-Es un placer por fin volvernos a encontrar, Arawn -alcé la vista y noté que había una mujer no muy lejos de mí.

El corazón me dio un brinco, la familiaridad de su apariencia casi me destruye los nervios. Ella me veía fijamente, aunque sus ojos lucían más cansados y había canas en las hebras de su cabello negro, podía asegurar que conocía esa sonrisa radiante. La mujer también tenía seis lunares en la frente, así como un collar idéntico al de Laelaps colgado en el cuello.

Llevaba un vestido blanco adornado con hilos de oro. Sobre sus hombros había una capa azul, con dos botones de plata que tenían el sello de Reg. Sabía perfectamente quién era ella y estaba seguro de que la había visto alguna vez antes.

—No te preocupes, no estás perdido —quise decir algo pero no estaba seguro de cómo comenzar—. Me da gusto saber que sigues cuidando de mi pequeña como acordamos.

—¿Su pequeña?

—Yo soy Rahe de Tallulah —informó haciendo que mi corazón se acelerara—, mi hija Rahe es tu nueva reina.

—¿Cómo es que...? ¿Dónde estoy? —miré a mi alrededor y ella sonrió. Aunque lucía diferente a su hija en algunos aspectos como el tamaño de sus ojos, la estatura y el largo de su cabello, todo en ella gritaba que eran familia.

—Estás dentro de Ellyllon —arqueé una ceja sin entender de qué me hablaba—. La piedra que Laelaps mantiene alrededor de su cuello, se llama Ellyllon, contiene mi espíritu y también contiene todos mis recuerdos de vida. Tan solo espera...

Un segundo después de que ella terminara de hablar, sentí que algo bajo mis pies se movió, al volver a buscarla ya no estábamos en el bosque rumbo a Loftus, sino que estábamos en el salón principal del castillo de Reg.

Había un baile, la música inundaba el salón y las risas de los presentes decoraban la fiesta que con mucho esmero se había preparado. A lo lejos podía ver a la reina Tally, quien se sostenía del brazo de su esposo Doroteo. Ambos admiraban con una sonrisa a una pequeña niña de tal vez unos cinco o seis años de edad que bailaba con mucha más diversión que elegancia en el centro de la pista.

Junto a ella vi a dos niños de más o menos su misma edad, ambos eran rubios, tenían los ojos verdes. La niña que bailaba con la princesa Rahe podría reconocerla en cualquier parte pues la había cuidado por años. El niño solo reía y tonteaba con ellas, mientras que la gente les aplaudía y los vitoreaba.

No sabía por qué estaba reviviendo justo este momento, pero sabía que en alguna parte de aquí, un Arawn novato debería de estar cuidando la mesa donde el Rey Maximus y Dean se encontraban, pues estábamos en la ceremonia de cumpleaños de la princesa de Reg, una temporada después de que se firmaran los acuerdos de paz. Esta era de mis primeras misiones, solo acompañar a los reyes a ceremonias simples. Luke estaba cerca de aquí, vigilando que yo no hiciera ninguna estupidez.

Me sentía extraño, creía que la gente me vería si hacía algún movimiento, pero el poder de Ellyllon impedía que eso sucediera.

—¿Ya sabes qué haces aquí? —la voz de la reina Tally me hizo girar sobre mis pies y encontrarla muy cerca de mí. Ya no estaba con Doroteo sino conmigo, vestida de gala como entonces. Ella me tomó por el brazo y me hizo caminar hacia donde estaba la pista de baile—. Esos niños eran nuestro más grande tesoro, todos aquí pensaban que el pequeño Alex y mi linda Rahe se casarían, pero yo no estaba de acuerdo. No había nada en ese niño que me agradara.

—Si la hubiera prometido en matrimonio, tal vez los acuerdos de paz se habrían respetado por más tiempo —ella me miró y sonrió asintiendo con la cabeza.

—Eso mismo me decía mi esposo, pero yo sabía que no le podía confiar la vida de mi pequeña a un ser que no sentía ni una pisca de amor por nada.

DRAKONS: Hijos de la LunaWhere stories live. Discover now