Capitulo 468

311 20 2
                                    

Narra Malú

Nuestros pies dejan huellas por las calles de Madrid, mis brazos abrazan el suyo y nuestros ojos se pierden viendo cómo el sol desaparece en la ciudad.

Mamá se ha llevado a las chicas para que podamos estar solos y hemos decidido salir a cenar. Antes de entrar al local, damos un paseo. Hace bastante no lo hacemos y la ocasión lo merece. Luego acabaremos en casa, como más nos gusta, enredados entre las sábanas, brindando con la vida por sellar nuestro amor bajo la ley.

+ Que delicada, cariño.

Me chincha irónico tras oír el rugir de mi barriga.

+ ¿Tienes un león ahí dentro o un bebé?

Me hace reír.

- Podríamos averiguarlo en la próxima ecografía.

Propongo animada, siguiendo con la tontería.

+ Vamos a cenar, anda, que sino me comes a mí.

- Eso dalo por hecho.

+ Madre mía, que sacada estas.

Niega con una gran carcajada que escapa de sus labios. Me gusta tanto el sonido de su risa, es como si me regalara años de vida cada vez que lo escucho.

..

- Tienes que llamar a Dana, seguro querrá Venir... Y Vero... Va a flipar.... Y bueno, debiésemos ver a quienes vamos a avisar, ¿te apetece hacer una comida en casa o buscamos un sitio más grande?

+ Me parece bien.

- No te enteras de nada.

Lleva un rato mirándome embelesado y yo hablando sola.

+ Lo siento. ¿Qué me decías?

- Que vayamos a casa, y me hagas el amor de una buena vez. Lo estas deseando.

Espeto con guasa.

+ Muy creído te los tienes.

- ¿Me equivoco?

+ ¿Quieres que te diga la verdad?

- Siempre y ante todo.

+ Estoy deseando arrancarte ese vestido con los dientes desde antes de salir de casa.

De pie e inclinado sobre la mesa susurra en mi oído. Su voz sexy me hace estremecer y él lo nota cuando un escalofrío me recorre todo el cuerpo.

+ Creo que no soy el único que desea hacer el amor.

Sonríe triunfal.

- Ven.

Le pido que vuelva a acercarse cuando ya ha tomado asiento.

- ¿Ves aquel té?

Con discreción señalo la taza humeante que el camarero lleva a una mesa cercana.

+ Aja.

- Yo estoy muchísimo más caliente.

Murmuro a quemarropa.

- Te doy 15 minutos para pagar, alcanzar el coche y tenerme desnuda en casa, si no quieres que empiece a quitarme el vestido aquí mismo.

Amenazo chula. Debo hacer un gran esfuerzo por no explotar en una gran carcajada cuando le oigo tragar con dificultad. Mis ojos viajan con velocidad a su pantalón, abultado. No hay dudas de que nuestros cuerpos piden auxilio, sintiéndose apresados por nuestras ropas que suplican adornar el suelo de nuestra habitación.

Solo el amor nos salvará (tercera parte)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ