Los Orígenes 👑 | LIBRO 1 - TO | ✔

👑Capítulo 6: "La Boda (parte 1)

-Se dice que el tacto de una mujer, es igual al tacto de un beso.-comentó. Lo miré de reojo antes de untar mis dedos con la pomada verde césped. Apenas se quejó cuando cubrí la herida con esa mezcla de hojas curativas.

Durante el tiempo en que lo estuve curando, no hablamos mucho; solo para preguntarle cuando apretada se encontraba la venda y si le molestaba.

-Listo.-metí el sobrante y deposité la mano cuidadosamente contra la mesa.-Esperemos que no se infecte.-

-Gracias.-sonreí de lado. Un silencio incómodo reinó entre nosotros. La llama de la vela, poco a poco, se iba extinguiendo.-Será mejor que descanses.-murmuró.-Mañana será un gran día.-

-Lo sé.-bajé la vista y comencé a levantarme, cuando me detuvo.

-Espero que aún tengas en mente lo que te dije semanas atrás.-ladee la cabeza y entre abrí apenas los labios.-No quiero ser como todos los esposos: mi intención no es tratar mal a la mujer con la que pasaré el resto de mi vida. Mi intención es cuidarla y amarla.-tragué saliva y me removí en mi lugar. Elijah se puso de pie y tomó mis manos entre las suyas. Note la enorme diferencia: las de él eran dos veces más grandes que las mías.-Permíteme ser tu compañero de vida.-pidió. Volví a tragar saliva.

-Elijah.-hablé, antes de carraspear.-Me guste o no, debó aceptarte como mi esposo.-su rostro se tensó un poco.-No quiero sonar grosera pero, ¿qué opciones me quedan?-

-Descansa, Thalía.- giró sobre sus talones y desapareció por el pasillo. Segundos más tarde, oí la puerta de su habitación cerrarse.

*.*.*

-¿Thalía?-

Pardee varias veces y me restregué los ojos.

-Despierta.-el radiante rostro de Rebekah apareció ante mí.- ¡Hoy es el día!-canturreó.- ¡Hoy es tu boda!-dio pequeños brincos sobre la cama.- ¿Estás nerviosa?-

-Solo un poco.-susurré.

-Tranquila.-dio palmaditas sobre mi estómago y sonrió.-Apuesto a que te verás hermosa.-

La puerta de la habitación se abrió apenas.

-¿Se puede?-la voz de Esther llegó a nosotras.

-¡Pasa, madre, pasa!-Rebekah saltó de la cama y se apresuró a abrir.

-Buenos días, niñas.-saludó, ingresando. Sobre sus brazos llevaba el vestido.-Elijah ya se ha ido y en unos instantes, tu madre y tu hermana, estarán aquí.-asentí, despojándome de las sabanas. La tela del camisón se deslizó por mi cuerpo en cuanto me puse de pie.-Toma un baño y estate relajada, cariño.-Esther acarició mis mejillas.-Te dejaremos estupenda. Serás la novia más hermosa de todos los tiempos.-sonreí de lado.

-Gracias.-musité.

Rebekah se encargó de llenar la tina con agua tibia y me ayudó a desvestirme. Por poco que la conocía, me agradaba y sabría que la necesitaría para mi vida de casada.

-Largo día te espera.-comentó, sentándose en un extremo de la tina y masajeando mi cabello.-Y larga noche.-soltó una risita y no pude evitar sonrojarme.

-Lo sé.-murmuré.

Rebekah hizo que mi cabello estuviese impecable e hizo dos trenzas a los costados de mi cabeza para unirlas en el medio y dejar el resto suelto. Luego de que hubiésemos salido del baño, madre e Ingrid llegaron y con ellas, la señora Petrova. Ella insistí en ser participe mi preparación, ya que para ella, yo era como su hija. Entre las tres me vistieron. El vestido que me habían confeccionado era de color blanco, de escote recto, ceñido a la cintura y suelto a la altura de las caderas. Madre decía que debía de resaltar todos mis atributos.