún más fuerte. Odio.

El impulso llego tan rápido a mi que no tuve tiempo de pensarlo dos veces, le di una bofetada.

Todo el coraje, la colera, la tristeza que en algún momento sentí acumulada en un golpe seco que impacto en su mejilla.

—¿Qué demonios? —tomo mi mano—. ¿Me golpeaste?

Trate de zafarme de su agarre, cuando la camioneta de Michael aparco frente a nosotros, de inmediato el agarre de Noah cedió y ambos pusimos nuestras mejores sonrisas, después de todo éramos buenos fingiendo.

—¡Muchacho! —Michael saludo a Noah apenas bajo de la camioneta—. ¡Eres todo un hombre!

No supe que decir, me limite a bajar la mirada y a no abrir la boca, después de todo Michael no sabia nada de lo que había pasado.

—¿Qué tal va todo por acá? —pregunto Noah

—Feliz de tenerte en casa —afirmo mi padre—. ¿Te ayudo con las maletas?

No hay manera.

—Nada de maletas —respondió Noah

Menos mal que ya se va.

—Vengo por unos días y lo que necesito lo puedo comprar.

No, no, no. No sé puede quedar en mi casa, no puede llegar y sentirse parte de la familia. No puede.

—Olivia te puede llevar a comprar lo que necesites —afirmo mi padre.

—Creo que el puede hacerlo solo —argumente

Michael frunció el ceño en mi dirección justo cuando Anne se acerco a salvarme

—Soy Anne —se presento

—Un gusto.

No quería tenerlo en casa, no durmiendo bajo el mismo techo.

Las luces de un auto me sacaron de mis pensamientos, un coche que solo había visto una sola vez, el coche del idiota.

Aparco detrás de la camioneta de Michael y bajo a paso seguro, como solo Ivar lo sabia hacer, se acerco y nos regalo una sonrisa encantadora en su faceta de niño bueno

—Buena noche —saludo cordialmente sin quitarle la mirada a Noah.

—¿Y tu quien eres? —inquirió Noah

—Mi novio.

¿Qué?

¿Novio?

Ni yo me creía lo que había dicho ¿novio?

Esta era yo, la peor mentirosa del mundo y la más estúpida también, solo faltaba que Ivar dijera que era una loca y que no era mi novio, para que Noah se diera cuenta de lo estúpida que podía llegar a ser.

Las caras de todos se llenaron de asombro, todos excepto Ivar, quien aun no apartaba la mirada de Noah.

—¿Novio? —pregunto Michael—. Ayer no dijiste nada.

IT'S MEWhere stories live. Discover now