───❛❛Estamos hechos de la misma materia que los sueños.❜❜
[...]
Tal y como lo musitó Muzan Kibutsuji;
"-La audacia de la princesa la llevó a su propia ruina. Aún dormida el tiempo correrá para ella, cuando todas sus hebras doradas, iguales a los ray...
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Narrador Omnisciente.
-¿Qué pasará con la niña -preguntó Shinjurō.
-Eh pensado que puede convivir conmigo, con mi familia. -Habló el niño de nueve años.
-Pienso que Kurohiko no está de acuerdo
-En efecto Urokodari, Oyakata-sama le pido por favor que me permita ser tutor de Asa Akihoshi, -pidió el actual Pilar de vida, arrodillándose ante el niño-. Quiero cuidarla y entrenarla, será mi Tsuguko, no puedo imaginar que la hija de mi maestra esté con personas desconocidas para ella.
-Estoy seguro que Amaya-san hubiera estado de acuerdo en que tu cuidaras de su hija, pero creo que podemos dejar que la pequeña Asa decida, si estamos de acuerdo todos. -Dijo tranquilamente-. Kanae-san, la has estado cuidando estos días, ¿podías traerla?
-SiSi, pero antes; la pequeña parece una roca, a pesar de tener seis años no juega, no come sin que se lo pidan, mucho menos habla, me preocupa bastante... vio tantas cosas malas y...
-Lamento la interrupción. -Corto el Pilar de agua, interrumpiendo a la pilar de flores-, pero desde que nos informaron sobre la muerte de Amaya Akihoshi me eh preguntado; ¿Por qué Muzan Kibutsuji no asesinó a la niña, teniendo la posibilidad? -todos los pilares presentes miraron expectantes al nuevo patrón, demostrando que tenían la misma duda.
-Oh, les contaré la historia que mi padre me relató antes de morir. -Comenzó a hablar el pequeño Kagaya-. Hace exactamente cuatrocientos años atrás se logró encontrar una debilidad en Muzan, aunque sonara loco y poco probable esta era, una mujer, como bien sabemos es imposible que nuestro enemigo sienta amor, cariño y sentimientos buenos, sin embargo esta vez lo estaba haciendo, se había enamorado perdidamente de una cazadora, Aiko Akihoshi, la quería para él, sin embargo ella estaba comprometida con alguien más; Yorīshi Tsugikuni, el único en manejar el estilo de respiración solar, él falleció antes de poder conocer a su primer hijo, dejando así al apellido Akihoshi aparecer durante años. Muzan al saber que nunca podría tenerla, cayó en el odio y rencor llegando al punto de matarla él mismo, asesinando a todos aquellos descendientes de esta familia. Aiko era una joven de piel clara, ojos amarillos como dos grandes estrellas, su cabello del mismo color, dorado y brillante, como un sol viviente. Como ya habrán deducido, la pequeña Asa es la viva imagen de la mujer que logró debilitar a Muzan hace cuatrocientos años, quizá por esa razón es que la dejo solamente a ella con vida, pues le recordó a su anterior sol.
Todos los pilares mantenían un rostro impresionado, a excepción de Himura Kurohito, actual Pilar de vida, el cual conocía la historia de memoria.
Antes de que cualquiera pudiera decir algo, el niño de cabellos negros continuó hablando;- Según se sabe, Aiko manejaba la respiración lunar, nadie nunca supo cómo fue posible, así continuó dejando el legado de ambas respiraciones a todas las generaciones posibles. Sin embargo se fue comprobado que aquellos descendientes de la familia Akihoshi eran capaces de manejar ambas respiraciones, así creando la respiración de vida. -Ubuyashiki miró atento a Himura-, ¿podrías explicarnos sobre esta, por favor?
-Por supuesto, -respondió el castaño, empezando a relatar-. Todo lo que mi maestra me comentó; con la respiración de vida es posible manejar el estilo lunar y solar, representando así al sol como vida y a la luna como muerte. Y como todos los rumores comentan, los Pilares de vida si son capaces de convertir a un demonio en humano, luego de exterminarlo. He sido testigo de eso, mi maestra lo realizo, sin embargo yo no lo he hecho, y mucho menos eh querido probar. -Soltó sorprendiendo a todos-. Las posturas de la respiración solar son capaces de dar una muerte tranquila si así se desea, y para poder convertirlo en humano este debe de tomar de la sangre del Pilar, estando el demonio consiente, nunca se ha logrado, ya que un demonio no puede ser tranquilo a la hora de probar sangre de un humano, sin embargo las posturas lunares son más mortales, pero se los puede convertir simplemente si la sangre del cazador toca el cuerpo moribundo del demonio. Yo actualmente no he logrado manejar perfectamente la respiración solar a diferencia de la lunar, el entrenamiento es muy difícil, -relató recordando aquel entrenamiento por el que había pasado-, pero no imposible.
-Exactamente por eso es que la familia Akihoshi es considerada la familia Real. -concluyó Kagaya, observando como una pequeña rubia se dirigía hacia ellos siendo guiada por dos Kakushi-, y así la pequeña Asa a tomado el título de princesa.
Cuando la pequeña rubia estuvo enfrente de todos, dio una leve inclinación ante el pelinegro.
-Puedes ir con el que más segura te sientas. - Comento el "Patrón" dándole una leve sonrisa.
La pequeña no dudo ni un minuto cuando reconoció al antiguo alumno de su madre, corriendo a él, sujetándolo de su haori plateado, empezando a sollozar.
-Ara~ ara~, esa ha sido la más grande demostración de emociones que ha dado hasta ahora. -Soltó Kanae con una sonrisa.
-Creo que acaba de decidir. -Habló el azabache, sonriéndole al castaño-, espero que todo prospere, la princesa siempre será bienvenida aquí.
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Ambos caminaban en silencio, la pequeña rubia aún sujetaba del haori del mayor.
-¿Qué... qué pasará ahora? -hablo por primera vez.
-Yo me encargaré de cuidarte y entrenarte para que ocupes tu lugar. -Respondió el joven.
-¿Entrenarme? ¿Mi lugar? -Cuestionó, causando que el castaño se detuviera.
-Pequeña princesa, tu te convertirás en la siguiente Pilar de vida.
-¿Matar... demonios? -preguntó mordíendose levemente los labios.
-Si, ¿no quieres?
-Si quiero, pero... para devolverles la vida de humanos, mamá decía que cada demonio merece una segunda oportunidad.
"Amaya-sensei, siempre pensando en todos, al final logró que su hija pensara igual, lamentablemente conmigo no pudo." -Pensó para si mismo mientras le sonreía a la niña de seis años-. Entonces te entrenaré para que los salves.
-Los salvaré.
Himura la cargo y empezó a caminar con ella en brazos, la entrenaria, cuidaría y amaría, tal y como su maestra había hecho con él. Pues ahora lo único que le quedaba era aquella princesa, su pequeña princesa.
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