Capítulo 7: La Profecía (Segunda Parte)

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 El llanto de Sofía se hizo más fuerte al soltar el hilillo de vida y grandes maldiciones fueron lanzadas a los vientos ¿Qué le quedaba? Simplemente nadie, el que fue su padre, su maestro, su amigo y protector, pero ahora se había ido de su lado como una hoja al viento. 

—Yo...— dijo al posar ambas manos sobre su endurecido pecho— Yo... he visto tu alma y he de juzgar tu destino— el llanto lograba hacer que sus labios temblaran y le faltara oxígeno, lo que le llevo a respirar de forma ruidosa— Fuiste un padre excepcional, un amigo incondicional y el mejor protector que alguien pueda tener... si pudiese tener un deseo, sería que siguieras a mi lado. 

Ahogándose con su propio llanto, extendió sus enormes alas, recibiendo un pequeño halo de luz dorada sobre ella, podía escuchar la fiesta y los aplausos proveniente de los cielos, en espera de recibir a un héroe, un ángel. 

—Ve en paz mi querido Bastien, te esperan tus compañeros y nos reuniremos nuevamente, cuando esto termine— finalizó al presionar un poco el pecho, observando como el alma de su compañero se desprendía del cuerpo, regalándole una sonrisa— Adiós, Bastien....

 Con una sonrisa por su parte, observó como este ingresaba a los cielos y su cuerpo era desintegrado con hermosas plumas que el viento arrastraba, llevándose consigo la esencia de su perfume y unas últimas palabras "gracias" que resonaban en su mente. Si antes había dicho que estaba sola, ahora era completamente cierto, lo había perdido y todo por su culpa.  

—Maldito Lucifer— murmuró al bajar un poco su mirada, dejando que sus rubios cabellos cubrieran sus ojos. El silencio dio paso a que el viento volviese a despeinar sus cabellos mientras se levantaba, la ira comenzaba a recorrer cada vena de su cuerpo junto con el deseo de venganza— Tu muerte no será en vano, Bastien. 

Tensando su mandíbula, se frotó los ojos con su brazo derecho, en un intento de quitarse los restos de lágrimas ¿De que servía llorar cuando el causante de su muerte estaba riéndose en el campo de batalla? Solo había una salida de todo esto y era derrotarlo en su propio  campo de juego. 

—Que los ángeles juzguen mis actos— recitó al tomar la espada de Bastien, la cual no se había ido con las plumas, llevándole a retirar los cabellos de sus ojos, dejándose ver una mirada completamente gélida como la de su protector, salvo por una pequeña diferencia, ahora eran dorados como el sol— Que yo, tomaré la justicia con mis manos... 

La lluvia que una vez creaba disturbios, ahora había cesado por completo, dejando un cielo grisáceo libre de nubes oscuras, los vientos que mecían árboles, se convirtieron en suave y gélidas brisa que solo servían para refrescar el ambiente.

 — ¿Entonces solo quedan dos pequeños ángeles? — Comentó un aburrido Lucifer al agitar de forma vaga su lanza contra las espadas de los dos ángeles quien intentaban lastimarlo de alguna forma— ¿Enserio? ¿Me lo dejarán así de fácil? 

—No— alcanzó a escuchar, cuando recibió el inesperado impacto del Arcángel quien lo llevó contra el suelo, ocasionando que en medio del impacto se elevara una gran nube de humo y escombros.

—Vaya...— comentó lucifer al realizar fuerza con su lanza, contra la enorme espada de Sofía, quien se mantenía encima de él— ¿necesitaba matar al tonto ese para que reaccionaras? Dime pequeña... ¿Qué se siente que te lleven a los cielos con un amor imposible, y luego destruyan tu mundo?

—Lo mismo que sentirás cuando te regrese a tu asquerosa madriguera. 

Recibiendo un golpe en su abdomen por parte de Lucifer, este aprovecho las fracciones de segundos para levantarse y contra-atacar el siguiente golpe de Sofía que iba directo hacia su sien. A los ojos de cualquier espectador se podía observar como las energías por parte de ambos —Un campo violáceo cubría el cuerpo de Lucifer, mientras que uno dorado adornaba la silueta de Sofía— chocaban entre sí al compás del filo de ambas armas letales.

El Último ArcángelNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ