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Trabajo

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No lo podía creer. Estaba soñando o quizás alucinando. Era todo tan confuso que no sabía que hacer; ya el día en el que me reuní con Potter me sentí bastante nervioso como para trabajar ahora a su lado.

La verdad, estoy feliz por lo que pueda suceder. Quién sabe si nos hacemos amigos después de todo, aunque me gustaría que fuera algo más supongo.

No me desperté muy convencido de ir a ver al chico de ojos verdes esmeralda, pero necesitaba dinero, cobijo, comida. No podía seguir viviendo así.

Froté mis ojos y me preparé con la única ropa que tenía, agarré mi abrigo, eché a patadas al estúpido gato que siempre arañaba mi sofá y me puse los zapatos.
Como había dicho Harry, tendría que ir a Styeldaway n° 27 si mal no recuerdo, eso no era en el mundo muggle.

Por una extraña razón, seguía teniendo mi varita, aunque no debería. Así que me hice desaparecer y aparecer ya en Londres mágico.

La varita estaba rota, así que no podía utilizarla mucho. Por eso solo la utilizo en casos específicos y excepcionales.

—Llegas justo a tiempo—Escuché una voz, la cual sonaba realmente familiar mientras entré a las oficinas.

Supuse que sería la de Harry pero no se parecía en nada. Me di la vuelta y vi a Pansy Parkinson parada en frente de mí, la chica de cabellos oscuros y ojos resplandecientes apoyada en la pared.

Sabía que trabajaba con Potter, obviamente es mi mejor amiga, me ayudó en muchos momentos difíciles, y yo sabía que ella intentaba que sus padres le permitieran ayudarme pero no todo lo que brilla es oro. Sus padres le prohibieron hablar conmigo, solo porque ella vivía con ellos y no quería pagar un alojamiento ni mudarse con alguien.

—¿Me extrañabas Dray?—Sonrió dulcemente y se le formó un brillo en los ojos.

—No me creas estúpido, Pansy—junté mis brazos por mi espalda pareciendo que aún tenía mis modales y era cortés.

—Serás idiota—se acercó a mí y me abrazó de forma tierna. Se podía notar en su tacto lo mucho que me extrañaba y significaba para ella.

Correspondí el abrazo poco a poco y sonreí al ver que podría estar con ella sin que sus padres se dieran cuenta.

—Potter quiere hablar contigo, luego hablamos—se acercó a mi, me dio un corto beso en la mejilla y me señaló por donde tenía que ir.

—Está bien.

La peli-negra ya había desaparecido en su oficina posterior izquierda así que decidí ignorar a todo el empleado que murmuraba cosas a mi alrededor y me dirigí a la supuesta oficina del director general.

Por los pasillos del lugar podía vislumbrar a distintas personas trabajando en oficinas, haciendo distintos hechizos, en sus computadoras, hablando con otros empleados o solo mirándome.

A lo que yo les devolvía la mirada con asco.

A lo lejos vi con mis ojos, un poco hinchados, una gran puerta que parecía algo sucia.
Merlín, es que Potter tenía dinero, empleados y personas a su lado trabajando para él y no sabía contratar a alguien para limpiar una estúpida puerta.

—Que asco—fue lo único que murmuré, pasando mi dedo índice por la puerta y luego mirando como el polvo se acumulaba en la yema de mi dedo.

—¿Ya estás enfadado en tu primer día?—preguntó alguien detrás de mí, riéndose de mí.

Suministrame tu ayuda [Harco/Drarry]Where stories live. Discover now