"Luz De Luna"

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Los días, meses y años pasaron para el pequeño Abel.

El terror que él vivía en su hogar era horripilante, desde pequeño su familia y específicamente su madre trataron de iniciarlo en las artes oscuras. Todos tenían conocimiento del increíble poder que tenía dentro, sabían que era el elegido para poder dirigir a la poderosa familia de Brujos pero él pequeño no quería hacer daño alguno ni si quiera a una diminuta mosca; su madre detestaba que se comportara de manera cálida y amable.

Conjuros, ritos y sacrificios eran el centro de atención en la casa Clutterbuck, cada persona en la familia poseía un don especifico que era potencializado por magia negra y corrompida, todos ellos rendían adoración a el señor oscuro y este mismo les brindaba el poder y fuerza para seguir cometiendo actos de atrocidad en el pueblo, de igual manera algunos demonios menores, fantasmas y espectros ayudaban en los objetivos malignos de estas personas.

Uno de los días más importantes había llegado, por fin el "Rito oscuro de la Reina de espadas" daría inicio, este consiste en llamar a entes llenas de oscuridad para causar desastres y muerte, la familia tenía pensado en realizarlo debido a que los humanos comunes y simples eran detestables para ellos, el olor a sangre era un deleite... además de que usarían tal poder para esparcir miedo e interponer su legado, aumentar sus riquezas y poder político y espiritual entre los aquelarres mas importantes, de esta forma sabrían quien mandaría en el mundo espiritual y mortal.

La luna llena se encontraba en posición, varios miembros de la familia se encontraban ubicados en puntos específicos para formar un pentagrama invertido, Aradia (La madre de Abel) coloco al pequeño brujo en el centro y firmemente le dijo:

-Tu poder nos ayudara a purificarnos y renacer de nuevo, no importa si mueres... tu para eso naciste...-

-Mami, tengo miedo- dijo Abel asustado

-¡Cállate maldito! ¡No vuelvas a decirme "Mami"!- le grito Aradia mientras abofeteaba a su propio hijo

Los ojos puros de esta inocente alma comenzaron a derramar lagrimas pero a su madre no le dio remordimiento alguno.

El ritual estaba comenzando Aradia tomo una daga de plata y recito lo siguiente mientras cortaba ambas manos y la sangre se derramaba encima de la cabeza de Abel.

-¡Mi señor, Belcebú nuestro protector! ¡Te invoco para que estés presente con nosotros, por favor darnos tu poder divino e infinito para cometer lo que dicen tus escrituras y grimorios! ¡Te imploro para que te presentes mi Lord!

La habitación en donde se encontraban estaba compuesta por 5 espejos, los cuales eran los vértices para la formación del pentagrama, en pocos segundos después de escuchar este conjuro los espejos comenzaron a cambiar su composición y de ellos salieron millones de moscas como si fueran portales del infierno.

-¡Por favor te imploro que te dejes ver tu increíble belleza ante los ojos de este humilde Aquelarre!- Gritaba Aradia mientras se incaba delante de su hijo

Mientras tanto los demás miembros de la familia pronunciaban repetitivamente: ¡Desde las sombras nos observas, deja ver tu gran poder!

-¡Toma esta alma inocente, tu espíritu yacera en su cuerpo!- gritaba Aradia

En tan solo segundos de unos de los espejos el pequeño Abel observo unos ojos rojos que enseguida le penetraron el alma, algo estaba tratando de salir del portal y no era nada bueno en ese momento algo sorprendente sucedió, el miedo que tenía Abel contenido salio repentinamente. Una fuerza espiritual de tonalidad blanquecina irradiaba del niño elegido...

-¡Aléjate de mi!- grito Abel mientras la magia contenida dentro de él salio esparcida rompiendo los espejos en añicos, eliminando la energía que formaba el pentagrama y dejando inconsciente a su familia, inclusive a su madre.

El Brujo De Las Flores BlancasOù les histoires vivent. Découvrez maintenant