La lluvia no paraba, los tenis de Johnny salpicaban con rudeza contra la acera llena de charcos de lluvia. Poco le importaba su ropa o la mochila que llevaba consigo, lo único que importaba era llegar hacia el pequeño parque donde quedó para encontrarse con Ten. Tan solo quería llegar y tomar entre sus brazos el frágil cuerpo del menor, protegerlo contra su cuerpo y decirle lo mucho que lo sentía.
—¡Mierda!— gruñó furioso, miro al cielo y lo maldijo una vez más, el clima no estaba a su favor este día y lo odiaba, la lluvia estaba aun más fuerte de cuando salió de casa de su madre.
Su madre le brindo las llaves de la casa de playa donde vivía con su desaparecido padre hace mucho, le agradeció tanto a su madre, lo dejaría ser feliz junto a la persona que amaba, sin embargo eso no era lo más importante, lo más importante era que Ten sería feliz lejos de su familia.
Sabía que era un delito lo que estaba haciendo ahora mismo, pero le importaba una jodida mierda. Ten tenía diecisiete años y el dieciocho, y sí, sería un maldito prófugo, pero lo haría solo por el menor, porque lo quería con todo su corazón, y jodida mierda, sí que lo hacía. Tantos años protegiéndolo para que en instantes todo se fuera al barranco por los crueles abusos del maldito de su padre.
Lo llevaría con él para que sea felíz.
Siguió corriendo hasta que sus pies se cansaron, tan solo faltaba una cuadra y estaría en el parque junto con Ten para después tomar el primer tren hacia Busan y ser felices. Tan solo esperaba que el menor no se haya ido.
Hasta que vio una pequeña figura caminado con una mochila blanca completamente empapada pegada a su pecho mientras trataba de limpiarse inútilmente las lágrimas de sus mejillas que se combinaban con la gruesas gotas de lluvia.
Era Ten.
Corrió hacia él y ni bien llegó al frente del menor lo atrajo a sus brazos pegando su cuerpo al de él.
—Perdóname, perdóname, por favor... Perdóname— dijo susurrando hacia su oído.
Escuchó un gemido lastimero por parte del menor cuando lo tomo en sus brazos, sintió como las pequeñas manos del menor tomaron fuertemente su camiseta como si tratara de aferrarlo a él sin dejar que se escape.
—P-pensé... pensé que no vendrías, hyung— lloró sobre su pecho.
—Lo siento, mi vida. Yo tuve un problema con mi madre, pero ya estoy acá.
—Tenía mucho miedo...
Johnny tomo su frágil rostro sobre sus manos quitando con inútilmente las lágrimas de las mejillas del menor. Pego sus frentes y cerró los ojos dejando que el agua de lluvia los empapara aún más.
—Desde ahora, nunca más tendrás miedo, lo prometo con mi vida, te aseguro que nunca más pasarás por esto.
—¿Seremos felices?
—Seremos felices, te lo aseguro.
Beso con con delicadeza los labios del menor dejándose llevar por los torpes movimientos del menor. Sonrió cuando se separó de los labios de Ten y tomo sus frágiles manos.
— Es momento de comenzar nuestro cuento de hadas, mi vida. ¿Quieres comenzar a escribirlo conmigo?
—Te quiero, hyung.
Johnny beso una vez más los labios del menor, dejando fluir todo los sentimientos que sentían mutuamente en esos momentos.
—Te amo más que a todo, princesa— dijo separándose del beso.
—Y yo te amo más que al color rosa, hyung.
Johnny tomo sus manos una vez más y siguieron su camino hacia su final feliz aquel que nunca más fue impedido por los crueles villanos que siempre le hacían la vida imposible a la princesa del cuento.
Fueron felices hasta después del The end, porque para el amor no hay fronteras sin importar quién sea llamada la princesa del cuento.
Fin
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(ᗒᗩᗕ)
Hi!.
Espero en verdad les haya gustado está rara fic. Perdonen los errores ortográficos, soy algo tonta con las palabras.
