Capítulo 33 - Cayendo en tentación

Start from the beginning
                                    

-Si estoy diciendo que es mía, es porque lo es.- Corté a la mujer con humor negro. Lina sonrió sin humor.

-Muy suertuda entonces Calle. Has conseguido lo que nadie puede tener, pero no se sabe hasta cuándo ¿no es cierto?

-Hasta cuando yo lo considere mejor, no se preocupe.-

-Muy bien, siéntete como en casa, Calle.-

Solo asentí, levantando mi copa de whisky a la mujer con una sonrisa. Lina no salió con una buena cara, ya debería saber que no era de conversaciones, especialmente con el tipo de mujer. Miré que se apartó de mi camino en dirección a su oficina.

Continué mi camino a la primera fila, donde me sentaba a verla bailar. Como siempre lo hacía. Un grupo de hombres a lado reían y conversaban entre sí.

"No te arrepentirás de haber venido. Ella es la más caliente de las bailarinas, tiene que ver ese cuerpo. Me emociono con sólo mirarlo".

Dijo el rubio animado para el otro individuo. Rodé los ojos con impaciencia. Era una agonía de tener gente y más gente hablando de forma sexual acerca de tu mujer, porque María José Garzón era MI MUJER.

Respire profundo tratando de mantener mi auto-control. Podría incluso ser cómico si no fuera tan trágico. Hace semanas, cuando no sabía que María José era Poché, mis celos por la stripper se enmarcaban en un nivel bajo. Pero después del descubrimiento, saber que todas estas personas deseaban y hablaban de Poché me irritaban. Loco, lo sé. Pero era lo que estaba sintiendo. Si fuera por mí, alejaría a Poché de este club sin permitirle regresar.

"¿será que ella hace privados?"

"Dicen que no. Ella nunca durmió con un cliente. Algunos la llaman 'la intocable' "- El rubio hablo nuevamente.

"No creo eso, sólo hay que ofrecer una alta cantidad para que acepte. Vamos, ¿dónde está aquella señora? Hoy voy a dormir con esta perra".

El cerdo habló con su acento italiano barato, riendo junto con los otros dos chicos.

Yo tranquilamente tome un sorbo de mi whisky, saboreando cada gota en mis labios, y luego rápidamente me puse de pie caminando hacia el grupo de hombres, y pretendí haber resbalado, vertiendo todo el líquido del vaso en la camisa blanca del italiano que había hablado.

-Joder, ¡mira lo que has hecho!- Gritó todo mojado.

No retrocedí, me quedé mirando al hombre con frialdad. Mientras el me miraba a mí, fulminándome con sus ojos.

-Lo siento, no te había visto ahí.- Dejé suficiente ironía para aumentar su ira.

-¡Mira dónde vas la próxima vez!-

Los otros tres hombres que lo acompañaban se rieron y siguieron detrás del furioso italiano, que se fue en dirección al cuarto de baño. Imbéciles.

Me senté de nuevo en mi lugar, pidiendo un vaso de whisky de nuevo, esta vez a una rubia que caminaba de un lado a otro con bebidas. Ella me dio una mirada traviesa, que trate de hacer caso omiso, al oír los murmullos que la presentación comenzaría.

Los focos se apagaron dejando sólo las luces de piso en la tarima. Imaginarme a Poché, o mejor, a María José. Que en cualquier momento aparecería hizo que mi corazón se acelerara, un cierto nerviosismo de tenerla así de nuevo y ahora sabiendo todo era demasiado grande. Tome un gran trago de la bebida que seguramente ya estaba alertando todos mis sentidos, ¿sólo tiene que ver donde estoy ahora mismo no? Cuando, finalmente, la música comenzó.

El reflector se posó en el cuerpo de la stripper, mostrando exactamente cómo ella estaba esa noche. Maldita.

The Stripper [Caché]Where stories live. Discover now