capitulo 3: Otro artista

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Despues de quedar como una tonta mirando los ojos de mi nueva mascota felina por unos minutos, espavilo cuando suena la alrma de la cafetera indicando que ya esta listo. Mi vista viaja hacia esta la cual contiene esa exquizita caliente y oscura bebida que es tan necesiria en mi vida, como el aire que reapiro.

Me preparo una humeante taza.

-Nectar de los dioses-me digo a mi misma mientras degusto la bebida.

No me gusta comer en las mañanas, prefiero una simple taza de café o un jugo de frutas. Al terminar camino por mi estancia, como siempre lo hago, fijandome que no haya nada fuera de su sitio, tiendo a ser un tanto detallista con cada cosa que hago, es natural en mi familia y sin contar en mi profeción. Pintar siempre ha sido como un juego para mi, ya que cuando pinto me dejo guiar por las dulce y suaves notas de las melodias de las multiples canciones que yacen en mi reproductor, haciendo acto de precencia cada una detras de la otra.

Pintar en reconfortante, es divagar en un mundo de sensaciones con cada gruesa o suave pasada del elegante pincel acariciando la tela del cuadro, dando vida a lo que antes era una insipida y blanca tela de forma cuadrada sobre una gruesa y palida madera.

Definitivamente amo mi "trabajo" y lo digo asi, porque en realidad yo no lo siento como tal, si bien gano dinero por ello y me contartan para retratar algo, sigue sin convenserme de ser asi, ya que al pintar me siento libre, no me paro a pensar si generara dinero o no, si le gustara a la gente o no. Es lo que amo y elejí por encima de muchas otas carreras, porque yo decidi hacer lo que me apaciona en vez de estar esclavisada haciendo cualquier otra cosa que aborrsaca.

Salgo de mi trance-tiempo filosofo, y me encamino a prepararme para mi almuerzo con David, mi querido nuevo comprador.

Me tomo una ducha rapida, con una toalla en cabeza y cuerpo, decido un rato que ponerme pero al final optó por un vestido blanco, delicado ceñido en la sintura y suelto en las piernas, de cuello alto sin mangas y con unos pequeños detalles de hilo dorado en los pliegues.

Sin duda es un hermosura, me lo regalo mi tia de Italia, comon verán la moda es muy bella alli. Seco mi pelo al cual no tarda en darse forma cuando el secado esta completo, no soy mucha de usar capas y capas de maquillaje, coloco brillo en mis labios rosados y carnosos, me gusta hace que resalten mas, luego un poco de rimel y estoy lista. antes de salir me pongo unas zandalias blancas de suela un poco alta.

me despido de mi nuevo amigo felino, que al parecer esta muy comodo durmiendo en mi sofá negro de cuero.

-Dios quiera que no lo arañe- pienso.

Cierro con llave mi apartamento y llamo a un taxi, en San Francisco se toman los taxis con más frecuencia, ya que es mucho más facil ahorrarse el dolor de cabeza que es buscar estacionamiento, en un lugar seguro para que no le ocurra nada al auto y otras cosas. Yo tengo uno pero no lo utilizo por ese y otros motivos, los cuales son muy vergonzosos teniendo en cuenta mi edad, es el echo de que no se manejar muy bien, no lo se, pero cada vez que manejo estoy pendiente a cada minusculo movimiento de cualquier cosa a mi alrededor, eso influye a que me distraiga y en algunas ocaciones el que sufre daño es mi auto y mi billetera.

Ya en mi destino bajo del taxi le pago y le dejo propina, y me quedo unos segundos apreciando la hermosa estructura, esta tiene unas bellas letas de vidrio con luces en el interior que forman "CRISTAL PALACE" y los demas es una verdadera obra de la arquitectura, hay cristales haciendo de pared y hermosas vigas de madera blanca pulida sosteniendolos, ademas de ladrillos pintados de blanco alrededor de la puerta y dentro de la estructura, en resumen, un enorme salón lleno de vidrio y muchas luces.

Un hombre me recive y me da la vienbenida mientras busca mi nombre en su libreta par luego llevarme a la mesa donde espera mi cliente.

Admito que es un hombre bastante bien parecido, tiene unos bellos ojos café, una mandibula simetrica, cabello oscuro medio largo, de unos 30 años mas o menos. Lleva un traje negro con una camisa blanca planchada perfectamente, es un hombre muy elegante.

Pintando sueños Where stories live. Discover now