Capítulo 25.

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Yo no me caracterizaba por ser una persona ansiosa

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Yo no me caracterizaba por ser una persona ansiosa. De hecho, tener la sangre fría cuando se trataba de tomar decisiones era lo que me había permitido convertirme en un rastreador élite de las fuerzas de Loftus. Matar sin ningún remordimiento en mis primeros años en el ejército me había permitido escalar rápido de puesto hasta ser la mano derecha de Luke.

Sin embargo, justo ahora me encontraba tan nervioso que no podía dormir. Faltaba poco para que amaneciera, así que no tenía caso que siquiera pensara en descansar. Había enterrado la bolsa con la cabeza del padre de Sahale a unos metros de distancia de donde nosotros estábamos acampando. Tendría qué avisarle a Luke que debíamos regresar a Reg y no solo eso, tendríamos que armar un ejército con los Adhlex más poderosos y con todas las criaturas del bosque que pudieran ser nuestros aliados. Se rumoraba que los Harp eran aliados de los demonios nocturnos, los cuales eran bastante fuertes. Nosotros necesitábamos encontrar o atraer a alguien que nos pudiera ayudar.

Si bien sabía que Rahe estaba de nuestro lado, no podía contar con ella como parte de nuestras fuerzas pues ni siquiera sabía cuándo y cómo aparecería nuevamente. Sahale tenía sangre de ángel y; aunque era poderoso, su sello seguía intacto y él desconocía la fuerza que poseía.

Decidí que Korë dejaría de permanecer en mi muñeca, necesitaba protección absoluta contra lo que sea que fuera una amenaza, incluyendo a Sahale.

Luke estaba haciendo la segunda y última guardia de la noche. Laelaps al notar mi inquietud se acercó para sentarse junto a mí en la manta que había colocado hace un par de horas para dormir. El lobo se recostó sobre mis piernas. Yo pasé mis manos por su cabeza y detrás de sus orejas. A pesar de saber que él era una imponente criatura que podría acabar con mi vida si él lo quisiera, justo en este momento, solo buscaba algo de cariño.

—Voy a necesitarte, voy a necesitarte mucho —dije mirándolo fijamente—. Por favor, dime que me ayudarás...

Pasé con lentitud la mano por la cadena que estaba alrededor del cuello del lobo, admiré la piedra preciosa color ámbar que estaba colgando de él. Suavemente la toqué con la punta de mis dedos y repentinamente sentí que amaneció.

Como si me hubieran transportado a un lugar completamente diferente, como si se tratara de un paraíso al que yo no había visto nunca. Solté el collar y miré a mi alrededor. Los árboles estaban frondosos, había hojas verdes en cada una de sus ramas, las aves habían anidado en ellos, los colores rojo y azul de sus plumas resaltaban, la claridad del cielo me impresionaba, pero el aroma de las flores amarillas que crecían en el pasto bajo mis pies era lo más maravilloso que había olido en años.

Observé todo cuanto me rodeaba, pero no con tal de ponerme a admirar el paisaje sino para tratar de encontrar a mis acompañantes. El lugar era exactamente el mismo. El árbol en el que habíamos hecho las vigías estaba a unos metros de mí, lo sabía porque le había hecho un pequeño corte con la espada de Harvir en una de las raíces que sobresalían del suelo.

DRAKONS: Hijos de la LunaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant