64. El beso del dementor.

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— Claro, ya me imaginaba que no querrías — le dijo inmediatamente Sirius — Lo comprendo. Sólo pensaba que... 

—Pero ¿qué dices? — exclamó Harry; con voz tan chirriante como la de Sirius —. ¡Por supuesto que quiero abandonar a los Dursley! ¿Tienes casa?¿Cuándo me puedo mudar? 

- De cierta forma, prefiero que te crié Sirius que Petunia - le dice Lily.

- Y no lo dejaríamos solo - agrega mi madre.

- ¿Enserio me dejarían como el tutor del niño? - les pregunta Sirius sin poder creerlo.

- Sólo a ustedes tres les dejaría el cuidado de mi hijo - le responde James.

Sirius se volteó hacia él. La cabeza de Snape rasco el techo, pero a Sirius no le importó. 

—¿Quieres? ¿Lo dices en serio? 

—¡Sí, muy en serio! 

En el rostro demacrado de Sirius se dibujaba la primera sonrisa auténtica que había visto en él. La diferencia era asombrosa, como si una persona diez años más joven se perfilase bajo la máscara del consumido. Durante un momento, pude reconocer en él al hombre que sonreía en la boda de los padres de Harry. 

- Sirius como una figura paternal es difícil de imaginar - comenta Remus.

- Fue muy bueno e hizo lo mejor que pudo - le responde Harry - Hasta su último momento me estuvo protegiendo.

- ¿Tú lo viste? - le pregunta preocupado James.

- Estaba a su lado...

A Harry se le corta la voz, nunca le es sencillo hablar de ese momento. Lo abrazo y acaricio su espalda para tranquilizarlo.

- Harry, lo que haya pasado ese día no fue tu culpa - le dice Sirius haciendo que él se suelte de a poco y lo mire - Es más... eso ya no importa, naceras y creceras teniendonos a todos. Volveremos loca y a tu madre y escaparemos cuando quiera regañarnos... para eso dejaremos a tu padre como ofrenda.

Sus palabras lo hacen reír y respirar más aliviado.

- Ese día fue uno de los peores que tuve que pasar y en verdad no deseo repetirlo - le dice Harry.

- Y no sucederá.

No volvieron a hablar hasta que llegamos al final del túnel. Crookshanks salió el primero, disparado. Evidentemente había apretado con la zarpa el nudo del tronco, porque Lupin, Pettigrew y Ron salieran sin que se produjera ningún rumor de ramas enfurecidas. 

Sirius hizo salir a Snape por el agujero y luego se detuvo para ceder el paso a nosotros tres. No quedaba nadie dentro. Los terrenos estaban muy oscuros. La única luz venía de las ventanas distantes del castillo. Sin decir una palabra, emprendemos el camino. Pettigrew seguía jadeando y gimiendo de vez en cuando.

—Un paso en falso, Peter; y... — le dijo Lupin delante de nosotros, amenazador; apuntando con la varita al pecho de Pettigrew.

Atravesamos los terrenos del colegio en silencio, con pesadez. Las luces del castillo se dilataban poco a poco. Snape seguía inconsciente, fantasmalmente transportado por Sirius, la barbilla rebotándole en el pecho. Y entonces... Una nube se desplazó. De repente, aparecieron en el suelo unas sombras oscuras. La luz de la luna cayó sobre todo el grupo. Snape tropezó con Lupin, Pettigrew y Ron, que se habían detenido de repente. Sirius se quedó inmóvil. Con un brazo nos indicó que no avanzáramos. Vi la silueta de tío Rem. Se puso rígido y empezó a temblar.

- Díganme que eso no sucederá - nos pide Remus muy preocupado.

- No nos hiciste daño a nosotros - le digo enseguida para calmarlo.

Leyendo: "Harry Potter, una historia diferente"Where stories live. Discover now